El Tarantino más Tarantino de todos. No niego que disfruto mucho lo que Tarantino logró en sus películas de Kill Bill, las cuales son un auténtico collage de referencias y estilos narrativos que el bueno de Quentin aprendió amar desde joven, por eso no es raro encontrar una mezcla entre el western a nivel de temática narrativa o musicalización junto al cine oriental de artes marciales como elemento visual. Otro punto que me encanta del filme es el diseño de personajes, desde una entregada Uma Thurman como sombra vengadora hasta cada uno de los integrantes de la banda dan un estilo e interés único al filme. Y es que Tarantino estaba en su punto alto cuando rodó este tipo de ofrenda al cine que él ama. Realmente creo que este vol 1 de Kill Bill tiene el segundo mejor inicio de la filmografía del director de una vez enganchando al espectador con lo que sería un supremo plato de venganza frio, sumo esto brillantes escenas de peleas, coreografiadas y rodadas con total maestría. Es cierto debido a su influencia de algunas películas orientales Kill Bill le da la oportunidad a Quentin de liberar su versión más sangrienta de todas.Pero eso en Kill Bill no me parece particularmente molesto, al contrario creo que calza a la perfección con la propuesta. En todo caso, y gustándome lo que me gusta este filme creo que esas secuencias como la historia de O Ren Ishii (soberbio homenaje al anime), la pelea bajo la nieve o la escena de los Crazy 88 son genuinas obras de arte del cine moderno. No puedo irme sin elogiar la banda sonora del filme, la cual no tiene desperdicio alguno ni dentro ni fuera del filme. Lo confieso, Tarantino dio conmigo con estas Kill Bill, de su filmografía es sin duda las cintas que más disfruto repetir. Por cierto el plot twist del final es simplemente un asomo de genialidad de como mantener el interés para el vol 2.