Ecos mortales

La película está cuidada y yo la recordaba como una película mítica del cine de terror. Quizás por eso yo me esperaba quizás un poco más. Un poco más de presupuesto, mejores efectos y una dirección más cuidada hubiesen producido una gran producción.
De todas formas la película esta bastante bien.

En el cine de miedo y terror, bajo mi punto de vista, por cada veinte películas, diecinueve son malas y ésta es una de esas cintas por las que merece la pena tragarse diecinueve bodrios para después compensarla con una buena película como ésta. Aunque no la calificaría estrictamente de miedo, tiene escenas que te cagas pata abajo. La actuación de Kevin Bacon y el niño resultan de lo más inquietantes no dejandote impasible hasta el último minuto de la cinta. Un gran trabajo que hace que resulte más facil tragarse un montón de bodrios de terror para compensar ese sufrimiento viendo una buena película como ésta.

De nuevo Kevin Bacon y su misterioso mundo interior en esta película, más de suspense que de terror, que aunque no es una gran película, se ve con interés y maneja el grado de misterio habilmente.

A veces muestra al protagonista como un paranoico, por lo que, en manos de otro actor hubiera quedado algo exagerado. Pero precisamente, Kevin Bacon es perfecto para estos papeles ambiguos, esos personajes que andan en la cuerda floja entre el bien y el mal, entre la cordura y la locura. ¿Hacia que lado se inclina esta vez? Mejor ved la película.

Interpretaciones muy correctas para una película entretenida, nada más que eso, sobre un tema tan recurrente como es el de los muertos que no descansarán hasta que alguien les haga justicia, y la gente que puede verlos aún campando por estos pagos. Previsible y lineal, no es ninguna maravilla; pero, al menos, está realizada con profesionalidad y los sustos que nos ofrece no son a base de efectos de sonido (como ahora está tan de moda), y eso ya es de agradecer.

A mi gusto, si se quiere afrontar un género como este, hay que aportar algo nuevo, hay que ser coherente con las premisas que se marcan y culminar la historia de una forma creible.

"El último escalón" carece de todo esto. Los que hemos visto "El sexto sentido" y otras cintas ya sabemos que los fantasmas aparecen porque tienen cuentas pendientes. David Koepp nos lo recuerda por enésima vez.

Bajo esta idea se nos presenta esta película, que da la sensación de que nos es archiconocida a los 15 minutos de comenzar. Las "apariciones" e imágenes flash se tornan reiterativas, las tesis hipnóticas fuera de lugar y prescindibles, y bueno, qué decir de un final sin pies ni cabeza.
Al menos se crea algo de suspense que hace que sigas pegado a la pantalla, con el deseo de saciar la curiosidad de cómo terminará el entuerto.