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El fugitivo

Drama Un sacerdote se enfrenta al gobierno de un país sudamericano que ha prohibido la religión y toma toda clase de medidas anticlericales. Como la policía lo sigue a todas partes, se refugia en un país vecino. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
15 de marzo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las fichas técnicas dicen que se trata de una película de John Ford y si no fuera por la unanimidad al respecto yo me permitiría dudarlo ya que no veo nada del maestro.

Estamos ante un Ford pobre y desnaturalizado, con personajes impostados y mal desarrollados. Todo forzado y artificial con un Henry Fonda espectral.

El protagonismo y la seña de identidad del film vienen a cargo de la fotografía de Gabriel Figueroa, que mas que ponerse al servicio de una narración pretende asumir en exclusiva el estilo del film, marcando un sello muy acentuado para que se note y llevándolo al extremo. Ejercicio estilo por el estilo sin mas, sin servir a nada.

Por lo demás el film no transmite, veo una evidente quietud y tempos orientales (a pesar de adaptar a Graham Greene) que debería darle un profundidad y mayor reflexión a la que tampoco llega y que acaba desembocando en aburrimiento.

Decepcionante.
zymu
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9 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Ford (ayudado en la dirección de algunas escenas sin acreditar por el mexicano Emilio Fernández) siempre consideró a esta película como una de sus mejores obras, y lo cierto es que habiéndola visionado en varias ocasiones resulta difícil negarle su enorme valía tanto en el apartado puramente visual como en el aspecto narrativo.

Es un relato de subyugante exposición estética con base en la novela "El Poder y La Gloria" de Graham Greene, que enfrenta a los personajes de Henry Fonda (un sacerdote fugitivo convertido en una especie de Jesucristo) y Pedro Armendáriz (un déspota y siniestro teniente enemigo acérrimo del catolicismo).

Ford establece una crítica al totalitarismo y a la opresión en un film con caracteres muy ricos en matices, protagonistas de una narración de evidente calado poético, con intensos momentos de suspense, con un admirable trabajo del director de fotografía Gabriel Figueroa de trazas expresionistas que otorga una extraordinaria plasticidad a las imágenes, y con un John Ford sublime en la composición de planos y en el magistral empleo de los escenarios, reflejando de manera excepcional la soledad del perseguido en muy diversos ambientes.

Incluso por momentos Ford silencia la voz de sus personajes con el objetivo de lograr que nos centremos más en la trascendencia de la situación o en la magnitud de las emociones.

Una cinta muy a tener en cuenta, injustamente tachada por muchos como obra menor en la filmografía de un autor casi infalible.
BartonKeyes
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3 de diciembre de 2017
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
277/21(27/11/17) Notable film del maestro John Ford, una de sus películas favoritas, la consideraba su obra maestra, envestida del catolicismo militante del realizador de ascendencia irlandesa, una incisiva alegoría sobre el sufrimiento de Jesucristo, trasladada a la Sudamérica del SXX en los 40, donde todos los personajes son alter ego de la Pasión de Cristo, mostrado de modo fascinante a través de una filmación opresiva, de un expresionismo gótico abrasante (aún mayor que “El delator”, 1935), de claras reminiscencias al cine silente que dominaba el genio cuasi-tuerto, donde los diálogos son escasos y la música actúa de catalizador de emociones fundida con la fascinante cinematografía del mexicano Gabriel Figueroa, haciendo rebosar la cinta de tristeza y desesperanza. El guionista Dudley Nichols (“La fiera de mi niña” o “La diligencia”) adapta el libro “The Power and the Glory” (“El poder y la gloria", 1940) del inglés Graham Greene, se ha tomado muchas libertades con el material original. El héroe de Green era un desaliñado "sacerdote del whisky", que vivía con una mujer, pero en la versión más limpia de la película, refleja el conservadurismo de Ford y las restricciones del Código de Producción, el sacerdote de Fonda no es ni borrachín ni mujeriego, pasado por el filtro de apología del catolicismo enfrentándolo a la intolerancia religiosa, esto no se dice pero claramente es el comunismo. El protagonista es un pseudo-mártir de resonancias bíblicas dispuesto a sacrificarse por los demás en todo momento, mientras no le faltan dudas, temores, y el pecado del orgullo, ello en un universo poblado por la decadencia moral, derivando en una bella y emocional historia con un aura estética poética. Todo enaltecido por el formidable protagonismo de un majestuoso Henry Fonda, del que John Ford dijo “el cine es Henry Fonda andando”, y bien que lo exhibe de este modo, su actuación es de una emotividad sublime. Una de las películas más personales del cineasta, ya que la dirigió con su nueva productora Argosy Pictures, comandada junto a su amigo Merian C. Cooper. La rodó en México con actores habituales del país como Dolores Del Río, y pasó la acción a un país centroamericano cualquiera en el que una fuerte dictadura ha arrasado con las iglesias matando a sus curas y ha prohibido entre otras cosas el alcohol. La película fracasó lamentablemente en la taquilla, y para recuperar las pérdidas financieras, Ford volvió al western. Aparentemente se basa en los esfuerzos del gobierno mexicano 20 años atrás para restringir el poder de la iglesia católica y controlar a sus sacerdotes. Pero probablemente será ampliamente considerado como un ataque al comunismo. Los créditos, para enfatizar en la universalidad de la historia, son hechos a la manera de Chaplin: Henry Fonda… un fugitivo; Dolores del Río… una mujer india; Pedro Armendáriz… un teniente. Hay grandes paralelismo entre esta película y la buñueliana “Nazarín” (1958), el tema del martirologio cristiano y enmarcado en México.

Film que ya cautiva por su poético inicio un tipo (Henry fonda) ataviado con ropas humildes sube en burro una pequeña colina donde hay una Iglesia abandonada, entonces la cámara se coloca en el interior del recinto y Fonda abre las puertas generando una sombra con la luz llegada del exterior, en el suelo del templo del personaje en posición de crucifixión, tras lo que el tipo se arrodilla en el interior en señal de oración, se levanta y se dirige a una ventana circular, dejando entrar un rayo de luz que cubre la mitad el rostro del personaje, todo de un expresionismo y profundidad arrolladora. Luego, tras hablar con una mujer con un bebe nos enteramos que es un sacerdote y que esa era su Iglesia, entonces los lugareños la adecentan, colocan la pila bautismal y se produce en la noche, bajo la bella luz de velas una ceremonia del bautizo del bebe, ello bajo el canto celestial de un coro angelical de fondo, tramo de arranque que sienta sus bases a fuego sobre los fotogramas.

Un relato que nos habla de la fe frente a la intolerancia, de la bondad frente a la maldad, del amor frente al odio, del orgullo frente a la villanía, de la integridad frente a la traición, de la esperanza frente a la pesadumbre, la luz frente a la oscuridad, ello en un desarrollo episódico, en el que el protagonista se convierte en especie de sufridor penitente en un mundo aciago.

Una revisión de la Pasión de Cristo pasada por el filtro fordiano: El fugitivo como claro sucedáneo de Jesús, predicando la fe cristiana en medio de un clima opresor; El ladrón encarnado por Ward Bond simboliza a San Dimas, que fue crucificado junto a Jesús; La mujer india es nítido emulo de la bíblica María Magdalena; El teniente es un claro reflejo de Poncio Pilatos, el que se lava las manos dando una oportunidad al reo para escapar a su trágico sino; El siniestro personaje encarnado por J. Carrol Naish es un diáfano remanente de del traidor Judas; Ello Ford lo evoluciona sugerente, por medio de la fuerza evocadora de las imágenes, mostrando un mundo decadente, asfixiante, opresivo, donde la gente vive con miedo, con la composición de personajes con dimensión humana, con sus aristas, sus falencias, sus complejidades, con algunas secuencias de calado emocional, de intensidad y tensión, ello ensalzando la fuerza de voluntad, el valor de luchar en lo que crees, arremetiendo contra los prejuicios sociales, contra la codicia, contra el proxenetismo social, contra las injusticias , contra el poder corrupto, contra la demagogia de los gobernantes que dicen hacer las leyes por el pueblo pero sin contar con él.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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8 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta curioso leer las 13 críticas que a fecha de hoy tiene registradas Filmaffinity sobre este film de John Ford. Sólo una de ellas alude, y muy de pasada, a la novela de Graham Greene "El poder y la gloria" en que se basa. Y eso que se trata, nada menos, de la que se considera la mejor novela católica del siglo... Por tanto, no podemos cotejar nuestra opinión al respecto con la de otros cinéfilos. ¿Está el gran Ford aquí a la altura del gran Graham Greene? ¿O es que no importa nada esa cuestión?
Pues yo creo que sí importa, porque Ford ha traicionado un poco al novelista, y el resultado obtenido apenas lo justifica. Ha pintado un sacerdote, el protagonista, casi impecable, cuando en el libro era un alcohólico y había tenido amores con una mujer. Y ahí el estaba el meollo de la novela: cómo un cura falto de pureza llega a ser un verdadero mártir de la eucaristía y, por tanto, un mártir de su pueblo.
Tienen razón, en este sentido, los que aquí critican a Ford por el excesivo afán apologético de esta película, por quitarle lo que de escandaloso podía tener la figura de ese sacerdote sin templanza, aunque naturalmente está claro que quienes hacen esta crítica no están movidos por su aprecio la novela de Greene sino por su desprecio y su aversión a todo lo que sea cine católico.
Fuera de esas consideraciones, la película es irregular. Alterna escenas bellísimas, dignas del gran maestro, con otras de difícil asimilación. Narrativamente, es un film flojo y un tanto esquemático. En conjunto nos resulta un film extraño, original sin duda, con cierto aliento místico, con una muy lograda ambientación mexicana. Desde luego, un título imprescindible dentro de la filmografía de su autor, digno de verse (y de oírse...) por cualquiera que sepa valorar la estética de cine antiguo.
Y en cuanto a Henry Fonda, diré que es demasiado Henry Fonda (adorable actor) para dar bien este personaje.
Cenizales
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1 de diciembre de 2021
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Después de que el desnudo de la Dolores sobrecargara mis neuronas, intento borrar mis recuerdos en esta más recatada Dolores del Rio. Un filme que tiene un inicio apocalíptico brillante, esperanzador y a la vez confuso, adolece de una mínima introducción y es poco lo que se explica en todo el trayecto de la misma, los personajes no están bien definidos y vagabundean de un lado para el otro sin saber que hacer, es más no contiene a nadie por idealizar, una película solitaria de misionero de los de antes; para ser un argumento tan rico e histórico a esta película le falta y mucho, drama modesto, regular fotografía, actuaciones moderadas, aun así aprobado.

La persecución al cristianismo abarco los siglos I-IV, en que momento pasamos de esto a la Santa Inquisición? siglos XII-XIX, en la actualidad otra vez contra el cristianismo, para México y Perú, la inquisición se instituyó en el Nuevo Mundo en el siglo XVI por la orden Dominica, controlando Nueva España, Filipinas en contra de judíos, musulmanes conversos, a todo aquel que se le cruzara, los indígenas entraban en proceso de evangelización, periodo (1571-1820), en 1927 aún mantenía poder político en México e Inquisidor en Europa que acabo en 1965.

Lo mejor es la historia de extremismo religioso, una pequeña hoja de pagina en la Guerra Cristera (1927-1929), intento por menguar el poder católico, tiempo después de la Revolución Mexicana, la Iglesia es objeto de persecución, la peregrinación de un padre en una tierra olvidada de Dios, que es tediosa puede ser, porque lo único que trasmite el personaje es pena y quienes lo rodean tienen el valor de protegerlo, un expiado Ward Bond, una valiente dolores, un pueblo sumiso, un comisario poderoso, un cazarrecompensas traidor, todos de alguna manera somos temerosos ante la dictadura y los principios son puestos a prueba, contiene un gran repertorio de actores nostálgicos entre ellos los veteranos estadunidenses Henry Fonda, Ward Bond y los nacionales Dolores del Rio, Columba Domínguez y Pedro Armendáriz, que he tenido la oportunidad de contemplarlos en la mejor versión inédita color como punto a su favor, hay les dejo el otro título colorizado Flying Down To Rio 1933.

La crítica pastoral la bendijo y agrado, y para algunos ateos a muerte como yo, me pego el pecho, también.
John
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