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In the Aisles

Drama. Romance Christian es nuevo en el supermercado. Se adentra en este universo desconocido con la ayuda de su compañero Bruno, que le enseña todos los trucos de la profesión y se convierte en su amigo. En poco tiempo se enamora de Marion, que trabaja en el departamento de dulces y siempre bromea con él. Pero Marion está casada, aunque no es feliz en su matrimonio. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
21 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuántas y cuántas veces habremos oído decir eso de que lo importante es saber ver la felicidad de las pequeñas cosas del día a día. En medio de la rutina laboral más asfixiante, Thomas Stuber describe con maestría todos esos oficios que condenan a sus trabajadores a un considerable aislamiento social. Seres solitarios, noctámbulos y perdedores de toda clase que terminan encontrando en ese universo paralelo algo parecido a una familia con sus consiguientes relaciones afectivas. Una mirada a ese lado oculto, al underground de la sociedad del consumo, a toda la biodiversidad humana que se abre paso cuando las grandes superficies cierran. Al otro lado de las puertas, la jerarquía del supermercado y las ilusiones personales, algunas frustradas y otras aún anheladas por quienes comparten este destino.

En medio de un tratamiento fotográfico y estético absolutamente brillante, donde los colores desaturados realzan amarillos y azules en una paleta cromática pluscuamperfecta, "In den Gängen" despliega todos sus encantos en los pequeños detalles. Una narración cinematográfica desbordante de belleza y lirismo, que fija algunas de esas imágenes imborrables en la mente del espectador. Imposible olvidarse de ese beso de esquimales y su tensión contenida, o de ese final prodigioso, anticipado desde lo sonoro en una de las metáforas más bonitas que recuerdo haber disfrutado en la oscuridad de una sala de proyección. La evocación del paraíso que persigue a Christian, Marion, Bruno y el resto de trabajadores, tras esa postal de una playa con palmeras que preside la sala del café, ese rincón desde el que los protagonistas se permiten soñar nuevos futuros.

Las soberbias actuaciones de Franz Rogowski (Christian), Sandra Hüller (Marion) y Peter Kurth (Bruno), terminan por elevar la película a un tono de sentimentalismo contenido, en el que aquello que se demuestra en una mirada o en un gesto cobra mucha más fuerza que aquello que se dice. Un relato sensible y lleno de emociones salvajes que son puestas siempre en la piel de personajes tan honestos que hacen imposible no conectar con ellos. Que nadie espere una película de ritmo trepidante, aquí el secreto está en entender que en el seno de lo cotidiano es donde surgen las historias más humanas.
Luis Arteaga
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6 de abril de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Universidad de la calle

A primera vista A la vuelta de la esquina se vende como una especie de comedia feel-good europea, pero no es así. Después de verla, el espectador sabe que está ante algo mayor, ante un mensaje elevado sobre la vida misma. El guion de Clemens Meyer y Thomas Stuber se construye sobre una dialéctica que no pretende engañar al espectador, sino que le invita a unirse a la historia de vida que se narra entre sus líneas. Consigue crear personajes que parten de un arquetipo: el universo del supermercado, pero que humaniza de tal forma que tienen identidad propia. Manejados con brillantez en los ojos de Christian, se puede vislumbrar el gran contenido emotivo y con una delicadeza que convierte el film en una forma de reflexión elegante. Se ve acompañado por un libreto donde los silencios hablan más que las palabras.

El conflicto interno llega a las entrañas del público, saben captar la esencia de la sensibilidad. Se convierte en un mundo de la calle, que se comprende a la perfección. Crea una empatía nada forzada, que todavía ensalza más el film. El cúmulo de pasiones, desasosiegos y verdad desemboca en un final que es una metáfora en sí misma de la vida. Sus ángeles y demonios. El cansancio y la ilusión de vivir. Como pasase con filmes como la francesa ‘Girlhood’, es hablar de un estrato social trabajador sin caer en los clichés. Una muestra de la enseñanza de la vida, de los errores y aciertos. Un camino por recorrer que atrapa a la persona y acompaña a sus protagonistas de una manera directa. Una mirada distinta a algo tan aparentemente simple como un supermercado. Una complejidad hilada con un buen lenguaje cinematográfico.

La sensibilidad de la interpretación sin adornos

A la vuelta de la esquina no habría tenido tan buenos resultados sin su elenco principal. Actores en una estado magistral, que no necesitan ningún aditivo para transmitir más que sus propias armas artísticas. Franz Rogowski empieza como un protagonista tímido, con una fuerza paulatina que va creciendo hasta convertirse en la esencia del film. Un actor sin miedo a la expresión actoral cruda. Una manera de moverse en el espacio y de utilizar el lenguaje no verbal, que consigue que no le haga falta el diálogo. Su partenaire, Sandra Hüller, da esa pizca de dulzura, de inocencia, pero atrapada en sus demonios. Es la némesis a su vez del Christian de Rogowski. Lo interesante era hacer sentir a través de ellos sin grandes artificios. Convertir lo banal en increíble y ambos consiguen consolidarse como una buena pareja artística. Bravo, ambos fascinantes.

Este mundo no sería posible sin los distintos personajes que completan la historia. Es difícil crear un reparto coral y no quede desaprovechado. En multitud de ocasiones, se ve ese planteamiento en el que los personajes vehículos no llegan a ninguna parte. En esta cinta no ocurre así. Cada miembro del supermercado permite a la propia historia jugar un papel activo. El supermercado es un personaje más. Las situaciones cotidianas y las interpretaciones que las acompañan la hacen especial. Una mención especial a Peter Kurth, quién aparentemente aparece en un plano secundario, pero termina por ser una parte esencial. Bruno es el patriarca del desgarro, es la desilusión hecha personaje, que consigue contrastar con esa protección desinteresada y bondad. Kurth se mimetiza con Bruno desde la primera escena y deja huella en el espectador. Es lógico que el propio film considere subrayar la importancia de este personaje. Caramelo actoral exquisito.

La vida en tres estados

Uno de los contras que tiene el film es la manera de venderse en España con el título de A la vuelta de la esquina, no refleja la alegoría de su título original: ‘En los pasillos’. La razón es que su nombre en Alemania es un resumen perfecto de lo que ocurre: los pasillos del supermercado que llevan a los del propio alma. De esta manera, puede crear expectativas en el espectador de encontrarse una comedia campechana y descubrir algo más. Por ello, algún sector del público se puede ver decepcionado al encontrarse una compleja reflexión de la vida y no un entretiempo ligero. El motivo es que es un largometraje que merece ser meditado, sin prisas, con intención de ir más allá. De entrar dentro. Una vez vista, si se consigue dejarse magnetizar por la cinta, es imposible no pensar en ella días después.

En aspectos técnicos, se tiene que subrayar la importancia de la dirección fotográfica, artística y el montaje. La selección de colores, planos que hablan por sí solos, la puesta en escena… son fantásticos. La manera de organizar cómo se estructura la historia es un acierto: partirla en tres partes, que después de verlas se entienden. Un estilo europeo con una verdad nada contenida y que su intención es hablar de la vida, pero la vida de la gente de a pie. Un homenaje a las personas con una vida lejos de artificios, pero que hay una historia detrás. De eso habla esta película, de la importancia de alzar la voz no solo para contar conflictos sociales, sino también para ver lo que hay dentro. Del alma. Con tintes sociales al hablar de contexto histórico y socioeconómico, que no chirría y aportan más inteligencia a lo que se está viendo.

Conclusión

A la vuelta de la esquina es una película que va de menos a más y acaba capturando al espectador en un universo de a pie con un desgarro emocional original. Historias de vida que permiten reflexionar sobre la existencia vital y de la rutina desde una perspectiva emocional. Unos actores excelentes que no tienen miedo a mostrar la dureza de la vida misma. Una película que no deja indiferente. Deja huella durante varios días. Un pensamiento constante y bien construido que merece ser contado. Solo se puede decir que hay que dejarse embrujar por “los pasillos” del supermercado de Thomas Stuber. Sentimiento puro.

Escrito por Diego Da Costa
https://cinemagavia.es/a-la-vuelta-de-la-esquina-critica-pelicula/
Cinemagavia
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20 de abril de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mantengo la costumbre de, en caso de duda, apostar por películas que han llamado la atención en algún certamen. Siempre -me digo- puedo encontrarme con ese cine reflexivo que me recuerde nuestro europeo y ya prácticamente desaparecido cine de ‘arte y ensayo‘. Es decir: ante el riesgo del patológico cine banal de la actualidad, mejor me meto en una obra que me haga pensar un rato…

‘A la vuelta de la esquina’ -horrorosa traducción libre a la española de lo que debería denominarse ‘En los pasillos’, pues de eso se trata y así se traduce el aleman título original- es una película del peculiar Thomas Stuber, basada en un pequeño relato -menos de 20 páginas- del escritor y co-guionista de film Clemens Meyer, en su ‘Die Nacht, die Lichter: Stories’ (2004).

La historia se resume en el objetivo de adentrarnos en los entresijos de un triangulo laboral que ficha todos los días como reponedor en los almacenes de un supermercado. Un silencioso muchacho de pasado pandillero [Franz Rogowski; un viejo y agotado maestro carretillero [Peter Kurth]; y una infeliz y atrevida compañera [Sandra Hüller]. Al fondo, como marco de referencia, la procedencia comunista de aquella sociedad de la totalitaria Alemania ‘democrática’ que, con la caída del Muro de Berlín [1989], pasó a integrarse en el crudo capitalismo occidental.

De modo que Stuber trata de acercarnos con su cámara a la vida cotidiana de tres trabajadores que, como tantos otros, sienten que su autómata vida alterna el cansancio insuperable con la esperanza de un mañana mejor, ese solitario instinto de supervivencia apoyado en el grupo social que le acompaña en sus penurias. Y lo consigue plenamente, aunque parezca mentira, algo tan aparentemente elemental como que un parco pero profundo guión de silencios pueda dar para más de dos horas de metraje.

La explicación es que, si se sabe relatar, en la naturaleza humana hasta lo más presumiblemente cotidiano se encuentra invadido de reflexivas cargas de profundidad. Fondo que el realizador aprovecha maravillosamente utilizando su antigua profesión de script cinematográfico -esto es, responsable de la continuidad argumental y visual- para desmenuzarnos el estado de ánimo y los sentimientos de los protagonistas, hasta el extremo de que nos sintamos identificados con personas a quienes ni dirigimos la mirada cuando nos las cruzamos en el autoservicio. Porque, no lo duden, es más los que nos une que lo que nos diferencia.

La interpretación es formidable y llena de química; y eso también cuenta, qué duda cabe. Franz Rogowski impresiona y transmite con su magnético lenguaje facial; Peter Kurth y Sandra Hüller dibujan sus personajes con una magia tan justa como necesaria.

Todo lo demás, se ajusta a esa espiritualidad pretendida: puesta en escena, fotografía, montaje. Mención especial merece la banda sonora, repleta de sonidos y ruidos que emparejan al trabajador con la máquina que utiliza, esa carretilla con la que llegan a danzar una vez domada, a sabiendas, también, de que el avance tecnológico compite con el empleo.

Queda claro, pues, que no se trata de cine de entretenimiento sino de hacerte pensar, de reflexión paladeada, colocándote, por derivación, delante de una actual Europa carente de espíritu, que piensa lo justo y que, como siga así, está condenada a su desaparición. Aunque esa parezca otra historia.

Interesante modo de filmar la humanidad latente tras las carretillas de un supermercado [7.5 sobre 10]

El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2019/04/20/a-la-vuelta-de-la-esquina-alemania-2018-de-thomas-stuber/
elquicio
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16 de abril de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El festival de Berlín tuvo lugar hará ya un par de meses, pero todavía nos siguen llegando películas de la edición del año pasado, la cual fue de las más denostadas de su historia reciente. Pero en la misma, como es habitual y razonable, se ofrece un amplio escaparate de las puntas de lanza que el cine teutón tiene que ofrecer para la nueva temporada. La cuota tiene una presencia inamovible, y de ella surgió la ganadora de los últimos Premios de Cine Alemán. La película que nos llega pasó por la capital germana sin pena ni gloria, pero fue de las menos discutidas. Recibió, además, la Espiga de Plata en la última Seminci. Surtsey Films nos trae A la vuelta de la esquina, drama romántico de Thomas Stuber protagonizado por Franz Rogowski y Sandra Hüller. Película que se estrena sin ruido mediático pero que sin ninguna duda funcionará entre un sector concreto del público. Su reparto y género no ofrecían elementos para el alborozo, pero todo el proyecto translucía simpatía y sensibilidad. Y poco agrada más a este crítico que pequeñas películas sobre la pobre y desgraciada especie humana. No pude asistir a los pases de prensa, pero ello no impidió que desempeñase con dedicación mis obligaciones con la crítica. Y de la que voy a hablaros es de una película emotiva, pero endiabladamente insípida. Una película con personalidad que te gana progresivamente pero que introduce pocos ingredientes en el cocido para que el espectador saboree durante la larga digestión. Narración de personajes con romance interruptus, que da cuerpo fílmico a un ecosistema poco habitado en la gran pantalla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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29 de octubre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La clave de In den Gängen reside en obtener un conjunto uniforme a través de la trama, sus personajes, el escenario y la banda sonora. De tal forma que cuando nos queremos dar cuenta, estamos sumergidos en un mar que mediante una lírica hermosamente cotidiana, nos envuelve en una historia de apariencia sencilla pero de una profundidad y tacto asombrosos.

7,3
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fer
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