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La leyenda del pianista en el océano

Drama Desde finales del siglo XIX, se producen emigraciones masivas a los Estados Unidos. A bordo de lujosos trasatlánticos, además de elegantes burgueses, viajan también emigrantes. Danny, el maquinista del Virginia, encuentra a un niño abandonado sobre un piano, lo adopta y le impone el nombre de Novecento ("siglo XX" en italiano). El barco es el hogar del niño, y los pasajeros, sus ventanas al mundo. Tras la muerte de Danny, alguien ... [+]
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
26 de abril de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta ocasión Tornatore presenta con este film una historia para nada convencional, menos intimista y humanista que algunas de sus otras producciones. Mostrando y destacando la vida de un hombre, nacido, criado y vivido en un transatlántico. Con un don único y para nada despreciable, un maestro del piano, algo innato.

Un siempre carismático Tim Roth da vida a este individuo, que tiene por mundo ese enorme barco, que nunca en su vida ha pisado tierra firme, que ha ido y venido por el océano atlántico una y otra vez, un tipo con una gran historia para contar, con una gran vida vivida.

Como segundo personaje en importancia se encuentra Max (Pruitt Taylor Vince), el cual encarna a un trompetista que fue músico acompañante de Novecento durante la estadía de éste en el barco. Él funge como relator del film, es el hombre que nos guía en la vida del pianista, de su leyenda.

Destacar de la película el uso constante de la música, eje fundamental de la misma, Ennio Morricone se luce (como tantas veces) con unas excelentísimas piezas musicales. Actuaciones correctas por parte del elenco, así como el uso de lo visual y la utilización que hace el director de estos elementos.

La Leyenda del Pianista del Océano, o simplemente La Leyenda de 1900, se aleja de las mejores obras de Tornatore, pero es una película exquisita (como todas las de este director), que se disfruta en gran medida, un increíble relato donde la música, la amistad y el sentimentalismo se mezclan, donde alguien no se aleja ni olvida de donde es.
10P24H
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13 de agosto de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prestigioso director italiano nos regala una de sus habituales bellas historias.
Si en "Cinema paradiso" creaba una oda a la vida a través del cine, aquí es la música la que supone el pilar del argumento y del protagonista prácticamente desde que nace.
El director recrea muy bien su relato, con una excelente fotografía y puesta en escena, siempre con la música como telón de fondo, con partitura original del maestro Ennio Morricone.
El reparto internacional lo encabeza un Tim Roth en su mejor época, bordando un personaje realmente atractivo.
El film tiene también un sentido del humor muy peculiar, con momentos divertidos como cuando toca una pieza en plena tormenta en el mar.
La amistad entre los dos personajes principales es un bello elemento más en este precioso cuento musical, donde el arte es la válvula de escape cuando la vida es demasiado aburrida y solitaria, incluso siendo así por elección.
El duelo de piano es espectacular. Aunque toquen seis piezas completas entre los dos, no solo no cansa sino que es la mejor secuencia de todas.
Tiene tanta expresividad en sus silencios como en sus diálogos. Te hace pensar sobre nuestra propia existencia, con sus metáforas y reflexiones.
¡Una auténtica gozada cinéfila!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
i42poloj
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13 de enero de 2021
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El siempre emocional y nostálgico Giuseppe Tornatore, con una carrera marcada para siempre con títulos imborrables como “Cinema Paradiso” y la inolvidable “Malena”, adaptó la obra “Novecento” de Alessandro Baricco, para la gran pantalla y convertirla en algo ya no nuevo de su cine: en un recordatorio de los viejos tiempos en que pasado y presente se confabulan en un cáliz emocional de recuerdos y emociones.

Si “Cinema Paradiso” era, en su contexto histórico, la cronología social y política a través de los ojos de un niño, un proyeccionista y un viejo cine de pueblo, aquí nos adentramos en el corazón de un transatlántico, el Virginia, y sus constantes viajes de ida y vuelta a través del Océano, y con la incesante música del pianista Novecento (Tim Roth) que toca para para ricos y pobres. Su llegada misteriosa en el barco y su educación en alta mar lo convierten en un personaje un tanto peculiar, conocedor del destino de los hombres y temeroso del suyo propio.

Como es habitual en las películas de Tornatore, la música, la fotografía, el humor y la lagrimita no faltan a lo largo de un metraje (que como en el caso de “Cinema Paradiso”) fue extendido de su estreno internacional de dos horas a casi tres. No obstante, la película nos brinda secuencias inolvidables como el duelo a piano entre el protagonista y Jelly Roll Morton (interpretado por Clarence Williams III).
Natxo Borràs
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22 de agosto de 2023
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El viaje de un joven pianista talentoso y brillante cuya casa es un gran trasatlántico con dos grandes amigos, Max un trompetista amigable, decente y sencillo, el otro gran amigo por no decir el mejor, el océano mismo, en perspectiva general “La Leyenda Del Pianista” centra su hilo argumental en el joven músico que a bordo del gran Virginian acompaña con sus notas los miles de inmigrantes que persiguen el gran sueño americano, movimientos migratorios importantes característicos del comienzo del Siglo XX y acrecentado posteriormente por las dos guerras mundiales; de este modo la película esta sumergida literalmente en retorica de tristeza, desolación y profunda soledad al menos desde mi particular punto de vista y sinceramente excesivo, el océano es la representación universal de la infinidad terrenal, como el espacio es a los científicos, el océano es la fuerza de tranquilidad, lejanía y melancolía de poetas y mortales, ahí que el Atlántico adquiera poder narrativo en esta cinta, Tornatore transmite como la melancolía puede ser el motor de vida de un ser humano y no estar desprovisto de sentido, cada quien consigue el norte a seguir por los medios que le convenzan, siempre y cuando sea viviendo en armonía, en paz y fraternidad.

El dilema del film es bastante interesante y es digno de estudio de la sociología moderna sobre todo cuando se refiere a las razones subyacentes que motivan las migraciones, si extrapolamos estas causas a términos puramente biológicos, los mamíferos se trasladan a nichos con recursos de mayor cantidad y calidad, un ejemplo clásico es el movimiento de las grandes ballenas azules en época de verano en busca de Kril y distintos crustáceos; los humanos no diferimos mucho de eso, las grandes migraciones humanas son siempre a lugares con mayor densidad de ofertas económicas que permitan de cierto modo vivir mejor, ejemplo clásico de sociología moderna las grandes olas de centroamericanos a Estados Unidos o la tragedia del “Paso del Darién”, entonces asimilando esto el gran Virginian se encarga de trasladar grandes movilizaciones de ricos y pobres a favor de un gradiente económico, la paradoja del film radica en que “Novecento” el prodigio de pianista va en total asincronía con la convencionalidad del movimiento previamente explicado y es ahí donde nutre en esencia su poder narrativo, Novecento es un artista triste, solo, miedoso y reservado, la música es su pasión y el mar su único consuelo, así ha habido grandes artistas a lo largo de la historia de la humanidad, lo que inevitablemente me llega a concluir que la tristeza y el dolor son potente motivadores de arte, por ende de belleza, contradicción en términos pero no deja de ser realidad que la oscuridad fue, es y será un catalizador de acciones humanas provistas de grandes riquezas; grandes genios en la historia de la humanidad han tenido depresión y no es un crimen afirmar semejante cosa, a luz de descubrimientos modernos, La Melancolía es una gran aliada de los artistas.

Tornatore sabe acompañar bien la historia con partitura escrita por Morricone un gran colaborador del director italiano, esplendorosa, mágica y a cierto modo triste también la música colinde con la historia y el resultado es la redundancia de lo que venimos diciendo, tristeza y soledad, propuesta que a mi como espectador me resulta excesiva pero no dejo de agradecer las grandes películas que inmortalizan la visión de nosotros y visibilizan todos y cada uno de nuestro sentimientos, a fin de cuentas, es el océano interno que todos llevamos adentro.
Cepeda
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6 de junio de 2024
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No entiendo que le ven a esta "obra de arte" para tanta elevada puntuación, un sentimentaloide sin sentido que más parece un cuento Disney, sin ningún tipo de credibilidad desde los pocos minutos de desarrollo de la película.

¿Quién puede creerse que un mecánico pueda recoger a un bebé perdido, todos sus compañeros ser cómplices que no sólo lo alientan para que se lo quede, sino que además pueda cuidar de él, alimentarlo atenderlo y educarlo allí en el crucero a escondidas, mientras tiene que seguir cumpliendo en su empleo, con las penosas condiciones laborales de la vida en el mar de este duro sector y más en esa época de comienzos del siglo XX?

La película es una milonga de las grandes y de lento peregrinaje por la pantalla, aunque apta para todos aquellos que sean pasionarios de películas aburridísimas que pretenden transmitir profundidad.
Trim Belaurde
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