¿Es inevitable el fracaso para tomar conciencia del suelo que se pisa?

Cuentos nacidos del desafortunado destino. Seres ciegos de poder, ansiosos de la sensación idolatrada del éxito. Vulgares seres de escasos recursos que se hunden en su miseria deshonrada por ellos mismos.

Ancianos encarnando el subconsciente, desvelando caminos errados y arrancando del sueño al remordimiento. Danzas oníricas de bonita fatalidad que se hacen banales por no sudar el merecido estatus emocional. Risibles anécdotas del que pensarán y orgullo de vacías experiencias que sonrojan el alma propia.

Mizoguchi nos da esperanza y nos devuelve al camino. Segundas oportunidades podrían ser válidas a pesar de las heridas del sonrojante pasado.

Cuentos de la luna pálida es una historia de cobardes huyendo del verdadero frente. O quizá sea de valientes desubicados. De cualquier manera, que forma tan elegante de contarlo con la cámara.