Freddy el colgao

Es complicado hablar de esto. Valoro mucho la existencia de esta película, el hecho de que sea algo real que ha ocurrido en un momento, que está ahí, de cuyas escenas se pueden hablar y comentar y estudiar y referenciar y que en definitiva existen, son algo real, pero no puedo decir que me guste demasiado esto como tal más allá de eso. Me gusta porque me interesa que exista, porque es sorprendente que exista, porque existe.

No me he reído demasiado –me he reído de hecho alguna que otra vez, y sin embargo hay a quien le hace mucha gracia–, no estoy seguro de que pretenda que me ría, quizá algunas veces –quizá me reí en las ocasiones equivocadas porque no es mi tipo de humor, no lo sé–, pero es en retrospectiva cuando empieza a hacer cada vez más gracia todo, el hecho de que tenga lugar aquí todo lo que tiene lugar y que no me hizo demasiada risa en su momento. Y de alguna forma pienso que esta es la intención real.

Es demasiado violenta y destructiva en su propuesta y lleva tan al extremo su subversión de lo que se llama comedia a través de todo este absurdo, toda esta abstracción y de toda esta vulgaridad y falta de gusto como para me pueda resultar fácil entender si se trata de una buena o una mala película –y la verdad es que importa bien poco definirla como cualquiera de las dos cosas–, de hecho, a veces es difícilmente una película.

Soy lo opuesto al tipo de persona que tiene que intelectualizar o conceptualizar algo que es meramente divertido para probar que es valioso –para mí tiene más valor lo contrario–. Habría preferido que esto me pareciese simplemente una película muy divertida, ya que seguramente me habría encantado y sin embargo no soy tan fan del resultado, pero esto como evento, como experimento, como concepto, como objeto de estudio y debate y como acto delirante y destructivo, es realmente único, complejo y valioso, aunque no sea lo que esperase encontrarme.

La mejor película de Tom Green sin lugar a dudas, es una película sin argumento ni nada, pero me reí hasta tal punto que casi me ahogo, en dos días la visione 3 veces y no sabría decir en cual me reí más, sólo decir que marcó un punto de inflexión en las comedias americanas que había visto hasta la fecha.
Si no te gustan las tonterías sin sentido mejor no la veas.

Es la peor película que he visto en mi vida, no sé si es que no entiendo el humor escatológico o que realmente lo es. El protagonista se pasa la película haciendo algo que ningún ser humano en su sano juicio haría (incluyendo zoofilia). No hay argumento alguno ya que la cinta pasa mientras Freddy se dedica a dejar muy claro que necesita llamar la atención.
Tenía por costumbre alquilar con mis amigos todos los sábados dos películas, este filme nos hizo romper esa rutina. Altamente desaconsejable, para comedia las hay mejores y para ver a un imbécil haciendo de las suyas también.

Comedia estúpida y freak que nos trae el bueno de Tom Green de protagonista y al mando de la dirección. Si juzgamos a la película por su trama, estamos jodidos; ahora bien, si la juzgamos por su objetivo de hacer reír al público ahí gana enteros. Como digo, es una película de humor loco, freak, más allá del humor estúpido, pero Tom Green clava a su personaje y junto con su padre y otros personajes crea una serie de gags totalmente alocados y graciosos.

Personalmente la veo como una obra de arte en el ámbito de la comedia, lo tiene todo: gags inútiles pero graciosos, amor y desamor casi cómico, una pareja que no se traga (Gor y su padre que también es un grandísimo personaje), gran actuación de Tom Green haciendo de loco chalado...

Aún, tras verla varias veces, sigue pariendome buenísima como digo en su ámbito de comedia chalada, y bueno, yo y mi familia no paramos de reírnos de gags y recordarlos, es altamente recomendable.

Sinceramente, aún no comprendo quién le ha dado dinero a este tipo para hacer semejante bodrio. Espero y deseo que nadie vuelva a hacer algo así. Entre las cinco películas más malas que he visto nunca.
La película es una secuencia interminable de gags sin ningún sentido, apoyadas exclusivamente en la fama de la que gozaba su protagonista (y director). La coordinación causa-efecto es, como toda la película, absurda. El único leit-motiv es la centralización del personaje en todas sus escenas. Lo dicho, el que quiera verla, allá él.