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Fama

Musical. Drama Un grupo de jóvenes músicos y bailarines se prepara en una academia de Nueva York para poder triunfar algún día en el mundo del espectáculo. Tuvo un gran éxito de taquilla, lo que dio origen a una famosa serie de TV. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
5 de diciembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de adolescentes de clase humilde ingresan en una academia de baile y teatro neoyorkina con la ilusión de convertirse en estrellas. A través de varios personajes observamos la formación y la difícil senda hacia el éxito, así como las vidas y situaciones personales de estos ambiciosos muchachos que esperan una oportunidad para demostrar su talento. Sin embargo la fama es agridulce y en la mayoría de los casos los sueños acaban en nada.

Entre los protagonistas hay un homosexual encarnado por un jovencísimo e irreconocible Paul McCrane (uno de los malos que se enfrentaba a Robocop y acababa desecho en ácido y atropellado) que demuestra no solo su habilidad interpretativa sino también sus buenas maneras con la guitarra y el canto. Un puertoriqueño interpretado por Barry Miller al que vimos en Fiebre del sábado noche haciendo de adolescente con problemas después de dejar embarazada a su novia. Está Gene Anthony Ray como el mítico Leroy que acude con su novia a un casting y acaban por aceptarle a él para disgusto de su chica. Maureen Teefy como una judía acomplejada cuya madre está obsesionada con que triunfe. Y Lee Curreri como el genio musical responsable de las melodías con las que la cantante Irene Cara canta las marchosas canciones de la banda sonora.

Fama fue uno de los musicales más recordados de los ochenta. Un gran éxito comercial y artístico que ganó cuatro oscars y tuvo una serie televisiva también de gran aceptación. El paso de los años no le ha restado un ápice de interés.
Harold Angel
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31 de agosto de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinopsis: Nueva York, 1980. Se abren las puertas del New York City High School para audicionar en artes escénicas. Aquellos que sean aceptados se pasarán los próximos cuatro años bailando, cantando, actuando… y estando un paso más cerca de la fama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gldcoast
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11 de agosto de 2006
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El musical más sintomático de la década de los 80 con toda la energía y el efectismo de Alan Parker. Es una película con todos los excesos y defectos propios de la época y precisamente por eso no se sabe muy bien si los 80 hubieran sido los mismos sin la influencia que tubo fama que fue tremenda. Es comercial, enérgica. vitalista y con una música preciosa...Tiene sus fallos y adolece de cierta falta de ritmo e integridad argumental, pero para mi es una película muy especial y dificilmente habría tenido tanta repercusión a nivel mundial si de verdad fuera tan mediocre como se pretende. A mi me encanta, me hace sentir una terrible nostalgia.
MALEKITH
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10 de marzo de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que esta película sólo merece ser comentada por nostálgicos que nos criamos viendo la serie de televisión o que en su momento degustaron “Fama”. O que la valoran como un mero espectáculo de música y baile. Y por eso una valoración tan baja. Pues no. No sólo se trata de esto, sino de una muy buena película que, recordemos, tuvo 6 nominaciones a los Oscars y que ganó dos. Claro que es un musical y que hay varias escenas de baile y otras tantas canciones, algunas bastante buenas, que están perfectamente integradas en la historia. Pero, aunque se trate de unos alumnos de una escuela de Nueva York, lo importante no es el baile, la música o la interpretación. No se trata de eso. Lo importante son los personajes. Cómo son presentados y luego desmenuzados, destripados delante de la cámara para ver que es lo que llevan dentro. La película sería igual si fueran alumnos de un instituto o cualquier otra cosa. Sí, es un musical, pero la que la hace grande es el durísimo drama que alberga.

Lo que te mantiene pegado al sillón, sin poder respirar, son ellos. Todo un elenco de personajes magníficamente retratados que en su lucha por el éxito tienen que enfrentarse tanto a sus miedos particulares como a los sinsabores de la vida. Alan Parker nos introduce, con toda la crudeza de la que es capaz, en una historia en la que los protagonistas se enfrentan al miedo al fracaso, a ser rechazados, a los sueños rotos, al mundo de las drogas, a los traumas personales, a la marginación, a los abusos sexuales, a la degradación de los personajes, a la homosexualidad, al aborto, a la superación personal, al amor no correspondido, etc. Y de qué forma lo hace Alan Parker, sencillamente insuperable: planos largos, manteniendo el encuadre; un estilo realista, sin trampa, ni cartón, sin artificios de ningún tipo, en silencio, la sobriedad al máximo. Sólo el actor y la cámara fija. Todo natural, duro y seco. Duele ver este drama coral por su estilo y por los temas que toca. Pero aún así, es imprescindible.
Reaccionario
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2 de noviembre de 2008
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los musicales dentro del cine son para puristas. La inmensa mayoría de la gente no les va. En España menos, lógico viendo la escasa cultura musical que tenemos en nuestro país, cuestión en la que rozamos casi el analfabetismo.

Evidentemente la cuestión es peliaguda y difícil de responder. ¿Cuál o cuáles son los motivos? Hay muchos, pero uno evidente, el religioso. No, no tranquilos, no me voy a meter con la Iglesia porque sí como suele ser costumbre entre algunos ínclitos, se trata de un tema más profundo y no ideológico. Mientras que la Iglesia protestante -por ejemplo en Alemania- veían la música como parte indispensable de un acto religioso, la Católica prefería el silencio, la ausencia de ruido, esto es una herencia griega, que nos llega vía Roma. Los griegos en geenral no les gustaba la música, pensaban que entorpecía el pensamiento y la tertulia, y es cierto. ¿Cómo habla la gente en las discotecas? En cambio en otras partes del mundo la música era considerada esencial en lo sagrado, y mientras los teutones tenían a Bach, nosotros orábamos en silencio, porque como decía Santa Teresa, la música es una distracción para el espíritu que no merece mayor atención.

En los Estados Unidos en cambio entre las iglesias protestantes por un lado y toda la población afroamericana llegada a trabajar como esclavos ha dado como resultado el jazz, el country, el blues... nosotros en cambio tenemos a Karina o a Joselito.

Por eso ver “Fama” o cualquier musical americano de Fred Astaire supone para un español como jugar contra un equipo de la NBA hace 30 años. Es otro mundo.

La película se resume en una oración coordinada copulativa: Banda sonora de notable alto y guión de aprobado ramplón. Claro, es un musical.

Por cierto, que sí, que no es una leyenda urbana que Leroy (Gene Anthony Ray) el de “Fama”, murió de SIDA, y al contrario que en la película, abandonó la escuela después de un año y nunca se graduó.

Nota: 6,4.
vircenguetorix
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