El orfanato

A mi parecer, es más de lo mismo, ya había suficiente con Los otros. Otra película más con niños fantasmas, casas grandes y alejadas... En algunos momentos puede ganar algo de intriga, pero se hace aburrida y muy predecible. Vaya final más pastelero para una película de intriga. ¿Por qué dejan a Friker Jimenez hacer guiones?

Las sensaciones que he tenido viendo la película son las siguientes, quizá puedan servir para hacer la critica:

1- deja-vu, he visto anteriormente algunas escenas

2- aburrimiento en algunas fases

3- estar todo el tiempo con la mosca detrás de la oreja pensando: "coño, aquí hay cosas que no encajan, habrá que esperar al final"

4- lo siento por los actores de series, pero una vez que se encasillan, es difícil creerles cualquier papel que interpreten fuera de dichas series. Aun así, un puntazo para Belen Rueda, por momentos te hace olvidar a los serrano y a su insufrible Fran Berrea

5- vergüenza ajena con las máscaras, cutres a más no poder. Se supone que debían dar algo de suspense y miedo, pero me hicieron reír, y la del niño deforme, de traca. Los muñecos de Barrio sésamo daban más miedo

6- acaba la película, y te quedas con la sensación de que te han contado mal la historia, que hay demasiadas cosas que se quedan en el aire

En resumen, pasable y del montón, en poco tiempo te olvidas de ella, y yo por lo menos, no tengo la tentación de volver a verla

Alguien dijo las diez cosas que para no quererla, voy a usar eso, también voy a usar, el hecho de que ya fue vista, muchas veces en otras películas, la falta de ritmo y la dirección, las magistrales actuaciones para establecer las diez cosas que me hicieron reír, cuando la vi.

Es una película con una factura correcta. Sin embargo, cuando oyes tantos y tantos elogios
sobre un trabajo, hay un mecanismo que te predispone y piensas que vas a pasártelo pipa, y que
vas a ver algo fuera de lo común. En este caso, no ha sido así. La casa, que es maravillosa y que
se presta a este tipo de cine, se lleva la mayor parte del misterio. Sin embargo la atmósfera la había imaginado mucho más gótica, más nebulosa, más intimidante. Y no ha sido así. En mi caso
esta película es una más de misterio (nada de terror), pero sin llegar a sobresalir en nada.
Que conste que a priori me fío de las críticas, y en gran medida ellas me ayudan a elegir entre
una película u otra. Es por eso por lo que vi la maravillosa "déjame entrar" sueca, y entiendo perfectamente por qué se ha merecido tanto premio. En el caso del "orfanato" puedo entender el premio al "Mejor director novel" , es verdad que lo hace bien, y si encima ese año la cosecha no fue demasiado productiva, resulta que el premio lo tenía merecido. Ahora bien, aquellos que entienden tanto de cine, aquellos que ven en ciertas películas lo que los espectadores de a pie no encuentran ni con lupa, ¿Me pueden explicar qué formula maravillosa han encontrado en ésta?

De cuando en cuando, en nuestro país surge un cineasta que se desmarca de los más sonados clichés acumulados por un género en los últimos tiempos para viajar a épocas poco revisitadas, que sólo avivamos al escarbar en la memoria...

Ese fue el propósito del catalán Juan Antonio Bayona (quien últimamente se está acomodando muy bien a los asientos de la industria hollywoodiense) cuando se puso tras la cámara en 2.006 para comenzar la filmación del que sería su primer proyecto cinematográfico tras algunos vídeos musicales y cortometrajes con los que fue reconocido. Y es que "El Orfanato", cuya idea con retazos autobiográficos surge de Sergio Sánchez, la cual le sirviría para pequeños trabajos de su propia cosecha, hunde sus raíces en una rama del terror, el sobrenatural, que ya parecía olvidado...
Al menos en su vertiente más contenida y clásica, la propuesta por el director, frente a esos excesos de violencia y hemoglobina a los que prefirió encaminarse el género (no olvidemos que en aquella época tenían mucho éxito "Hostel", "Saw", "Las Colinas tienen Ojos" y demás...). Por eso el proyecto le entusiasmó a Guillermo del Toro, a quien Bayona conoció en el Sitges, ofreciéndose como productor ejecutivo. Seguido de unos títulos de crédito que recuerdan a los de "El Rapto de Bunny Lake", el inicio de la película, enmarcado en un ambiente entre bucólico y sombrío, ya pone de manifiesto el estilo que desea imprimir el catalán.

Prestando un especial cuidado a la sobria puesta en escena y al movimiento de la cámara, que recorre un escenario de exquisitos matices visuales con movimientos casi aterciopelados, unos niños juegan alegremente en los amplios jardines de un antiguo orfanato, entre los que se encuentra Laura, quien años después regresará al mismo centro para reabrirlo, donde vive con su marido Carlos y Simón, hijo adoptado, como ella lo fue en su día; la historia, narrada desde el punto de vista de la mujer, lo que tendrá serias consecuencias en cuanto a distinguir entre realidad y fantasía, hace hincapié en la obsesión de la infancia de Sánchez.
La de los amigos invisibles, la de construir todo un mundo de posibilidades al margen del real con el objetivo de evadirse de sus ásperos pliegues usando la imaginación. Y es que Simón está afectado por una enfermedad incurable, que el desconoce, y sólo a través de la fantasía puede sentirse libre; fantasía que comienza a embaucar a su madre, quien descubre en todos esos juegos inventados el espeluznante rastro de un misterio incapaz de comprender, pues los juegos, protagonizados por seres que habitan en la mente del pequeño, se tornan en pesadilla cuando éste desaparece sin dejar rastro.

Este suceso será el detonante que convertirá la trama en un relato de fantasmagorías y oscuridades junto con la intromisión de un "polanskiano" personaje que circula entre lo grotesco y lo inquietante, como es el de Benigna, y la aterradora imagen de un niño de identidad desconocida cuyo rostro se halla enfundado en una máscara, supuestamente proyectado desde la fantasía de Simón. Bayona y su guionista, además con Laura, también juegan con nosotros, juegan a introducirnos en una intriga de dobles y figuras de proyección (la de Laura y la de Benigna, la de Simón y la del "espectro" Tomás) nacida directamente de la imaginería de Peter Pan.
Mientras, se centran en el desconsuelo y la locura progresiva de una madre dispuesta a hacer lo que esté en su mano para recuperar a su hijo, incluso si eso ha de llevarla a esferas de tinieblas ocultas en los recovecos de un entorno claustrofóbico del que nunca ha sido capaz de desprenderse (el del orfanato, pues como vemos su vida fuera de las paredes del centro será desconocida para nosotros). No es tanto una aventura exterior como una interior, con el orfanato (o la misma psique de la protagonista) como escenario único, en la cual Laura se lanza a desentrañar el enigma de la desaparición de Simón y la aparición de unos fantasmas que son los de su pasado, aún no enterrado del todo, quienes la amenazan desde la oscuridad.

Y con más empeño durante ese clímax donde reina la locura y los dos mundos, el de los humanos y el de los espíritus, se funden finalmente en uno, pero también hay otras sombras planeando por la obra de Bayona...pues de este género resulta imposible no heredar. De ellas "El Orfanato" se nutre sin vergüenza, algo comprensible y por lo que no es necesario condenar, y es que difícil resulta no atisbar en cada situación o secuencia el aroma del cine de Carlos Saura, Kiyoshi Kurosawa, DePalma, Polanski, Hitchcock, Preminger y Spielberg, de los clásicos "Suspense", "Al Final de la Escalera" y "Poltergeist" (de éstos dos se toma la sesión de espiritismo, uno de los momentos más escalofriantes).
Incluso de títulos modernos como "Los Otros", "Frágiles", "Los Abandonados" o la francesa "El Internado". Tras este vendaval de influencias, Bayona logra rendir su tributo al género derrochando talento tras la cámara, apoyado en la magnífica fotografía de Óscar Faura y la música de Fernando Velázquez. Un plantel en el que hallamos a esos geniales Fernando Cayo, Montserrat Carulla, Edgar Vivar, el pequeño Roger Príncep y la impagable Geraldine Chaplin, está encabezado por una Belén Rueda inmensa, que hace gala de su nervio visceral y gran versatilidad como actriz; sin ella esta película no habría sido nada.

Gracias a una exhaustiva campaña comercial, y aunque todos reconocían las referencias de sus autores, "El Orfanato" fue el gran éxito del momento, arrasando en taquilla, en los Goya y en numerosos festivales internacionales.
La originalidad no es precisamente lo que brilla en esta mitad intriga de evocador suspense psicológico, mitad cuento de fantasmas clásico y desenlace desgarrador rodada muy a la manera de Hollywood, pero su calidad, como bien afirma Aurora, depende de una cosa: "no se trata de ver para creer, sino de creer para ver". Hay que creer un poco en ella.