Kung Fury

Siempre intento ser objetivo. Sé que suena raro cuando le acabo de dar un 9 a esto, pero las dos preguntas que siempre me hago a la hora de valorar una película son ¿qué se poropone? y ¿qué consigue?
Pues bien, teniendo en cuenta que su único propósito es llegar a ser el cóctel de parodia bizarra definitivo, yo digo sin ningún temor a equivocarme: felicidades, objetivo logrado.
No decae en ningún momento. Plano tras plano, escena tras escena asistimos a un compendio de los clichés más icónicos del cine tardoochentero y protonoventero. Todo aquello de lo que te reíste en las pelis de Chuck Norris, Schwarzenegger, Van Damme, Stalone, Steven Seagle y compañía es puesto a tope de ciclos empaquetados en la más friki y desternillante de las tramas policíacas. Pero ¡ojo! si crees que por estar hecha de topicazos es predecible siquiera por un momento te equivocas.
Esto es un producto, como he dicho, bizarro hasta la médula y más fiel a su espíritu que el 99% de lo que Hollywood nos echa. Entiende perfectamente el material del que se nutre y sabe perfectamente como retorcerlo y llevarlo a la hipérbole para sacarle el máximo rendimiento. Ni rastro de contención o medias tintas. Nunca deja de subir la apuesta, siempre fuerza la rosca, siempre da un pasito más, siempre usa tus expectativas de trampolín para ponerte delante algo mucho más loco de lo que te puedas esperar.
Cada cacho de este genial esperpento es una pequeña joya del humor absurdo y su conjunto no solo rebosa un cachondeo supercontagioso y una personalidad arrolladora, es que te deja con ese sabor de boca de lo auténtico, de lo hecho por gusto, del "arte colega" cercano y sin pretensiones ni snobismo.
Como dije en otra crítica, llama a tu camello, convoca a tus camaradas, aprovisionaos de licor, alcanzad la ebriedad y disponeos a pasar uno de los más cachondos y divertidos ratos que tendréis en vida.

Me encantaría ver a Carlos Boyero viéndola. Como mínimo le da un ictus.

Una bendita locura. Gamberrada máxima. Orgásmico. La visión idealizada de unos años 80 que jamás existieron. Los filmes de esos años no eran así. Pero casi. Lo que nos ofrece Sandberg es la sublimación del cine ochentero, extrayendo sus esencias y elevándolas al infinito. Vikingas buenorras con dinosaurios que lanzan rayos laser y metralletas, nazis propios de un manga, un triceratops humanoide como agente de la ley, una máquina de marcianitos poseída por una entidad y que adquiere forma humanoide, violencia desatada y políticamente incorrecta, cochecitos de bebé ardiendo, despedazamientos, gore a tope, el villano máximo de nombre Kung Führer y como gran héroe una mezcla de Karate Kid, Chuck Norris y el guerrero ninja americano de Dudikoff, de nombre Kung Fury, dotado de poderes procedentes del conocimiento profundo del Kung-fu, pero en la versión de los bizarros filmes de Godfrey Ho. Y todo eso con canciones de David Hasselhoff.

Es imposible aburrirte. Una producción impecable para los pocos medios que tenían. Imaginación desbordante. Acción desmedida. Aunque no es para todos los paladares. Producción pionera de un cine retro ochentero que luego siguieron otros filmes como "Turbo Kid". Disfrútenla. Viajen a esos años 80 alternativos que jamás existieron, salvo en la mente de estos creadores, millenials nostálgicos de tiempos mejores e idealizados.

¿Que es Kung Fury? Kung Fury es un cortometraje bizarro, gamberro, disparatado en definitiva una oda a los ochenta, a aquellas luces estridentes, a aquellas ilógicas películas de simple acción. Dicho esto toma asiento y prepárate para un viaje bizarro con un fin descabellado. Y es que eso es Kung Fury la inesperada virtud de lo bizarro, de lo absurdo.

Editada de una forma implacable (teniendo en cuenta de que tipo de producción se trata). Una banda sonora que os recordara a los años ochenta y esa música electrónica tan chillona. Sacando conclusiones, este cortometraje te gustará si añoras la década de películas como, Star Wars, Terminator, Tron i Karate Kid, te gustará si te encanta el humor absurdo e incoherente. Una sorpresa mayúscula que no te dejara indiferente, y que lo ha petado en Internet, con 8 millones de visualizaciones en Youtube ( y va in crescendo).

130/07(11/08/15) Un tornado de aire fresco, un cortometraje descacharrante de humor vintage ochentero, un apabullante tributo a tantos y tantos elementos que como yo vivimos esta década, 30 minutos trepidantes de un ritmo tsunami, el sueco David Sandberg produce, escribe, dirige y protagoniza este batiburrillo de ideas caóticamente engarzadas en una armonía propia del más b de los comics, una producción sueca delirante que rinde pleitesía a los géneros quye florecieron en esta década y que se propagaron como la peste a través de las estanterías de los videoclubs, el de la acción más casposa, las artes marciales, los superhéroes, los de dinosaurios, los videojuegos arcade, como el Street Fighter, series retro como “Miami Vice” o “El coche fantástico”, comics como los transformes, films como “Regreso al furo”, “Tron”, “Star Wars” o “Karate Kid”, saliendo cacharros ya entrañablemente rancios como los teléfonos en los coches, los ladrillo-móviles, los radiocasetes, los salones recreativos, los sintetizadores, las converse, hackers extravagantes, todo cabe en esta brillante batidora de miscelánea de cultura pop ochentera, , los tópicos y clichés son pasados por un filtro irreverente, con un protagonista carismático, rodeado de secundarios espléndidos, salidos de la más cachonda imaginación para regocijar a un público, una divertidísima sátira, con un supervillano como es el pérfido Kung Führer, con bellas vikingas con metralletas que montan sobre dinosaurios, hay Laserraptors, un Thor gigante, hay un compañero de l poli Triceraptor, hay viajes en el tiempo, hay muertes gore cargadas de un humor negro formidable, todo para hacer brotar un caudal tremendo de diversión, es como un tráiler frenético de media hora, un regocijo.

Estamos en 1985 en Miami, el protagonista es Kung Fury (David Sandberg), un superpolicia con superpoderes adquiridos (no puedo spoilear esto), que se verá inmerso en una superaventura por acabar con el supervillano Kung Führer, no puedo contar más...

Es un cortometraje extenso, un placer para los que deseen transportarse a esta década y sentirse algo más jóvenes. Un relato deliciosamente absurdo, una dulce mirada al cine de este tiempo, que según muchas encuestas fue la peor década con respecto al cine, donde se propagaró un tipo de cine de acción que calcaba uno a otro, con actores mediocres como estrellas, ejemplos, Steven Seagal, Michael Dudikoff, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, Jacki Chan,etc... donde primaban los héroes lacónicos, de pocas palabras y muchos disparos, donde el argumento era una sucesión de McGuffins mediocres, con villanos caricaturescos, y en que sus encillez era más simple que el mecanismo de un martillo . Es una catarata incesante de guiños, enternecedor el que hace a las cintas de videocasete (betamax o vhs) con esas distorsiones de imagen con agüilla, aderezado por el clásico “tracking”.

Es un cortometraje con el que te reirás por la sana ocurrencia de sus gags, con diálogos rancios jocosos, combinando con eficacia al servicio del relato los efectos especiales con su tono parodiante, sumado a una banda sonora de claras referencias del tiempo, con clara melodía que recuerda al Harold Faltermeyer de “Miami Vice” y sus fulgurante sintetizador, consiguiendo una ambientación retro apabullante. Con unos actores que cumplen con brío su papel guiñolesco pasado de vueltas, destacando un espléndido David Sandber con esa mirada de soslayo, intensa, taciturno, un samurái de los ochenta, como reseñable es Jorma Taccone como el Kung Führer, radiante de comicidad física.

Se le puede achacar que cae un poco en la redundancia en la pelea en la reunión nazi y la posterior escabechina de Kung Fury, sumado al discordante tramo de animación baja un poco, no es capaz de mantener el 100 por cien del tiempo el mismo nivel rítmico, y de grandes ideas, pero esto al ser un corto dura poco. Quizás en un largometraje esto hubiera cantado más aquí apenas es un suspiro.

La música está compuesta por músicos los suecos Mitch Murder y Lost Years, remarcando el sintetizador, con temas adicionales de Patrik Öberg, Christoffer Ling, Highway Superstar, y Betamaxx. Como curiosidad el cortometraje posee un videoclip, protagonizado por David Hasselhoff con el tema “True survivor”, en el video Hasselhoff se incrusta en algunas escenas, es el poli que lleva el auto al inicio que unos gamberros lanzan al cielo con su monopatín, también canta junto a una réplica de un Lamborghini Countach blanco, con imágenes del corto, cuandola vikinga y Kung Fury montan al dinosaurio, pues el cantante sustituye a la vikinga, un videoclip que hoy 20 de julio de 2015, ha alcanzado la friolera de cerca de 18 millones de reproducciones en YouTube.

El cineasta sueco David Sandberg habia dirigido videos musicales y anuncios televisivos, en 2012 lo dejó para dedicarse a la escritura de un guión para un film comedia situada en década 1980, inspirándose en películas de acción aquellos años. Inicialmente se gastó 5.000 $ en producción y grabación con amigos, resultando el tráiler. En diciembre de 2013 lanzó el tráiler del que quería ser su corto, y empezó campaña en web Kickstarter por crowdfunding para financiar la producción película con el objetivo de recaudar 200.000 $ para producir la versión 30 minuto y difundirla libre por Internet. El segundo objetivo añadido era llegar al millón a fin de reescribir el guión para fuera largometraje y llegar a posible acuerdo distribución. De diciembre de 2013 a enero de 2014, alcanza recaudó 630.019 $, con 17.713 donantes, superando el umbral para el corto, pero no alcanzando la secundaria misión del millón. Debido a presupuesto limitado, Sandberg rodó la mayor parte en su oficina en Umeå (Suecia), utiliza efectos digitales para replicar calles Miami. Para el tráiler solo pudo adquirir un uniforme policial, filmó la escena en un edificio policial grabando a cada extra por separado y uniéndolos posteriormente. (sigue en spoiler)

Grandioso homenaje a lo ochentero, con acción demencial, deportivos de lujo, arcades, banda sonora de diez, viajes en el tiempo, nazis, dinosaurios, y como no, el héroe machomen estereotipo de aquellos maravillosos “beat ´em up” donde el único objetivo era repartir hostias a diestro y siniestro. Sencillamente brutal el inicio, me hizo aullar como un perro sarnoso. Luego baja un poco el listón con los viajes en el tiempo, hasta la escena en 2D con la pelea que parece sacada directamente de “Street of Rage”, remonta el vuelo. Se echa de menos que trascurriera la acción más tiempo en ese Miami de 1985, donde solo falta una carrera a muerte contra el Ferrari Testarossa de Sony Crockett.

Absolutamente recomendable, un videoclip ochentero de media hora. Frikis nostálgicos, estamos de enhorabuena. Ahora queremos el largometraje en cines ya.