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La teoría del todo

Drama Narra la relación entre el célebre astrofísico Stephen Hawking y su primera mujer, Jane, desde que ambos se conocieron siendo estudiantes en la Universidad de Cambridge a principios de los 60 y a lo largo de 25 años, especialmente en su lucha juntos contra la enfermedad degenerativa que postró al famoso científico en una silla de ruedas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 234
Críticas ordenadas por utilidad
5 de enero de 2015
39 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que la vida de Stephen Hawking debe haber sido muy pero muy dura, que su genialidad en la astrofísica y su dedicación a la misma, no debe haber colaborado en sus relaciones humanas. Pero no por eso deja de ser un genio.
La película nos presenta una visión muy depurada de su vida cotidiana con algunas referencias a sus logros científicos.
Esta magistralmente hecha, pues con suma delicadeza, para un tema muy duro, el director nos presenta algunos hitos de su vida, manteniendo un buen ritmo cinematográfico, donde la imagen toma protagonismo y nos revela mucho de esa vida. Sin caer en melodramas, sentimentalismos gratuitos, da pantallazos de esa realidad.
Stephen y su primera esposa Jane se ganan todos los aplausos, pero por supuesto el actor Eddie Redmayne que personaliza a Hawking, merece el Oscar a mejor actor. Su trabajo al personalizar a Hawking desde la primera escena, hasta la última, es sobresaliente. El drama de Jane, (su padre dice algo como: Y no va a ser una lucha, Jane. Será una derrota muy dolorosa), es digno de admiración. Haber cuidado de su esposo de los tres hijos no es para cualquier persona.
No es necesario ningún desnudo femenino, ninguna explicación como concibieron esos tres hijos, tan solo un beso en el dormitorio nos indica una sensualidad completa.
Una excelente película sobre la vida familiar de Stephen Hawking, basada en el segundo libro escrito por Jane. Que para los que no conocíamos, más que los libros sobre astrofísica, es todo lo que necesitamos para acercarnos a su vida personal.
Un comentario final: después de divorciarse de su segunda esposa, el científico vive hoy con su ama de llaves, sin amor, que se sepa. Cuando cumplió 70 años, en 2012, concedió una entrevista en la que explicó que las mujeres eran para él uno de los mayores enigmas del universo: «Ellas son para mí un completo misterio».
GustavoAntonio
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22 de enero de 2015
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca deberíamos olvidar que nacemos de un acto de amor. Pero también, venimos al mundo gracias a un acto de sacrificio. Millones de células haploides que constituyen el gameto masculino son sacrificadas en nombre de una única que, al alcanzar el gameto femenino, inician el hermoso proceso de la vida. Amor y sacrificio, quedan de esa manera emparejados desde el orígen de nuestra especie, siendo los pilares olvidados de una humanidad que continúa su evolución con la mirada puesta en otros sentimientos y logros que consideramos de mayor importancia, y que pasan por encima de la esencia de nuestro orígen.

James Marsh, basándose en el libro escrito por la esposa del mundialmente famoso divulgador científico Stephen Hawking, Jane Hawking, propone un viaje por los rincones de las relaciones personales, sumergiéndose en los verdaderos motivos que mueven al ser humano a amar y a sacrificarse. Usando la vida del cosmólogo como telón de fondo, Marsh encuentra en la enfermedad y en la lucha de Stephen y su mujer por salir adelante, las motivaciones para sacar adelante una película que, con su estética clásica y cuidada, nos ofrece una visión del famoso personaje que se aleja del biopic tópico, para proponernos un interesante y emotivo recorrido por los puntos fuertes y débiles del coraje y la valentía humanos, al tiempo que presenta una hermosa historia de amor verdadero, basado en el sacrificio y la entrega.

Una historia que consigue acoplarse a los sentimientos del público gracias al soberbio trabajo de su pareja protagonista.

Por un lado, se encuentra Eddie Redmayne. El joven intérprete, en un ejercicio camaleónico, compone un Stephen Hawking que basa toda la fuerza de interpretación en el descomunal esfuerzo físico que se impone el británico para mostrarnos el proceso de deterioro físico de su personaje. Una labor sacrificada y monumental, capaz de llevarnos a los rincones más oscuros del sufrimiento de una persona que desde su silla, siempre ha intentado volar más allá de los límites del universo, en una demostración de tenacidad y valentía digna de elogios. La simbiosis que se establece entre actor y personaje, sirve para ofrecernos una de las interpretaciones más enormes de este año, y sin duda, una de las más brillantes a nivel físico de los últimos tiempos.

Por otro lado, nos encontramos a Felicity Jones. Y aquí hay que ponerse muy serios. El trabajo de la inglesa, desarma al espectador desde el primer instante por la pureza de su composición, y la desgarradora veracidad de sus quiebras emocionales. Huyendo de los recursos efecistas que Eddie Redmayne puede emplear para redondear su trabajo, Jones acude a las emociones más humanas para componer un retrato soberbio de la esposa sacrificada y por momentos, olvidada, que vive buscando realimentar su existencia a través de un amor muy distinto al que imaginaba en un primer cruce de miradas. La manera en que la actriz sostiene las emociones de su personaje, dejando que estallen en brutales secuencias cargadas de emotividad, convierten al personaje de Jane Hawking en una musa sobre la que el director y toda la película, se permiten inspirarse.

Unido esto a la cuidada ambientación, la preciosa banda sonora, y la correcta labor del resto del reparto, con nombres tan grandes como los de David Thewlis, Emily Watson o el joven Charlie Cox; James Marsh consigue uno de los grandes títulos del año. Una película nacida de las emociones y que fluye a través de los sentimientos. Un título que confirma el acierto de emplear la vida de personajes famosos como base sobre la que cimentar relatos que trasciendan la mera descripción de sus vivencias. Una película hermosa, que descansa en la infinita belleza del todo y de la nada.
EuTheRocker
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10 de mayo de 2015
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Romántico biopic sensiblero de la figura de Hawking, sobrevalorado y carente del alma del propio protagonista, que es la ciencia, qué es más bien escasa y en pequeñas dosis como referencia pero para nada tan directas y cualitativas como debería ser la vida y obra de uno de los científicos más importantes vivos sobre esta destructivo hogar que llamamos Tierra.

El desarrollo se centra en la vida amorosa del protagonista, de las dos mujeres que amo, de los tres hijos que tuvo y de los amigos que siempre estuvieron a su lado durante toda su vida, con momentos emotivos, dramáticos y por supuesto pesados, muy pesados, aburridos, con ganas de desconectar. También vemos las dificultades que superó, pero son tan rápidas y escuetas que pareciera que la enfermedad fuera un "paseo por las nubes".

La pregunta de este film, es la eterna ¿y la ciencia? Aparece, en escasos momentos, y son sólo pequeñas referencias de lo qué en verdad este hombre a aportado al mundo de los libros de física, por lo tanto, decepción, mi decepción, ya que espera un ese punto de vista y adaptación. Romanticismo científico, lo que realmente importa se nos escapa de la vista.

Lo mejor sin duda es la interpretación de Redmayne, muy lograda, pero tampoco para Oscar, aunque viendo la calidad de las actuaciones masculinas de este año, es claro merecedor, aunque hay algo que ha sido aún más excepcional, la actuación de Felicity Jones, tremenda, la evolución de su sufrimiento psiquico ha sido muy bien plasmada, como el maquillaje para mostrar ese dolor evolutivo, y no se ha llevado el Oscar porque este año las mujeres, sus actuaciones, han sido tremendas respecto a su calidad.



En resumen, un engaño, puro engaño, la eterna mentira del cine, la venta de un biopic intelectual, y la compra de un drama romántico cargante sólo apto para lacrimógenos sensibleros y tontos fáciles de engañar (mi caso).

Posdata: Espero que no hagan lo mismo con Carl Sagan.
Ranxomare
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14 de enero de 2015
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teniendo en cuenta la fructífera relación de Hollywood con los biopics, ya ni sorprende que los elegidos hayan dejado de ser fantasmas del pasado, para ocupar el terreno de las celebridades aún con vida, toda una ventaja si tenemos en cuenta que, en última instancia, estos mismos pueden dar su visto bueno al proyecto.

Sin saber muy bien el grado de implicación de Stephen Hawking en el resultado final, lo que si tenemos aquí es la adaptación de la novela autobiográfica de la que fue su esposa durante veinte años, base sobre la que se asienta un guión destinado a narrar la vida y milagros de una de las figuras científicas más relevantes de la historia contemporánea.

Tras la cámara, el poco conocido realizador británico James Marsh, que hay que reconocer, culmina un brillante y estiloso ejercicio de profesionalidad, al menos durante el tiempo que dura el despertar de esa mente maravillosa, unido a una sombra de peligro continuo, expresado en la debilidad física conocida en el personaje.

Mientras ese proceso degenerativo circula en paralelo al progreso mental de Hawking, todo fluye en la dirección correcta, pero por desgracia, y justo alcanzado el meridiano, su desarrollo argumental acaba por tomar un partido casi exclusivo por el factor humano, precipitando la obra a un terreno emocional excesivamente pantanoso, donde la ciencia queda tristemente aislada en favor del drama más convencional.

Un hecho que resulta una muy buena noticia para sus actores, que tienen la ocasión de lucirse en el marco ideal que presentan las historias sobre la superación personal, en lo que básicamente, es un esfuerzo de mimetización sorprendente de Eddie Redmayne en la piel de Hawking, regalando un trabajo interpretativo plenamente convincente y sobrado de talento.

En los apartados técnicos, destaca la cuidada ambientación de los 60, y la delicada banda sonora de Johann Johansson, dentro de esa habitual solvencia en los acabados que siempre ofrece el cine británico.

Finalmente, y aprovechando su título, habra que decir que esta biografía de Stephen Hawking se queda a medio camino entre la nada y el todo, seguramente por un exceso de edulcorante en su propuesta, algo que indudablemente, no es lo esperado cuando El Séptimo Arte se acerca a una personalidad de carácter tan notable.



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alcaide
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10 de febrero de 2015
37 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elegante y delicado vacío. Agujero blanco, pulido y relamido.
O matrimoniadas. Aquí el que no se casa y no es feliz es porque no quiere, ya que está todo lleno de gente buena, generosa y estupenda dispuesta a entregar su vida por ti con una comprensión infinita y un amor a prueba de bombas.
Veamos. Esto se trata de contar sin contar, de decir y no decir, de un ay y un huy. De una biografía sin vida. De una suma de santos. Todo apañado, limado y triturado con fuertes dosis de banalidad, mediocridad y convencionalismo amable. Un pudin indigesto.
La tarea de eliminación de los posibles altercados, curiosidades, desvíos o asperezas ha sido tan perfecta que se han cargado la película. Ni una banda sonora poderosa y atronadora nos engaña, ni unas interpretaciones inspiradas nos despistan, ni una fotografía preciosa tampoco; es imposible ante un cuerpo al que le han quitado (las vísceras, el corazón, los huesos, los nervios..., y hasta el alma) todo y solo han perdonado una piel muerta, cuidada, de exposición necrófila.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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