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Almas sin conciencia

Drama Tres estafadores que operan en Roma, Augusto, Roberto y Picasso, preparan un golpe con la ayuda de otro timador, conocido con el sobrenombre de "El Barón". Éste les espera en una solitaria carretera para entregarles las instrucciones. El trío llega a una casa de campo donde, aprovechándose de la buena fe de unas pobres mujeres, les estafan cerca de medio millón de liras. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2009
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y bien, otra cuenta ajustada.

Me habló muy bien Marlboro Man de ella, y Motta refrendó hace poco su euforia.

No andaban desencaminados, aunque yo la he disfrutado algo menos.

Al igual que La Dolce Vita, también la desestimaría para hacer un podio de Federico, pero sin duda es una película interesante, con buenos momentos, con unos Broderick Crawford y Giuletta Massina muy inspirados, pero que luce un tono moralizante y bienintencionado un poco molesto.

Garci y sus secuaces, en la tertulia que ingerí por la noche, y en una experiencia que me retrotrajo a la entrañables veladas de los lunes de hace varios años, lo remarcaban. También exhibieron cierta frialdad con Ocho Y Medio, cosa que medité llevarla a los tribunales.

Ahora bien, cuando nada más irrumpir en la tertulia, Garci subrayó la escena final y dijo que en lugar del rostro de Crawford bien podría aparecer el de Killer Golfo, estuve a punto de aplaudir con los testículos.

¿Por qué te marchaste?

¿Por qué?

¿Por qué me dejaste el corazón en los huesos y escarcha en el pelo?
Barfly
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14 de mayo de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobresaliente película, a pesar de ser una obra desconocida de su gran creador, en la línea de "Los inútiles" pero mucho más emocionante. Sus interpretaciones son muy ajustadas y el sentido del ritmo no baja la guardia, en el retrato de una sociedad italiana que bien podría reflejar justificadamente y sin ningún tipo de frontera temporal los comportamientos culturales y sociales de la sociedad actual o, por lo menos, muchos de ellos. Debería formar parte de lo más notable de este realizador para todos aquellos que conocen la obra del creador de 8 y medio, Amarcord, La strada ó Las noches de Cabiria.
enyel
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21 de julio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
220/24(19/07/20) Notable film dirigido por Federico Fellini, en lo que fue la segunda de las cintas de la "trilogía de la soledad" de Fellini, formada por "La strada" (1953), "Il bidone" (1955) y "Las noches de Cabiria" (1956). Inspirándose en hechos reales, Fellini los conoció en Rímini durante la Posguerra, personaje los protagonizó se apodaba "Lupaccio" ("Lobazo" en español), el guión del propio director junto a sus colaboradores habituales Ennio Flaiano y Tullio Pinelli (con los que coescribió entre otras: “La Strada”, “La Dolce Vita”, o “Fellini 8½”). Protagonizada por Broderick Crawford (papel destinado inicialmente a Humphrey Bogart), Richard Basehart y Franco Fabrizi, interpretan a los timadores Augusto, Picasso y Roberto, que se disfrazan de sacerdotes para estafar a los pobres. Un relato que bien podría ser la continuación de “Los inútiles” (1953), donde los ociosos protagonistas jóvenes habrían evolucionado en la ciudad a pícaros timadores amorales (incluso repite Franco Barezzi en un rol calcado a la del 53). Relato embestido de una tristeza y desencanto con la Condición Humana desgarradora, influenciado por un neorrealismo crudo Fellini no juzga a unos protagonistas viles y mediocres, unos carroñeros que buscan aprovecharse delas necesidades y de los sueños de los débiles, una narración cargada de amargura, un retrato deprimente de la post-guerra, contrastando la picardía de unos frente a la inocencia de los necesitados y la gente rural. Unos vividores charlatanes que cual hienas buscan en las debilidades humanas la sangre de la que surtirse cual vampiros, mezclando el realizador el drama con la emoción de modo exquisito. Yo he visto la versión estadounidense, la que se redujo a 87 minutos, la versión original italiana dura 110 minutos, esto puede influir en algunos defectos de desarrollo que chirrían cuando de buenas a primeras desaparecen dos de los co-protagonistas, y que te dejan sensación de hurto cinéfilo. Asimismo Nino Rota componiendo música ha tenido muchos mejores momentos que esta rutinaria banda sonora. Reseñar que la escena de la fiesta en la casa del tipo arrogante pudo ser el germen de la posterior “La Dolce Vita”.

Seguiremos a tres timadores/ladrones, el veterano Augusto (Broderick Crawford), el pintor/plagiador apodado ‘Picasso’ (Richard Basehart) y el ladronzuelo de sonrisa permanente Roberto (Franco Fabrizi), un trio que se compenetran para sacar dinero a todo el que pueden, surtiéndose de la inocencia de muchos, bien sacando plata a humildes campesinos con el timo del tesoro escondido en campo, bien sacando miles de liras a los pobres que viven en chabolas soñando con hogares de protección oficial, engañando a ‘gasolineros’ con chaquetones, intentando hacer pasar como relojes de lujo lo que son baratelas, o intentando vender cuadros de pintores clásicos lo que son copias.

Augusto es el líder del grupo, tipo que se nota ajado, parece afectarle el reencuentro con su hija (otra tara en la película es que no sabemos por qué el padre hace un año que no la ve, o qué relación tiene con la madre), la ternura de ella, esto acrecentado en el rush final su entente con una joven lisiada, esto hace que se pueda replantear su carroñera existencia, creándonos la duda de si se ha reformado o no, esto le crea al rol un halo de complejidad muy bien manejado en el clímax final. Broderick Crawford lo encarna con gran sentido melancólico, con mirada profunda que deja entrever mundo interior, con gran lenguaje gestual mesurado, teniendo un neurálgico final. Fellini se decantó por él tras vislumbrar un cartel deteriorado precisamente de ese film, y humaniza a su personaje, por el interés que muestra por su hija; "Picasso" es un pintor soñador que anhela tener éxito, pero la vida le ha unido al grupo de estafadores, y con ellos se compenetra a las mil maravillas. Su lado humano sale a flote en su relación con su dulce mujer Iris (notable Giulietta Masina), ella le hace replantearse lo que hace. Richard Basehart le dota de sensibilidad (cercana a su rol en “La Strada”); Roberto es el más amoral de todos (que ya es decir), un ave de rapiña sin sentimientos, siempre con una sonrisa falsa en cada situación. Franco Fabrizi le da vida con una naturalidad chispeante.

Con un gran ritmo, con fluidez narrativa seguiremos esta trama de pícaros que podría haber dado pie a una comedia negra, pero Fellini se atiene a mostrar lo miserable de estos cambalaches, el director indaga con saña en el patetismo de las gentes en cómo se quieren alimentar los timadores de la avaricia de los timados, incluso con el sacrilegio de vestirse de clérigos. Se nos quiere humanizar a estos buitres, a Augusto uno con su hija, a ‘Picasso’ con su esposa, y a Roberto cuando lo descubren en una de sus tropelías. Nos muestran incluso como hay entre el ‘sindicato de ladrones’ clases, ello maravillosamente expuesto en la fiesta de fin de año, como el trío es menospreciado por el altivo anfitrión (también perteneciente al sindicato).

Ello teniendo el centro moral en Augusto y su travesía ética, en un crescendo dramático inteligente (aunque algo apresurado), hasta desembocar en un rush final estremecedor que nos hace dudar, haciendo partícipe al espectador de esta lucha de víboras por la carnaza. Todo esto en un clima donde la melancolía y el cansancio vital te rozan. Retrato incisivo de la soledad, de la pobreza, del egoísmo, del sentido de la vida, de los sentimientos de culpa, de las ansias de redención.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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24 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es Fellini antes de depurar su estilo, antes de emprender el camino del arte personal y el sello que hará de él el genio en la cumbre. Antes del manierismo, retórica, ejercicio de personalidad y voluntad de mezclar locura con la vida. Tan bien supo hacer todo esto después, que se consagró como una vaca sagrada del 7º arte. Realmente humildemente pido perdón porque no soporto todas esas supuestas genialidades que me sacaron de quicio en su segunda aclamada época. Me quedo con el Fellini neorrealista. No es que tenga tampoco una numerosa filmografía en ésta época, pero "Los inútiles", ésta "Almas sin conciencia", del 1955, "La Strada" o la insuperable "Las noches de Cabiria" me dan ya para los altares sin tener que pasar por las otras paranoias artísticas de las que salvo, breves momentos de innegable potencia cinematográfica como "La dolce vita" , "Amarcord" o "Fellini 8 y medio" son difíciles para mí de asimilar.
A lo que vamos, Italia diez años después de la guerra, Roma diez años después vive en la miseria, las casas están destrozadas, el pueblo tiene hambre y frío. Mientras una clase alta, frívola y estafadora vive en el despilfarro y el lujo (la escena de la fiesta en la casa anticipa un poco "La doce vita"). Esta es la historia de tres timadores, que está muy emparentada con "Los inútiles"(1953), Roberto (Franco Fabrizi), Picasso ( Richard Basehart) y el jefe Augusto (Broderick Crawford) son tres timadores que estafan a los más débiles de la sociedad, los pobres sin esperanza, los campesinos hambrientos, los chabolistas. A base de dar golpes a los más necesitados. Son unas sanguijuelas sin sentimientos ni compasión que han ejercitado en la maldad su falta de escrúpulos y carecen ya de toda sensibilidad. Esa es la verdadera tragedia
Picasso es pintor de segunda, su mujer Iris, la gran Giulietta Massina, vive engañada creyendo que su marido es honrado. La hija de Augusto también. Al frívolo y rubio Roberto solo le interesan las mujeres y el vivir bien.
El retrato de cómo perder el alma a base de la maldad y el egoísmo dan justo final al desalmado Augusto, que sufre la vergüenza de ser descubierto y acusado delante de su hija, la vergüenza de sentir el amor de una pobre paralítica cuando está robándole en su plena necesidad, y la vergüenza de la traición a los suyos. Agónico final donde Fellini nos muestra que tampoco nosotros tenemos compasión con el protagonista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Imagomundisblog
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30 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La maldad no es patrimonio de los monstruos, sino de la gente corriente, con buenos sentimientos, con hijos queridos, esposas amantísimas y amistades hermosas.
Los que tienen poco son los más tontos y avariciosos, las presas más fáciles.
Italia en la posguerra. El contraste entre los pueblos de tierras desoladas con campesinos desgraciados y el cierto bienestar de la ciudad.
La mirada de Fellini es implacable, precisa, poderosa. Nada se le escapa. No hay concesiones, pero tampoco regodeo. No se juzga, solo se expone de forma contundente la miseria moral.
Es una película perfecta narrativamente, ligera, sencilla y a la vez profunda y hermosa.
Su única debilidad quizás resida en su simpleza, me refiero a ciertos subrayados y esquematismos, a un aire de didactismo argumentativo, a una maravillosa claridad expositiva que a veces roza lo demasiado evidente.
En cualquier caso, es una muy buena película que transcurre con facilidad y acaba en alto, de manera necesaria, justa, exacta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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