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Rep. Dominicana El gran desafío
5.538
Drama
Finales de los años treinta. Los mejores jugadores de póker compiten por el triunfo en Nueva Orleáns. Un joven jugador (McQueen) se incorpora al selecto grupo de tahúres que se proponen derrotar al rey "Robinson". Popular película con partidas llenas de suspense. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Piensa en la carta que tú quieres que salga, no en la más probable, no pienses que la que debería salir es una y no otra, deja de lado las leyes del caos, que hagan su trabajo como sea, puede que con un poco de ayuda de la física cuántica, y concéntrate en tu voluntad, como si la última carta que reparte Lady Manitas fuera a depender de ti. Steve McQueen y Edward G. Robinson esperan, cada uno con su correspondiente gota de sudor frío en la cara, la mente en el as de picas, la dama de corazones o lo que sea. La multitud espera esa última carta que por fin se descubre en el tapete. Llegar aquí, a esta tensión, no es fácil cuando la trama es realmente sencilla, atrapar al espectador tejiendo la atmósfera ideal para acabar descubriendo el desenlace supone un trabajo muy meritorio. A mí me ha atrapado, desde luego.
No sé quién está mejor, si McQueen o Robinson, tal vez el siempre excelente Karl Malden, el caso es que en "El rey del juego" se nos ofrece una oda el azar, más incluso que al dinero que se juegan, la reflexión se centra en lo inevitable, los designios ineludibles. Una vez no hay marcha atrás ya puedes pensar en la carta que quieres que salga, no hay nada que hacer, no depende del observador, de su libertad, el drama está ya escrito. El principio y el final, con el muchacho negro, tienen mucho que ver con todo esto.
No sé quién está mejor, si McQueen o Robinson, tal vez el siempre excelente Karl Malden, el caso es que en "El rey del juego" se nos ofrece una oda el azar, más incluso que al dinero que se juegan, la reflexión se centra en lo inevitable, los designios ineludibles. Una vez no hay marcha atrás ya puedes pensar en la carta que quieres que salga, no hay nada que hacer, no depende del observador, de su libertad, el drama está ya escrito. El principio y el final, con el muchacho negro, tienen mucho que ver con todo esto.
1 de abril de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que más de una persona me cogerá cierta manía después de leer esta “critica” (sobre todo algunos amigos míos).
El juego, ¿es algo bueno o malo? Pero creo que ahora no hablamos de juego, sino de póker. Esas reuniones entre amigos donde no pueden faltar las cartas para jugar, y si se trata de una partidita de póker mejor que mejor, ¡desplumemos a nuestros amigos!
Ese juego de cartas que tan famoso se ha hecho en los últimos años (aun no sé muy bien porque). Pero que cuando apagas el DVD y te sale la señal de la televisión, es muy difícil no encontrarte con un programa de póker. Pero dentro de la categoría del póker hablamos de la rama más fácil de jugar. Es la modalidad del Texas holdem. No sé si está bien escrito, pero creo que todo el mundo conoce dicha modalidad.
En la película nos descubren otra modalidad de este mismo “juego”. El póker descubierto. A priori parece más interesante, aunque también es cierto que tienes menos probabilidad de ligar algo, puesto que tan solo juegas con tus cinco cartas, pero cuatro están descubiertas y una tapada. Así que juegas casi al desnudo. Pero, ¿Quién dijo miedo?
El film nos muestra la ciudad de Nueva Orleans y los ambientes que allí se Vivian. Desde la alta sociedad que despilfarra el dinero, hasta el más tierno niño que intenta salir del hoyo mediante el juego.
No será una película muy recordada por el público, pero para todo amante del póker es una película que debería ver para abrir sus horizontes y no quedarse estancado en la modalidad del Texas holdem (sigo sin saber si está bien escrito, pido disculpas)
El juego, ¿es algo bueno o malo? Pero creo que ahora no hablamos de juego, sino de póker. Esas reuniones entre amigos donde no pueden faltar las cartas para jugar, y si se trata de una partidita de póker mejor que mejor, ¡desplumemos a nuestros amigos!
Ese juego de cartas que tan famoso se ha hecho en los últimos años (aun no sé muy bien porque). Pero que cuando apagas el DVD y te sale la señal de la televisión, es muy difícil no encontrarte con un programa de póker. Pero dentro de la categoría del póker hablamos de la rama más fácil de jugar. Es la modalidad del Texas holdem. No sé si está bien escrito, pero creo que todo el mundo conoce dicha modalidad.
En la película nos descubren otra modalidad de este mismo “juego”. El póker descubierto. A priori parece más interesante, aunque también es cierto que tienes menos probabilidad de ligar algo, puesto que tan solo juegas con tus cinco cartas, pero cuatro están descubiertas y una tapada. Así que juegas casi al desnudo. Pero, ¿Quién dijo miedo?
El film nos muestra la ciudad de Nueva Orleans y los ambientes que allí se Vivian. Desde la alta sociedad que despilfarra el dinero, hasta el más tierno niño que intenta salir del hoyo mediante el juego.
No será una película muy recordada por el público, pero para todo amante del póker es una película que debería ver para abrir sus horizontes y no quedarse estancado en la modalidad del Texas holdem (sigo sin saber si está bien escrito, pido disculpas)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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20 de enero de 2007
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable film que ahonda en los valores del honor, la superación personal y la fidelidad hacia uno mismo y hacia los demás. Personajes muy simbólicos como Melba (Ann-Margret) como mujer fatal y símbolo de la tentación y el mal; por otro lado tenemos a Karl Malden, amigo de Kid (Steve McQueen) y esposo de Melba, fiel al juego y odia las trampas que tanto le gustan a Melba, pero cuando la presión económica está sobre él, no solamente puede que rompa su honor, sino también el de su amigo Kid. Lady Fingers (Joan Blondell) es otra de las grandes secundarias de la película. En contra, no me convenció McQueen, muy frío y quizás sobreactuando en las escenas en las que aparenta nerviosismo.
Película por tanto en honor a los antiguos valores, pues el dinero no es el premio, sino la herramienta
Película por tanto en honor a los antiguos valores, pues el dinero no es el premio, sino la herramienta
3 de enero de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Norman Jewison nos dejo para la posteridad la mejor partida de poker que se haya filmado jamás.
Media película, la partida final, corresponde a un mano a mano antológico de dos artistas irrepetibles. El joven y ambicioso Steve McQueen, frente al viejo y orgulloso Edward G. Robinson. La otra mitad, el preludio, es un ejercicio inmenso de presentación de personajes, ritmo narrativo, y la tensa espera que precede al momento cumbre.
Dos interpretaciones descomunales, dos titanes enfrentados cara a cara en busca de la gloria. Codicia, honor y respeto. Lucha de egos. La batalla traspasa la pantalla para ofrecernos uno de los más grandes duelos interpretativos de la historia.
Pero no están solos, les acompaña un elenco de auténtico lujo. Karl Malden como fenomenal pero frágil crupier, Joan Blondell como Lady Manitas, en un papel escueto pero inolvidable, y sobre todo una arrebatadora Ann-Magret como una de las femmes fatales más irresistibles que un servidor recuerde.
Una excelente ambientación de Nueva Orleans, una magnífica fotografía de interiores y una dirección sin fisuras hacen de esta película un clásico imperecedero.
La banda sonora, cantada al principio y final por Ray Charles, hacen el resto.
Una mesa, cinco naipes y una lámpara... y una jota de diamantes que cambiará el destino de los protagonistas. Uno de los finales más memorables que se recuerden. Vencedores y vencidos, triunfadores y perdedores. En el juego y en la vida. Todo depende de una miserable carta de la baraja.
Media película, la partida final, corresponde a un mano a mano antológico de dos artistas irrepetibles. El joven y ambicioso Steve McQueen, frente al viejo y orgulloso Edward G. Robinson. La otra mitad, el preludio, es un ejercicio inmenso de presentación de personajes, ritmo narrativo, y la tensa espera que precede al momento cumbre.
Dos interpretaciones descomunales, dos titanes enfrentados cara a cara en busca de la gloria. Codicia, honor y respeto. Lucha de egos. La batalla traspasa la pantalla para ofrecernos uno de los más grandes duelos interpretativos de la historia.
Pero no están solos, les acompaña un elenco de auténtico lujo. Karl Malden como fenomenal pero frágil crupier, Joan Blondell como Lady Manitas, en un papel escueto pero inolvidable, y sobre todo una arrebatadora Ann-Magret como una de las femmes fatales más irresistibles que un servidor recuerde.
Una excelente ambientación de Nueva Orleans, una magnífica fotografía de interiores y una dirección sin fisuras hacen de esta película un clásico imperecedero.
La banda sonora, cantada al principio y final por Ray Charles, hacen el resto.
Una mesa, cinco naipes y una lámpara... y una jota de diamantes que cambiará el destino de los protagonistas. Uno de los finales más memorables que se recuerden. Vencedores y vencidos, triunfadores y perdedores. En el juego y en la vida. Todo depende de una miserable carta de la baraja.
28 de abril de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En pleno ascenso al estrellato el carismático Steve McQueen protagonizó esta historia sobre partidas de póker ambientada en los años treinta. Interpreta a un osado jugador de naipes que ansía enfrentarse con el veterano rey del campeonato, Edward G. Robinson.
Si no te gusta el póker quizá la película te pueda parecer algo aburrida. La historia tampoco da mucho de sí pero la presencia de su atractivo reparto compensa las carencias argumentales. Destacaría, a parte del carisma de su protagonista, la sensualidad de Ann-Margret, la veteranía del siempre correcto Edward G. Robinson, la belleza inocente de Tuesday Weld, el talento de Karl Malden que volvería a trabajar junto a McQueen un año después en Nevada Smith, y la presencia del siempre inquietante Rip Torn. La banda sonora de Lalo Schifrin como siempre raya a gran altura junto al tema principal "The Cincinnati Kid" cantado por el gran Ray Charles.
En definitiva, se trata de una película que habla sobre una época de crisis social y económica en la que mucha gente arriesgaba con el juego. Más o menos como ahora pero on line. Gente honesta y trabajadora frente a tahúres e interesados que por lo general terminan mal.
Si no te gusta el póker quizá la película te pueda parecer algo aburrida. La historia tampoco da mucho de sí pero la presencia de su atractivo reparto compensa las carencias argumentales. Destacaría, a parte del carisma de su protagonista, la sensualidad de Ann-Margret, la veteranía del siempre correcto Edward G. Robinson, la belleza inocente de Tuesday Weld, el talento de Karl Malden que volvería a trabajar junto a McQueen un año después en Nevada Smith, y la presencia del siempre inquietante Rip Torn. La banda sonora de Lalo Schifrin como siempre raya a gran altura junto al tema principal "The Cincinnati Kid" cantado por el gran Ray Charles.
En definitiva, se trata de una película que habla sobre una época de crisis social y económica en la que mucha gente arriesgaba con el juego. Más o menos como ahora pero on line. Gente honesta y trabajadora frente a tahúres e interesados que por lo general terminan mal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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