Haz click aquí para copiar la URL

El hombre del brazo de oro

Drama Frankie Machine, un hombre con talento musical, sale de la cárcel y, además, consigue dejar la heroína. Su principal problema será encontrar un medio de vida honrado y evitar las drogas y el juego. (FILMAFFINITY)
<< 1 4 5 6 7 8 >>
Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
9 de diciembre de 2019
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Regreso al viejo barrio

En este momento del regreso se pueden atisbar algunas características de la película. Por un lado la esmeradísima dirección artística que emula a la perfección un barrio suburbial, si bien se trata en realidad de los estudios RKO de Hollywood. El ambiente y la iluminación son intensos, proporcionando una agobiante atmósfera no muy lejana al expresionismo alemán. Pronto veremos también cómo cada vez que Frankie trata de encauzar su camino, algo o alguien se interpone para trabarle el paso. Esto hace que El hombre del brazo de oro tenga cierto espíritu también del fatalismo propio del cine negro.

*Malas y buenas compañías

Uno de los obstáculos que tendrá Frankie para su rehabilitación serán algunas personas de su entorno. Una de ellas será su antiguo camello, Louis (Darren McGavin), quien ejercerá sobre Frankie su nada desdeñable poder persuasivo para lucrarse a su costa proporcionándole dosis. Por su parte Schwiefka (Robert Strauss), un siniestro personaje que colecciona actividades ilegales, quiere recuperar a Frankie para que participe en sus partidas clandestinas de cartas; estas timbas, que pueden extenderse durante más de 24 horas, son una auténtica antesala de la droga a causa de su turbio y exasperante ambiente.

Incluso personas que deberían ser desinteresadas con él, como su esposa Zosh (Eleanor Parker), se muestran egoístas y reacios a la nueva vida que Frankie quiere emprender. El propio Frankie, aunque trata de redimirse, tiene un pasado escabroso. Adicciones aparte, dejó a su mujer en silla de ruedas en un accidente de tráfico en el que él conducía borracho. Hay un par de personajes que se muestran leales y comprensivos con Frankie. Uno de ellos es su amigo Sparrow (Arnold Stang), fiel hasta las últimas consecuencias pero demasiado amigo del latrocinio. Pero sin duda el mayor apoyo que tendrá Frankie será Molly (Kim Novak), un antiguo amor que será un baluarte ante los oscuros tiempos que están apunto de avecinarse.

*Un paso al abismo

En El hombre del brazo de oro las cosas, como era de esperar, no salen como Frankie planea. Su situación económica no es boyante, su mujer juega al chantajeo emocional con él, y el ansia de conseguir una dosis más comienza a aumentar. Frankie no lo sabe, pero su mujer en realidad finge su minusvalía y no necesita la silla de ruedas; sencillamente lo finge para atarlo a ella y manejarlo. Además Louis y Schwiefka no paran de rondarlo. ¿Hasta cuándo puede aguantar un hombre? ¿Cómo evadirse de una adicción?

En la película se deja deslizar la idea de que el entorno ejerce una presión incontrolable sobre el individuo, lo que nos deja una tesis próxima al naturalismo francés; que Frankie recaiga es casi un hecho determinista debido a una mezcla invencible de instintos y condiciones sociales. No obstante, Molly jugará un papel decisivo en lo que puede ser la salvación del alma de Frankie; moviéndose en un terreno colindante entre el amor y la amistad, se convierte en una figura beatífica y protectora.

*Un director valiente y unos actores estupendos

El hombre del brazo de oro es una buena muestra del talento de Preminger y de una de sus mejores virtudes: la valentía a la hora de afrontar temas incómodos. El director austriaco se especializó en los años 40 en película de cine negro como «Laura» (1944) o «¿Ángel o Diablo?» (1945). Con el tiempo iría tratando temas tabú como las drogas (en esta película), las cloacas de la política en «Tempestad sobre Washington» (1962), tribulaciones de la jerarquía eclesiástica en «El Cardenal» (1963)… Incluso fue valiente al querer contratar como guionista a Dalton Trumbo, en aquel entonces apestado por la Caza de Brujas, para su película «Éxodo» (1960). En El hombre del brazo de oro opta por un naturalismo desgarrador y poco complaciente, aunque de dirección exquisita. Para muestra los movimiento de cámara por las calles del barrio.

Frank Sinatra, con El hombre del brazo de oro, realiza uno de los papeles más intensos de su carrera. Refleja con una fidelidad admirable la febril desesperación del drogadicto en pleno síndrome de abstinencia. No vamos a ver chutes tan explícitos como en «Trainspotting» (1996), por ejemplo, pero sí miradas febriles, temblores, convulsiones y sudores fríos. Kim Novak, que llegaría a convertirse en una especie de mito erótico de los años 50, hace un papel interesantísimo que tiene elementos amistosos, amorosos e incluso maternales; es la única persona que se arremanga para sacar a Frankie de la drogadicción.

A destacar también el complejo personaje que hace Eleanor Parker como Zosh, la esposa de Frankie. De un lado es una persona manipuladora y posesiva que engaña a su marido con su minusvalía. Sin embargo es alguien que desprende un aroma a soledad y aislamiento tremendos, heredados de la espera a que Frankie saliera de la cárcel. Nos suscita rechazo, pero también compasión.

Conclusión

El hombre del brazo de oro funciona como intenso drama personal y como crónica de la lucha de un hombre contra un nefasto entorno. Las magníficas actuaciones y la inmejorable dirección artística dan a la película un verismo que nos zambulle sin esfuerzo en un lugar de escasas esperanzas. Preminger desafió con éxito a los códigos morales de la época y puso encima de la mesa, bien visible, un problema terrible pero común. Como guinda, tanto la banda sonora, a ritmo de jazz, de Elmer Bernstein como el diseño de los créditos del gran Saul Bass son extraordinarios.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de enero de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
En la década de los años 50 se cultivó en el cine de Hollywood -y, de forma paralela, en el cine independiente USA-, al calor de los cambios sociales y culturales de la posguerra, y también posiblemente por influencia del cine europeo, una corriente más o menos realista y crítica que venía a ser la respuesta norteamericana al neorrealismo italiano. Esta corriente, que, por no salir del cine coetáneo, puede apreciarse en filmes como "Marty" (1955), de Delbert Mann, o en "Siempre hace buen tiempo" (It's Always Fair Weather, 1955), de Stanley Donen y Gene Kelly, se ejemplifica de una manera ejemplar en esta película de Otto Preminger, que sorprende por su acusada sordidez y por su manera abierta de afrontar un tema tan delicado como la drogadicción, aunque, eso sí, envuelto siempre en unas esperanzadas buenas intenciones que llevan el espinoso asunto al campo, tan "hollywoodiense", de la superación personal.

En realidad, es equivocado ver "El hombre del brazo de oro" sólo como un film sobre las drogas o las adicciones. Es eso, sí, pero es algo más que eso. La adicción, para Frankie Machine (Frank Sinatra en uno de los papeles más arriesgados de su carrera como actor), es el efecto, no la causa. Machine se pincha porque ésa es una de las pocas vías de escape del infierno en el que vive. Y su mundo es un infierno no sólo por el sórdido submundo en el que habita (pobreza, delincuencia, juego, falta de oportunidades laborales) sino también y sobre todo por la culpa que siente por haber dejado inválida a su mujer en un accidente. La droga le hunde aún más en ese infierno de la culpa. Por eso Machine se desintoxica cuando se marcha de ese barrio, lejos de su mujer, y se vuelve a enganchar cuando vuelve al barrio y a su hogar.

En este sentido, el personaje de Eleanor Parker, muy bien interpretado, es terrorífico, porque es absolutamente tóxico: atormenta a Machine desde una posición de falsa víctima, no quiere que Machine cambie, mejore o evolucione, y es, en fin, una auténtica torturadora. Frente a esta mujer desagradable y manipuladora, que vive interpretando un papel, y que hunde al protagonista y a quien se acerca a ella, la película plantea a otra mujer, encarnada por Kim Novak (por cierto, una actriz mucho peor que Eleanor Parker) que, en cambio, apoya a Machine y es un auténtico ángel guardián del atribulado protagonista, ayudándole, por ejemplo, a pasar el síndrome de abstinencia, es decir, a superarse, porque estamos ante una historia de superación de dificultades. Machine es un personaje perdido en un laberinto, laberinto compuesto por muchos elementos en contra (la esposa, la droga, el entorno social, el juego, la falta de voluntad de Machine) y algunos pocos a favor (la amiga interpretada por Novak, o la ilusión por convertirse en un músico).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de agosto de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Muy buena película de Preminger, un director que siempre estaba dispuesto a narrar aspectos sórdidos del ser humano, como la drogadicción o la homosexualidad (hoy en día, afortunadamente, lo de la homosexualidad ha cambiado bastante, aunque en el fondo no demasiado, cuestión preocupante, por otra parte).

Quiso muchos años antes dirigir este film, pero el férreo código Hays no se lo permitió, pues estaba prohibido mostrar en pantalla hechos semejantes. El magnífico y entrañable actor John Garfield iba a ser su protagonista. Sin embargo, mientras pasaba el tiempo esperando que la censura desapareciera murió y Preminger le dió el guión a Frank Sinatra, entonces de capa caída, tanto como actor y como músico.

Le bastó leer una página para aceptar.

La razón fue que el papel era una golosura, y si había suerte significaría (como así fue) su relanzamiento (fue nominado al Oscar como mejor actor por este papel, papel que, por cierto, Preminger se lo prometió al bueno de Marlon Brando, quien no pudo en ese momento pues estaba rodando otra peli y le dijo que esperara.

Evidentemente, Preminger no lo hizo, con el consiguiente cabreo por parte de Brando).

El resultado final es una excelente película a quien el paso del tiempo no ha hecho mella en líneas generales, aunque algunos comportamientos resultan un tanto entrañables si se ven muchos años después.

Excelentes interpretaciones, con Eleanor Parker en el papel de odiosa esposa del protagonista, o el simpático y no muy conocido Darren McGavin, como asqueroso suministrador de droga.

La perfecta y oscura ambientación de los barrios sórdidos de Chicago, aunque no se sabe bien a qué población pertenecen, de lo bien que está rodado el film, dota de un realismo al film francamente encomiable.

Pero lo mejor y que le da vida propia al film es la soberbia banda sonora del maestro Elmer Bernstein, a base de melodías de jazz.

Una película que ha pasado por varios motivos a la historia del cine, entre otras por la escena en que se ve (bueno, más bien se entrevé) cómo se pincha un drogadicto, algo inusual hasta entonces.

https://filmsencajatonta2.blogspot.com/
Baraka1958
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de noviembre de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástica: Cada uno de los actores descollaron en sus personajes, Frank Sinatra, realmente, como decimos en Buenos Aires; se las sabía todas. Película de primerísimo nivel, película del gran realizador Otto Preminger que pone de manifesto toda su sabiduría, Muy bien recreado el ambiente del vicio, del bajo fondo de la gran ciudad, es un film donde se dio todo todo perfecto, si hasta se puede decir sin temor a equivocación alguna, que cada uno de los siete u ocho personajes fueron principales, todos se lucieron y contribuyeron para que la narración fuera clara y ejemplar. Quedé tan impresionado que me dan ganas de volver el tiempo atrás para poder ir a verla con un grupo de amigos a una sala y luego cenar y de sobremesa comentarla, para disfrutarla nuevamente.
hji
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de agosto de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así describiría este filme arriesgado, atrevido, intrépido y calculado en el devenir de los acontecimientos.
Grandes interpretaciones y un ambiente ofuscado que poco a poco va incrementándose al tiempo que desenmascarando matices importantes.
Gran trabajo del musico Elmer Berstein quien, atrevido, osó proponer al director un clima que luego él mismo creó, sin lugar a dudas, como gran protagonista de la obra. Magnifica.
End Titles Blog
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 4 5 6 7 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow