Vidas al límite

Es indiscutible que las interpretaciones son buenas, la ambientación, la fotografía... Para cualquier actor los personajes extremos son un goloso caramelo, y Christian Bale sabe sacarles todo su jugo.

"Vidas al Límite" además es sucia, despiadada, con una historia trenzada en torno a la mentira, el engaño; esa supervivencia sin valorar los daños, donde su director David Ayer ha puesto el énfasis buscando únicamente el desconcierto del espectador, con algunas secuencias enarboladas para lograr un violento efecto pretencioso.

Ni el siempre afinado e interesante trabajo de Christian Bale, ni el esfuerzo de Eva Longoria en un personaje que no tiene ni pies ni cabeza (¿alguien se cree que una abogada culta y sensata esté enganchada con un tipo sin oficio ni beneficio como Mike?) ni el encanto y talento de Freddy Rodríguez (un actor la mar de interesante) pueden salvar del desastre a Harsh times.
Está claro que David Ayer conoce el mundillo criminal y callejero de los suburbios de Los Angeles, pero quizás ha sido un error centrar la película en las andanzas de dos tipejos como Jim y Mike. No existe nada interesante ni emocionante en sus andanzas, y eso es porque resulta imposible identificarse con unos tíos tan indeseables. Pocas veces se recuerdan personajes en una película que resulten tan antipáticos, y así ni hay manera. Quizás el personaje de Rodríguez, Mike, merece algo más de consideración, porque el actor logra darle un cierto aire trágico de niño perdido y descontrolado necesitado de cariño y con algo más de cabeza, pero el Jim de Bale es un pseudo criminal de la peor calaña, y (atención a lo que hace después de saberse engañado por su novia) sinceramente no quedan ganas en el espectador de sentir pena por él.
Un drama callejero que no aporta nada y que se ve lastrado inevitablemente por esa inexistente conexión de la audiencia con los protagonistas, cosa que no pasaba en otras películas con protagonistas también pandilleros o medio criminales, como Ocho Millas o Los chicos del barrio.

Lo mejor: Freddy Rodríguez.
Lo peor: ¿Por qué deberíamos sentir pena interés por las vidas de dos tíos como Jim y Mike?

Harsh Times es la película que más me ha gustado de Christian Bale. Creo que su interpretación aunque algo exagerada es de las mejores de toda su carrera además su español es bastante aceptable.

Un ex-militar con problemas de conducta quiere ingresar en la policía de Los Angeles pero no consigue superar el psicológico. A partir de este momento y debido a sus problemas económicos empezará a meterse en líos con su compinche Freddy Rodríguez. En el reparto también figura Eva Longoria aunque es una pena que esté tan desaprovechada.

Por lo demás, la película es curiosa y entretiene.

Quien iba a decir hace una década que el guionista de Training Day fuera a ser ahora un director bastante solicitado más que como guionista y que fuera a dirigir algo ambicioso y arriesgado como Escuadrón suicida de Dc Comics, pues efectivamente lo va a hacer y precisamente esa ha sido la causa de ver su corta pero intensa filmografía. Lo único que había visto de el fue Corazones de acero hace 10 meses y la verdad es que me gustó aunque no me maravilló y posteriormente vi Training Day que me resultó una enorme Buddy Movie con un estupendo Denzel Washington a la que añadí hace un par de meses Sin tregua, segundo largometraje que veía de el y que me resultó una grata sorpresa también como buddy movie de policías pero esta vez de director.
Dejando de lado el que esté completando poco a poco la filmografía de David Ayer quien podría decirse que es alumno de Antoine Fuqua, llegó Harsh Times con ganas de verla y he de decir que Ayer debutó a lo grande aunque sus reminiscencias a Día de entrenamiento están bien, no deja de repetirse en Sin tregua con una fórmula muy parecida solo que en Vidas al límite vemos a dos sinvergüenzas por así decirlo, más Bale que Rodríguez hay que decirlo. Bale realiza un híbrido entre su papel de Rebeldes del swing que destacaba el cambio de personalidad en la época del nazismo y la maquiavélica personalidad de Patrick Bateman en American Psycho. No es su mejor película pero si una de sus más infravaloradas tanto por la crítica como a nivel comercial ya que apenas es conocida.
Los que hayan visto cintas de Dito Montiel es posible que les recuerde a esta película porque en lo visual es parecido y la temática es similar, me gusta ver como arriesgan en tramas poco originales pero bien llevadas gracias al buen tratamiento de los personajes y la narración ya que aunque Bale es un badass de mucho cuidado resulta carismático y empatizamos con el, algo muy a tener en cuenta. En definitiva, si queréis ver la filmografía de Ayer, Harsh Times como primera opción sin duda además de cronológica. Ahora me faltan Dueños de la calle y Sabotage. Notable.

No recuerdo mucho del mus. El cliché dice que es el juego por excelencia de los universitarios y que puedes salir de la universidad sin haber aprendido nada, salvo jugar al mus. Yo aprendí por socializar y pasar algunos ratos muertos en una facultad en mitad de un monte gallego, aunque no pasé de aprender las reglas y las formas de puntuar. Lo que sí me quedaron fueron algunas rimas elementales como esa de «jugador de chica, perdedor de mus», perfectamente aplicable al cine. Se trata de una expresión para definir a jugadores timoratos que no se deciden a echar el resto en las grandes apuestas y prefieren asegurar jugadas de menor valor.

“Vidas al límite” encaja en ese concepto, una película sencilla y barata (para lo que en Hollywood se entiende por barata), en la que predominan los discursos y los diálogos sobre la acción o la trama. Por mucho que presuma de contar con Christian Bale de protagonista, la película se reduce a mostrar a unos pobres diablos conduciendo sin rumbo por Los Angeles mientras parecen vivir una especie de paranoia en lo que no pasa de ser un continuo chau chau lleno de ironía y de un supuesto (e incomprensible) humor negro que no va a ninguna parte. “Vidas al límite” gira en torno a la exaltación de la figura del perdedor como vínculo empático con un tipo de espectador con el que no me identifico. No se arriesga a contar nada, simplemente discurre de un extremo de la ciudad a otro mientras un parloteo incesante y el repertorio gestual de unos protagonistas desatados tratan de evitar que percibas su intrascendencia.

Si no estuviera rodada con un ritmo tan alto (o tan alocado, según se mire) diría que parece hecha para ser presentada en algún concurso y confiar en que alguien de la crítica le quiera encontrar el sentido que ni director ni productor ni intérpretes consiguieron darle. Aburrida e insustancial, juega a la chica y exige demasiada inversión en tiempo y esfuerzo para lo que reporta.