“Martyrs” es una obra novedosamente repugnante, a ratos intriga, a ratos thriller, a ratos terror sobrenatural y en todo momento asquerosamente gore. Poco se puede decir sin desvelar una historia llena de sorpresas, con logrados e interesantes giros y recontragiros, cuyo único defecto es que para dar las dos o tres campanadas que tiene, empieza proponiendo unos preliminares llenos de lugares comunes y situaciones conocidas que provocan una tendencia al “buah, esto ya lo hemos visto… voy a ver qué pedorro/a viene hoy al Sálvame de Luxe”. Si vencemos esa tentación, nos iremos metiendo poco a poco en una historia para la que la palabra ´sórdida’ se queda pequeña, llena no sólo de sustos sino también de sorpresas de largo recorrido.

Pocas películas consiguen sorprender al espectador hoy día, lo que es normal porque cada vez va habiendo más la sensación de que ya está todo dicho y contado, y las obras que encuentran un tema novedoso o una sorpresa sorprendente suelen estiraaaaar la trama para rellenar hora y media de película con ella. “Martyrs” no. “Martyrs” está hecha con la suficiente creatividad y habilidad para evitar los minutos de basura o relleno, todo en ella es chicha (no es un chiste fácil).

No es una película para destacar actores, efectos o diálogos memorables, es una película para quedarse con la boca abierta con la osadía y el atrevimiento. Si os da repelús la sangre no la veáis (por muy buena que yo diga que sea, pasareis un mal rato de manera innecesaria)… pero si no, dadle una oportunidad (el impagable duelo entre Nacho Polo y Victor Sandoval lo podéis ver repetido en los Sálvame diarios).