Callejón sin salida

Agobiante y angustiosa película en la que todo sucede en una sucia y degradada calle de Nueva York para hacer una denuncia social de ricos y pobres, de guapos y feos, de lo bonito y lo denigrante.
Como un juego entre blanco y negro, el director narra esta historia de fracasados de manera magistral.
Por desgracia es la historia de nuestro mundo que se repite una y otra vez, los que nunca tendrán una oportunidad para salir del lodo y los que lo tienen todo y más, de manera muchas veces obscena, solo hay que mirar a los archimillonarios de hoy en día y la pobreza más absoluta en muchos países del mundo
Como me dijo un buen amigo hace años cuando yo me quejaba de la ias injusticias de la vida y la sociedad "es que la vida no es justa"..

Trágica muestra ,aunque muy teatral de la vida en los bajos fondos.
Destaco la fotografía y los decorados muy detallados, alguna incoherencia como ponerse a tejer bajo un puente oscuro y tonterías así sobraban para mi gusto. El guion tampoco me ha parecido destacable pero en general la moraleja de que no todos juegan en la vida con las mismas cartas queda plasmada claramente.

The Dead End Kids fueron un grupito de chavales que rodaron varias películas (Angeles con caras sucias, Hicieron de mí un criminal y esta, entre otras) a finales de los años 30 del siglo pasado, interpretando siempre a chicos de barrios marginales, futuros delincuentes de los Estados Unidos de América. Maleantes sucios con navajas y una carrera delictiva en ciernes.
Esto suena muy bien, si no fuese porque son una inhumana pandilla de pringaos, cuyas frases son ridículas hasta el enrojecimiento facial y sus actos delictivos dan vergüenza ajena, véase:
uno se agacha detrás de Mengano para que el coleguita le empuje y caiga al suelo,
se dan collejas unos a otros,
se levantan la mano,
corretean,
queman papeleras,
se meten con los ancianos
y continuamente dicen gilipolleces de niñatos excitados, escenificando las gracietas.

En definitiva, abertzales peligrosos.
Mi amiguito Juanín les escupiría en la cara.

A parte de esto, la peli es una especie de obra de teatro mal rodada en la que participan Humphrey Bogart con un brazo de madera y otros señores.
La trama se presenta en plan trágico, cuando en realidad no llega ni a drama. Tampoco es cine negro, ni mucho menos intriga. No es nada más que un poco de humo intentando condensarse en denuncia social para solidificar definitivamente en obra maestra, pero sólo consigue expandirse hasta desparecer de las páginas de la enciclopedia cinematográfica.