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55 días en Pekín

Aventuras China, año 1900. Las embajadas extranjeras en Pekín deben hacer frente a la sangrienta revuelta nacionalista desencadenada por los boxers, que se dedican a asesinar cristianos. Dentro de un recinto amurallado, el embajador inglés se une a los miembros de otras delegaciones en un desesperado intento por resistir el asedio. (FILMAFFINITY)
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
2 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena muestra de superproducción histórica propia de los años 60. Se nos cuenta la rebelión de los boxers en China, un episodio no demasiado conocido por el público en general.
Como mandan los cánones, está protagonizada por grandes estrellas del Hollywood de la época, los decorados son grandiosos y aparecen muchos extras. Todo ello de manera artesanal y con gran trabajo, no como ahora que todo se hace por ordenador de forma sencilla y cómoda.
Su larga duración está también justificada para detallar el episodio histórico y narrar todas las vivencias de los personajes, entrelazados con el entorno bélico que les tocó vivir en esta situación.
Una buena película más en la filmografía de Charlton Heston, un actor popularísimo en su momento y que ha quedado en la memoria colectiva del mundo del cine.
i42poloj
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9 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y eso se nota en todo, los escenarios son magníficos, una buena historia, grandes actores.
Lo primero que me vino a la cabeza después de verla, pense es una versión de Álamo. Pero sin duda la mejora en todos los aspectos, en espectacularidad, en que la historia aporta más en todo, entretiene desde principio a fin. Tiene un ritmo alto,tiene miles de extras, tiene acción a raudales y sobre todo tiene grandeza. Superproducción que a dias de hoy sigue entreteniendo y sigue teniendo su encanto. Un placer.
Megustaelcine
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8 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambientada en el año 1900 en una China convulsionada por una revuelta nacionalista encabezada por los boxers que comienzan a asesinar a todos los extranjeros, esto encenderá la alarma de todas las embajadas asentadas en ese lugar que deberán unirse junto a sus soldados de las principales naciones europeas para resistir los ataques en una Pekín amurallada y sitiada. A pesar de los años hay una gran producción y ambientación siendo el film muy entretenido durante las dos horas y media de su duración. Las actuaciones son muy buenas destacándose por sobre todos un siempre elegante y aristocrático David Niven componiendo a un embajador ingles que se rehúsa a huir. Junto a él se encuentra Charlton Heston, quien a mi juicio nunca fue un gran actor a pesar de haber actuado en películas épicas, aquí esta correcto como un mayor estadounidense que es la contracara de Niven. En un papel de menor relevancia se destaca Ava Gardner ya en franca decadencia. Para ver y pasar un rato muy agradable.
gustavof42
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27 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista ahora,más allá del valor sentimental, 55 DIAS EN PEKIN conserva todo el vigor del cine épico de los sesenta. La mirada, lógicamente, cambia con el tiempo y se detiene en otros detalles: todavía me impresionan las batallas legendarias y los decorados portentosos, pero me interesan mucho más los dramas individuales. Me seduce la elegante interpretación de David Niven , flemático en la forma y apasionado en el fondo; me asombra la arrogancia vulnerable del héroe Charlton Heston, duro por fuera y blando por dentro...y desde luego me cautiva la turbadora presencia de Ava Gardner, baronesa de enigmático pasado que nunca puede resolver.
Pero también, por encima de estas pasiones, hoy me conmueve especialmente la hija china del soldado americano. Personaje bisagra atrapado entre dos culturas, sus ojos rasgados parecen querer atravesar la pantalla para pedir un poco de cordura. Para ella no hay buenos ni malos, sólo padres perdidos en batallas que no entiende ni quiere entender. Con ella descubrimos la locura de la guerra y la violencia de la epopeya. Y sobre todo, con ella nos adentramos en el trágico reverso de la historia, esa otra historia que nunca aprendimos en los libros sino en las grandes películas de nuestra infancia.
En aquella adolescencia en blanco y negro, es lógico que una superproducción como 55 DÍAS EN PEKÍN, causara sensación. Quizá los detalles de la historia no quedaran grabados en la memoria, pero sí sus impresionantes decorados, sus excitantes batallas, sus arrebatadoras pasiones, toda esa multitud de extras de carne y hueso moviéndose a coro en perfecta sincronía. Y sobre todo, su exótica y peculiar reinvención de la China colonial, expresamente reconstruida a la medida de nuestras fantasías occidentales.
Empecé a dirigir teatro, aquella fastuosa película nunca olvidada reapareció en mi vida con fuerza singular. Ensayábamos EL PRINCIPE DURMIENTE, de Terence Rattigan, y para redondear el espectáculo necesitábamos un vestuario lujoso y de época, como mandan los cánones y el texto. Una y otra vez me venían a la mente los elegantes trajes del embajador británico en Pekín, los impecables uniformes de los oficiales, los chalecos, los zapatos, las botas, las sedas, los sombreros, los vestidos de Ava Gardner, el vestido blanco y el collar precioso de Ava Gardner...¿Sería posible conseguir algo parecido para mi montaje? La experiencia demuestra que nada es imposible: cuando descubrí que el auténtico vestuario de 55 DÍAS EN PEKÍN dormía en los talleres madrileños donde fue confeccionado, no cejé hasta lograr alquilarlo. Todavía me estremezco al recordar el prodigio.
Juan Carlos Pérez de la Fuente.
SergioRoiz
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24 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La producción es difícilmente superable: Grandes escenarios, montones de extras, colorido, sonido, actores majestuosos... En fin, a la usanza del cine que no escatimaba plata.

Pero en adelante... La introducción a la historia hace aparecer a los chinos como un pueblo bárbaro, y a los boxer como a unos guerreros desalmados, sin principios. Olvida convenientemente Ray contarnos qué fue lo que pasó no digo en las décadas previa sino en los años previos. Mirando un siglo después la historia es evidente la fuerza de ese pueblo para sobreponerse a la casi desaparición de su país en manos de las ocho potencias que se repartieron toda la costa pacífica y aherrojaron a los pobladores a más no poder.

Después viene el nudo de la película. Hace recordar esas detestables películas del viejo oeste donde los indios además de detestables son incapaces, frente a la donosura de los soldados gringos. Para empezar, el papel de Estados Unidos en el asunto es marginal, pero pareciera ahora que sin ellos nada hubiera salido bien para los intereses de las otras potencias. Hace recordar una frase de Los americanos, de Piero, que dice algo así como que lo malo de Napoleón en Waterloo fue no haber contado con los americanos.

El final, no es el final. La entrada triunfante realmente fue como especie de llegada de Atila sobre Roma, pero censurada por el director. No cuenta cómo fueron los días siguientes para los atribulados chinos.

En fin, hay que verla para reafirmar que la historia la escriben los vencedores... Aunque ahí no terminó la historia como lo vemos hoy cuando se hace patente la frase de Napoleón que recuerda la película (aunque algo remendada para justificar las atrocidades de las potencias): China es un gigante dormido.
Edmundo
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