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Y Dios creó a la mujer

Drama. Romance En St. Tropez, Juliette Hardy es una chica huérfana de dieciocho años, sexualmente muy precoz y activa. Eric Carradine, un hombre rico y maduro, se siente muy atraído por ella. Pero está enamorada de Antoine Tardieu, un joven que trabaja en Toulon y es el hijo mayor de una familia humilde que posee un pequeño astillero. El problema es que Antoine sólo quiere tener una breve aventura con ella. Cuando los padres adoptivos de Juliette ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
20 de septiembre de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
132/07(09/09/14) Con el primer film de Roger Vadim la espectacular Belleza Brigitte Bardot saltó a la fama internacional, una escandalosa y polémica cinta para su tiempo, se nos muestra desnuda en varias ocasiones a Bardot, aunque nunca de frente, además habla de algo tan tabú como la liberación sexual de la mujer, de la ninfomanía, de la manipulación sexual de los hombres por una “Lolita”, con secuencias claramente alegóricas al desenfreno sexual, y con diálogos punzantes que se refieren al poder sexual de la mujer. Lástima que todo esto no sea más que un sensual envoltorio de un caramelo que está bastante pobre de contenido. Y es que la trama se antoja bastante lineal, enclenque, falta de desarrollo de personajes, situaciones que se mueven entre el erotismo y, la indiferencia y el ridículo, asemejándose algunos momentos a anuncios de perfumes.

El escenario es Saint Tropez en el litoral francés en la Costa Azul, la protagonista absoluta es una radiante Juliette (exuberante Brigitte Bardot), una chica huérfana de 18 años, vive en un hogar de acogida, a sus tutores les da muchos problemas por energía sexual que desparrama, su sensual lenguaje físico tiene enamorados a los pueblerinos, este fulgor hace que las mujeres del lugar no la ven con buenos ojos. Tiene 3 pretendientes que la ansían, uno es el adinerado y mayor Eric Carradine (buen Curd Jürgens), tipo que desea construir un casino en el pueblo, está bloqueado por un astillero que no desean vender. El astillero es propiedad de la familia Tardie, Antoine (correcto Christian Marquand), el hijo mayor es otro de los pretendientes y por el que Juliette se siente más atraída, pero este no la toma en serio, la utiliza sexualmente. Los tutores de Juliette ante su comportamiento libertino deciden devolverla al orfanato, para impedirlo entra en acción el tercer pretendiente, Michel (buen Jean-Louis Trintignant), el hermano menor de Antoine, que enamorado perdidamente de Juliette le propone matrimonio para no volver a esta institución, acepta y se casan. Juliette mantendrá una lucha interior por controlar su furor sexual y mantenerse fiel a Michel.

Escrito por el propio realizador y por Raoul Lévy, es un film que sobre todo ha pasado a la historia por colocar en el Olimpo de las Divas a Brigitte Bardot y convertirla en Icono Sexual del Séptimo Arte, una actriz limitada en emitir emociones pero sobrada en Hermosura, Sensualidad, Erotismo, un volcán en erupción que ya nos encandila desde su primera aparición desnuda tomando el sol en una terraza entre sabanas blancas. Vadim la convierte en objeto del Deseo, cuerpo de pecado, varias veces desnudo envuelto en sabanas, labios de pecado, contoneos seductores, un vehículo de éxito para mostrar al mundo la idealizada Nueva Mujer, representa a la Revolución Sexual Femenina, una “Lolita” de mentalidad simple que maneja a los hombres a su antojo. Su enorme éxito, sobre todo en USA, demostró que el público estaba deseoso de material y temario abiertamente erótico-sexual, abriendo una nueva era en el cine, que se explotaría a partir de los 60. Pues todo esto se apoya en un guión más plano que el cerebro de Paquirrín, intentan dar algo de fondo con un cuadrangular amoroso que no transmite emociones, una plúmbea reflexión sobre el deseo irrefrenable, la amoralidad, la infidelidad, el perdón, el amor verdadero, pues todo queda como una naif excusa para mostrar en el mayor número de planos a la Bomba Sexual Bardot. Los personajes son meros estereotipos, el tipo mayor de vuelta de todo, el ligón sin escrúpulos para engañar a las “gachis” para llevárselas al huerto, y el inocentón encoñado perdidamente y que no se entera de lo que pasa a su alrededor.

El guión resulta inconexo, un batiburrillo de situaciones mal expuestas, con un desarrollo que no se sostiene, sin terminar de definirse si es sobre el pujante feminismo, si es sobre la ninfomanía, si es sobre una rivalidad entre hermanos, o la bluf sobre la especulación inmobiliaria, menudo pegote esta subtrama. Juliette resulta un mero objeto de deseo, un cuerpo por el que babear los hombres a su paso, la envidia de las mojigatas. Roza el esperpento cuando Antoine se acuesta con Juliette y este se cabrea ante su madre porque ella le ha puesto los cuernos a Michel, no siente Antoine remordimientos por haberse acostado con la esposa de su hermano, y la madre no se lo echa en cara, menuda astracanada.

Brigitte Bardot es el alma del film, cuando no está ella en pantalla todo se oscurece, no tiene sentido, su belleza y sex-apple hace elevar la temperatura y tapar los muchas deficiencias de su nadería de historia, sus curvas, pechos, cabellos, ojos, boca, mirada, sus vestimentas ceñidas, sus bikinis, su desnudez angelical, es la fruta prohibida, apabulla su exuberancia como uno de los cuerpos más impactantes que ha dado el Cine. Intervino en más de medio centenar de films, intentó introducirse en Hollywood pero sus dificultades para el inglés la limitaron. Roger Vadim y Brigitte fueron amantes desde que ella tenía 15 años y el 21, hasta que durante lña realización de este film, 4 años después, se casaron, pero Vadim puso la manzana en la boca del lobo, y es que la Bardot durtate el rodaje se enamoró de Trintignant, dejando a Vadim. El director era de encumbrar a sus musas a los altares del erotismo, y repitió experiencia con Jane Fonda, dándoles papeles eróticos cuando formaban pareja, tras su separación repitió Vadim con Catherine Deneuve.(continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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23 de julio de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huérfana, viviendo con padres adoptivos que no lucen ni suficientemente formados ni lo bastante afectivos y con una figura de esas que irremisiblemente atraen las miradas para bien o para mal, Juliette Hardy es una coqueta muchacha de 18 años, muy afectuosa con los animales (como lo sería siempre Brigitte Bardot). Trabaja con desgano en una librería y no parece interesarle nada distinto a conseguir a un hombre que la quiera y le proporcione un verdadero hogar. La joven rubia, se siente particularmente atraída por Antoine Tardieu, el mayor de tres hermanos, pero éste solo consigue verla como un objeto sexual sin plan alguno con ella. En silencio, Michel, el hermano del medio, ama a Juliette… y cuando se entera de que, por su comportamiento, los Morin planean devolverla al orfanato, para impedir que esto ocurra le propone casarse con ella, con lo que la chica queda en un verdadero aprieto.

Este es el comienzo de una historia de amor, escándalo y pasión, en la que tres hombres (el tercero, Eric Carradine, un rico constructor en plan de negocios con los Tardieu) se verán seriamente tentados por aquella sensual muchacha por la que se sienten irremediablemente atraídos.

El guión, escrito por el director Roger Vadim en compañía de Raoul J. Levy, cuenta con atractivos diálogos, y los personajes consiguen mantener nuestro interés por la manera como proceden en aquel contraste generacional, donde cada quien expone a su manera lo que posee y lo que entiende de la vida, mientras la joven reclama afecto y luce dispuesta a tomarlo donde lo encuentre.

Vadim trata a su personaje con claro afán de escándalo si se logra ubicar las imágenes en 1956, donde, por mucho menos, en meses anteriores ya se había prohibido y vituperado un lúcido filme como “Baby Doll” de Elia Kazan. Y como era de esperarse, la iglesia se pronunció en Francia y la Legión de la Decencia estadounidense también hizo lo suyo con afán de prohibirla. Pero los criterios morales se han vuelto más amplios y generosos, y vista hoy día, “Y DIOS CREÓ A LA MUJER” es apenas una sencilla historia sobre una bonita y coqueta muchacha que solo desea un poco de amor en libertad.

Juliette es un poco Carmen (la de Merimée) con su pasión, coquetería y libertad; y es también en algunos aspectos, sobre todo en su interés por andar descalza (con los significados de libertad y otras cosas que esto conlleva), María Vargas, el célebre y magnífico personaje que Joseph L. Mankiewicz nos diera en “La condesa descalza”.

Con “Y DIOS CREÓ A LA MUJER”, Roger Vadim logró todo lo que quiso: Hacerse mundialmente famoso, convertir a su mujer (Brigitte Bardot) en un mito erótico con doble inicial como M.M. (Marilyn Monroe) o como C.C. (Claudia Cardinale) y además hizo dinero por montones porque, contra toda censura (o gracias a ella) en todo el mundo la gente acudió precipitadamente a ver la película.

Cuanta razón ha tenido Mark Twain: “Adán y Eva se comieron la manzana porque era prohibida, donde les prohiban la serpiente… ¡Se la comen!”
Luis Guillermo Cardona
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3 de febrero de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El inaudito e inesperado éxito que cosechó esta primeriza obra de R. Vadim, hasta convertirla en película de culto, solo puede explicarse por la represión sexual que aún imperaba en la púdica sociedad occidental a mediados del siglo XX.

Aunque ya sonaban los nombres de Marilyn Monroe (La tentación vive arriba, 1955) , Jayne Mansfield, Sofia Loren o Gina Lollobrigida, la aparición de Brigitte Bardot en "Et Dieu créa la femme" supuso la consagración del fenómeno sex symbol en el cine europeo de los años 50.

Numerosos son los cinéfilos que tildan la cinta de mediocre – y así parece demostrarlo la calificación de 5,2 de Filmaffinity – por la historia aparentemente banal que relata y el protagonismo exagerado reservado por el director francés a su musa y joven esposa.

Con todo, Et Dieu créa… merece de hecho al menos un 7 porque describe perfectamente, por medio de un relato interesante a nivel psicológico y sociológico, la fascinación que la Mujer - ¡con M mayúscula! - puede ejercer sobre hombres de índole muy diferente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
remay
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27 de diciembre de 2015
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota los años en cuanto a la mayoría de las actuaciones (bastante malas), en cuanto a la manera de rodar.

La historia tiene su interés, en aquella época, sin apoyo familiar ni económico, con costumbres liberales, es perderse ante los demás y ante sí misma, por ello Juliete se sumerge en la música, en la fiesta.

Sería interesante una nueva versión.

Ahí está la contradicción de un hombre que tiene muchas mujeres es un macho y una mujer que ha tenido muchos hombres es una perdida.
kiki
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21 de junio de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olvídense de esas míticas escenas en la playa, ¿recuerdan? Ava Gardner en La noche de la iguana o Úrsula Andress en El doctor No, aquí Bardot las eclipsa a todas y es que hasta esa playa Mediterránea con su pinar y todo es más bonita.
Roger Vadim consigue mostrarnos una serie de personajes sin inquina hacia ninguno, tal y como son, no hay malos, cada uno tiene sus motivos, sus lealtades y sentimientos para conducirse como lo hacen y a ninguno le faltan razones, es más saben con qué y con quién se la están jugando.
Los que esperen, como yo, un mero entretenimiento para lucimiento de la Bardot se llevarán puesto un drama familiar que hace olvidar cualquier prejuicio.
A destacar la escena donde la descarada Juliette baja a coger la cena en su noche de bodas para subirla al lecho conyugal ¿Alguien tiene una suegra tan paciente?
Tras más de sesenta años, esta película se mantiene en forma, con alguna incorrección política aparte.
Ah, recomendable su visionado en Francés original que al igual que el italiano son idiomas con una sonoridad elocuente y musical que subrayan los diálogos de una forma armónica con la imagen.
José Miguel
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