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La flecha rota

Western. Drama. Romance. Aventuras En 1870, el territorio de Arizona es escenario de cruentas luchas entre los blancos y los apaches, capitaneados por Cochise, que defienden palmo a palmo su territorio. En estas circunstancias, Tom Jeffords decide entrevistarse con Cochise para proponerle un tratado de paz. El jefe indio, impresionado por la audacia del joven, lo recibe en su campamento. La entrevista es fructífera y Cochise autoriza que el correo pueda pasar por sus ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
5 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delmer Daves se transforma en Anthony Mann y hace con el bueno de James Stewart, un western donde el protagonismo lo tienen los indios.
Un western de esos en los que prima lo que llaman "la dignidad del salvaje". Se loa más al salvaje que al colono americano, que aparece ávido, conquistador, injusto y llevado por la justicia propia y rápida. Es la ley de la venganza y el ojo por ojo y donde no existe la piedad.
En el territorio de Arizona, varias tribus de fieros Apaches conviven con los colonos que han ido llegando a sus tierras. Una de las tribus más destacadas es la de los chiricauas. Éstos ya habían luchado contra los mexicanos. Desde 1870 se libran las llamadas guerras apaches con los Estados Unidos. El ejército envía batallones que acaban asolando los poblados, y los indios hacen lo propio.
La película comienza con nuestro protagonista, un licenciado capitán (J. Stewart) que busca la paz y salva a un joven apache. Posteriormente en Tucson intentará convencer a los habitantes de que la guerra no es la solución, así que aprenderá la lengua chiricaua y las costumbres de los indios para entrevistarse con su jefe Cochise (interpretado por Jeff Chandler). No solamente conseguirá que pasen los correos de los colonos sino que asistiremos a la evolución del personaje de Stewart imbuyéndose de la cultura apache y enamorándose de la bella Debra Paget.
La paz definitiva será buscada y aceptada por Cochise a través de un veterano general enviado por el propio presidente Grant, el "general cristiano". La paz queda simbolizada cuando el jefe apache rompe una flecha.Pero la paz tiene enemigos y traidores, un grupo de apaches se escinden y siguen a otro líder Gerónimo.Y los colonos hacen todo lo posible por acusar y provocar la guerra. Y hay altos precios que pagar. No se la pierdan.
Imagomundisblog
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20 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
...la misma sangre". Este memorable momento no sólo representa la unión de dos personas, sino de dos razas, de dos pueblos enemigos por naturaleza y de cuyas transmisiones únicamente ha brotado desconfianza, temor y odio.
Pero ahora, bajo el cielo y sobre la Madre Tierra nace una unión, y esta es inquebrantable.

Por tradición, o bien por comodidad, el pueblo nativo americano siempre había sido tratado con desprecio y representado de un modo salvaje e injusto en el género del "western", donde por el contrario se celebraba la valentía y honor de los soldados de la caballería y el ejército de la nación; sólo existían dos caras en las películas del Oeste: la buena y la mala, es decir, la del hombre blanco y la del indio respectivamente (ya saben que nos engañaron acerca de quién cortaba las cabelleras). Ya en los años '40 el pueblo nativo empezó a ser reflejado con mayor justicia y veracidad gracias a cineastas como John Ford y Raoul Walsh, sin embargo no hubo película en el género que se situara con mayor ahínco del lado de los indios como "Flecha Rota".
Un guión del perseguido por la Caza de Brujas "mccarthiana" Albert Maltz, y Michael Blankfort ("Cerco de Odio", "La Ley de la Horca"), quien le sirvió de testaferro en ocasiones, basado a su vez en la conocida novela "Blood Brother" del autor y periodista Elliott Arnold publicada en 1.947, daría como resultado el primer "western" que abordaba Delmer Daves nada más firmar su contrato con 20th Century Fox, tras un paso notable por el melodrama y el cine negro. La obra de Arnold tomaba como protagonistas a dos importantes figuras dentro del conflicto entre colonos blancos y nativos: Thomas Jeffords y el jefe Shi-ka-Ella, conocido por todos como K'uu-ch'ish (Cochise).

Estos dos hombres, separados por una edad de 27 años y una cruenta batalla entre sus respectivas razas, cruzarían sus caminos y forjarían una amistad sincera y leal más allá de los prejuicios del odio racial que imperaba en el momento, y que estallara a raíz del llamado Incidente Bascom en 1.860, cuando el jefe indio fue acusado injustamente de robar ganado y secuestrar a un niño.
Esto generó grandes tensiones y un enfrentamiento directo entre el anterior y el teniente George N. Bascom, mientras Jeffords, miembro del ejército unionista, desempeñaba su cargo como superintendente de mensajería.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

A todo este maniqueísmo de los blancos y la inclinación por dignificar y humanizar a los nativos (que a menudo va más allá de lo que debiera) se suma el romance entre Tom y la joven virginal Sonseeahray (no bien vista por los más conservadores en el momento del estreno del film), necesaria para introducir los trazos de melodrama tan típico de la época y para crear los lazos eternos del protagonista, ya desligado de los de su raza, con los apaches.
Al margen de esta unión, el intento de paz por parte de Tom con ayuda del general Oliver O. Howard causará repturas en ambos bandos, en los indios (naciendo así otro importante futuro jefe apache, Goyaałé, más conocido como Geronimo) y en los aliados del ejército, cuyas consecuencias no pueden ser sino trágicas.

Daves supera su primer "western" imprimiendo a la vez dureza y lirismo en la historia a través de unas imágenes bañadas en vivo Technicolor que gracias a la fotografía de Ernest Palmer evocan tragedia y melancolía, y poniendo de manifiesto su nervio a la hora de filmar intriga y acción, bien servida en los duelos y batallas que presenciaremos, con las flechas, las balas, la sangre y la tierra del desierto creando una conmovedora sinfonía de violencia. James Stewart y Jeff Chandler, quien repitió su papel en futuros films ("Paz Rota"), logran una gran química en pantalla y ponen en competencia su carácter y carisma a través de unas sinceras y soberbias actuaciones.
A éstos los acompañan la preciosa Debra Paget, adolescente en aquel momento, un correcto Basil Ruysdael y el actor de verdadera ascendencia india Jay Silverheels. Otros grandes "westerns" llegarían en 1.950 ("El Pistolero", de Henry King; "Estrellas en mi Corona", de Jacques Tourneur; "Río Grande", de John Ford, también con el conflicto apache de por medio; o esas dos maravillas de Anthony Mann "La Puerta del Diablo" y "Winchester '73"), pero "Flecha Rota" significó un punto de inflexión en el género, por su discurso claro y directo, por su veracidad histórica.

Daves, que repetiría la temática pro-india, se convierte en responsable de la corriente revisionista del cine del Oeste con su obra como baluarte, siendo imitada en innumerables ocasiones, y llegando su esencia a través del tiempo hasta la inmortal "Bailando con Lobos", su máxima heredera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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3 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Flecha rota" es de esas películas de tu niñez de las que recuerdas incluso el cine y la sesión en que la viste por primera vez. Tuvo en su momento una gran fama hasta el punto, creemos recordar, que se hizo sobre la misma una colección de cromos infantiles. No era raro entonces en España.
La cinta siempre nos ha parecido algo así como un camino. Un camino que recorre el protagonista siempre en solitario, desde las primeras hasta las postreras imágenes. De ahí que este antiguo capitán del Ejército ahora reconvertido con escaso éxito en minero, Tom Jeffords (Stewart), tenga necesidad de contarlo directamente al espectador pues apenas tiene otros interlocutores.
Es la soledad la que le lleva a aceptar el encargo del coronel Bernall para servir de puente entre dos civilizaciones sangrientamente enfrentadas, la americana y la apache chiricahua que lidera el gran Cochise (Chandler), "Donde vive Cochise no viven rostros pálidos". La empresa es ardua, pero ¿cuándo ha sido fácil el diálogo? Por eso la realización, para simplificar, advierte que va a utilizar una misma lengua en la que entendernos todos.
Tom acepta el reto y se sumerge rápidamente en la cultura india contemplando sus danza y sus costumbres, enamorándose también de la Señora pintada de blanco, Sonseeahray, Sol de la mañana (Paget), con poderes para sanar las heridas del cuerpo y del espíritu o para leer el porvenir. Notable valor etnológico el de las imágenes del campamento indio.
Tom advierte entonces que no hay grandes diferencias entre unos y otros, y le admira que las mujeres apaches lloren por la pérdida de sus hijos, que "los indios también saben jugar limpio". El entendimiento es posible, hay un camino abierto que podemos todos recorrer juntos. Hay un cambio en la forma de ver al otro. La ruptura de la flecha que hace Cochise simboliza precisamente esto, "Rompo la flecha, probaré la paz".
Por fin los indios no son necesariamente malos como nos habían hecho creer tantas veces, también entre los militares hay un "general cristiano" y bueno como Oliver Otis Howard (Ruysdale).
Magnífico guion, realización y banda sonora. Destacadas interpretaciones sobre todo de Chandler (a Stewart estamos ya acostumbrados a verlo en el papel que le asignan). Grandes escenarios naturales, buenas escenas de lucha que nos permiten ver que los indios entendían también de estrategias.
En lo sanitario veremos a Tom curar las heridas "infectadas" de un joven indio y extraerle con su cuchillo fragmentos de metralla, por lo que recibirá a cambio como obsequio un amuleto con poderes contra el dolor y las enfermedades, o aprenderá a hacer el más delicado jabón con ralladuras de raíces de yuca.
Obra bellísima que, además, tiene la virtud de traernos recuerdos de infancia. Recomendamos vivamente recorrer ese mismo camino de entendimiento intercultural que atraviesa Tom.
Lafuente Estefanía
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27 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wéstern atípico donde se nos muestra un cierto aprecio y respeto por el piel roja, al que todos estos santos protestantes de raza superior exterminaron sin piedad, cometiendo un genocidio brutal comparable al que años después cometiera el denostado Adolf Hitler, que como todos sabemos no ganó y no pudo escribir la historia a su antojo.

En la película se ven bravos y montaraces guerreros apaches con lorzas sobresalientes y cuerpos esmirriados, propias de urbanitas que pasan ocho horas diarias sentados en una oficina, haciendo algo que odian. El héroe es un tipo de ademanes afeminados, pulcramente peinado, con unos vaqueros siempre impolutos subidos hasta los pectorales, lo que le ocasiona un terrible aplastamiento testicular. La protagonista es una niña tiznada con algún mejunje extraño, insuficiente para ocultar sus facciones europeas. Cochise, aunque da el pego, parece haberse tirado toda su vida hablando inglés en los suburbios de Nueva York.

Pero, por supuesto, estas no son razones de peso para juzgar una película de forma honesta. Como tampoco lo es, por ejemplo, que el señor Stewart te parezca un tipo insoportable y sobrevalorado, pero con la cara de palurdo más exitosa de la historia del cine.
Mis razones para no puntuar más alto esta película son otras de mayor enjundia, y tienen que ver, como casi siempre, con un guion y unas actuaciones muy planas y anodinas, por debajo de la media.
Julito
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12 de octubre de 2014
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cierto que Cochise dice cosas de lo más razonables, y dice lo que todos queremos oír. Pero, por favor, ¿por qué los indios al hablar parece que son Confucio y no pueden evitar filosofar y recurrir a las comparaciones terrenales?

Cochise es un gran tío y Jeff Chandler queda muy bien haciendo de Cochise, me da que es, además, clavado a Cochise físicamente. Aunque con la maldad del rostro pálido casi comprendo más a Gerónimo, pero eso no viene al caso pues aquí se trata de fiarse los unos de los otros y de esto va la película, de conversaciones de paz, de buenas intenciones, y, luego como no podía faltar, el enamoramiento del explorador rostro pálido, en este caso de la chica india. Un punto que nos acerca al lógico intercambio cultural entre los amantes.

James Stewart pues un hombre honrado y enamorado, como es él, en su papel, perfecto; haciendo de explorador a sueldo del Ejército y su novia, Debra Paget, maravillosa. El general manco igual, religioso, amable, comprensivo.

Por desgracia tenemos que exceptuar de la buena gente a esos envidiosos que no quieren la paz con los apaches, los que dicen que el indio bueno es el indio muerto, pero bueno, es el contrapunto para crear la intranquilidad en el espectador. Pero la verdad es que nos encontramos con gente tan buena que nos tenemos que felicitar por el éxito conseguido. No es una película cansina, es de reuniones y muchas reflexiones. La principal, volver a empezar entre unos y otros con una nueva página, un nuevo contrato escrito en papel porque aunque se quieran arreglar las cosas, si vuelve a haber guerra, por mucho que se quiera alisar, siempre se quedará el papel arrugado.
floïd blue
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