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El cuarto mandamiento

Drama A finales del siglo XIX, la mansión Amberson es la más fastuosa de Indianápolis. Cuando su dueña, la bellísima Isabel, es humillada públicamente, aunque de forma involuntaria por su pretendiente Eugene Morgan, lo abandona y se casa con el torpe Wilbur Minafer. Su único hijo, el consentido George, crece lleno de arrogancia y prepotencia. Años más tarde, Eugene regresa a la ciudad con su hija Lucy, y George se enamora de ella. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
3 de febrero de 2019
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Tremenda demostración de madurez en la dirección de Orson Welles en su segunda película, y el comienzo de la agonía que vivió con las productoras a lo largo de toda su vida, mediante la cual vio mutilado su talento de forma constante, y en este caso que nos ocupa, sin posibilidad de ser repuesto.

Nunca sabremos cuál habría sido el resultado final del film sin cortes y retoques, pero sí podemos comentar que lo que nos ha llegado, a pesar de las intromisiones, es glorioso.

Rodada de forma portentosa encadenando planos secuencias, con abundantes travellings cuando los personajes están en movimiento, o planos fijos cuando se encuentran estáticos en alguna estancia, luce su virtuosismo característico con la profundidad de campo y la riqueza en los encuadres que se han convertido en marca de la casa. Lejos del exhibicionismo arrollador de “Ciudadano Kane”, para ser su segundo trabajo en la dirección asombra por su aplomo y dedicación plena al servicio del argumento.

La narración de la historia de esta familia acomodada de alta sociedad que comenzará a resquebrajarse según los descendientes de cada generación vayan perdiendo los valores de sus predecesores, es de una modernidad asombrosa, de un poderío narrativo compacto y abrumador que mantiene el listón altísimo hasta pasados los 75 minutos de metraje, más o menos. En ese momento, todo se va a la mierda. Aparecen entonces elipsis que injustificablemente omiten detalles importantes en el devenir de los protagonistas, para acabar con una escena final infame, de cutre puesta en escena, y lo que es peor, tan traidora en el tono argumental con lo anteriormente visto, que ni insertada a martillazos podría hacerse pasar por original.

Pero hasta ese momento podemos disfrutar de una puesta en escena maravillosa que consigue su momento álgido en la escena del baile en la mansión de los Amberson, ideada como plano secuencia que ocupaba un rollo entero, la productora la manipuló con algunos cortes en el montaje definitivo. “Cortaron todo lo que no entendían”, diría el cineasta. Aun así sigue resultando una escena magistral, con un movimiento de cámara elegante que se desliza entre los personajes mientras se van cruzando las conversaciones en diálogos paralelos que se complementan entre sí.

La ausencia de Orson Welles entre los actores se compensa escuchando su voz como narrador, con esa modulación tan característica que había pulido con sus experiencias teatrales y radiofónicas. En esta ocasión se encargó en solitario de la escritura del guión, no dando pie en esta segunda obra a la controversia de carácter mítico que ha rodeado siempre la autoría del guion de “Ciudadano Kane” entre Herman Mankiewcz y él. Un guion, el de “The magnificent Ambersons”, que trasladaba a la pantalla una importante novela de principios de siglo ganadora del premio Pulitzer, y que trataba paralelamente el declive de la floreciente familia protagonista, a la par que se nos mostraba una historia de amor nunca cristalizado plenamente, y otra secundaria de amor reprimido. Ambas líneas argumentales acaban por dotar al conjunto de un clima pesimista que posiblemente pesó en su contra a la hora de los cambios determinados por la productora.

Al igual que en su ópera prima, en la historia estaba muy presente la representación de una época y su importancia histórica, no es casualidad que el declive de los Amberson vaya en paralelo a la llegada del progreso, ejemplarizado en la industria del automóvil que representa el personaje de Joseph Cotten. Como contrapunto, la negación de esta realidad y de sus posibilidades que mantiene de forma terca y soberbia George, el último descendiente de los adinerados Amberson, que criado con todo tipo de consentimientos e imposibilidad de valorar lo que cuesta conseguir las cosas, proclama repetidas veces durante su juventud su negación a ejercer una profesión, teniendo en mente vivir de las influencias de su familia en la alta sociedad.
Pocas veces hemos visto a Welles mostrar tanta compasión y cariño por los personajes de sus historias como aquí.

Sensacionales interpretaciones, muchos de ellos de la Mercury Theatre, destacando Tim Holt, Agnes Moorehead y Joseph Cotten, éste último en un personaje de hombre bienintencionado y honesto que repetiría en multitud de ocasiones en su carrera.

Welles no tenía intención de ver la versión comercializada, pero acabó sucumbiendo a la tentación en un cine de París. Según sus propias palabras, “durante los primeros cinco rollos, casi todo estaba como yo lo planifiqué. Pensé, no han hecho mucho estropicio, sólo algunos cortes. Pero entonces, se desató el infierno”. Nada menos que 45 minutos fueron eliminados, algunas escenas se mantuvieron con ligeros retoques en el montaje, y el final fue escrito y rodado de nuevo por Robert Wise, montador del film, cambios debidos supuestamente por las malas críticas de los pases previos al estreno.

Como se puede comentar en varias de las obras de Orson Welles, ya fuera por las interferencias de las productoras en algunas ocasiones o las precarias condiciones de rodaje de las que dispuso en otras, sus películas pueden estar sujetas a dos valoraciones, la que se saca viendo las películas tal y como nos han llegado hoy en día, y la de las posibilidades potenciales que tenían cuando se fraguaron en su mente e incluso fueron plasmadas en primera instancia.

Que “The magnificent Amberson” tenga la categoría de obra maestra a pesar de su manipulación cercenadora da una idea de la categoría de película que es, y del talento del hombre que la hizo.
Orson_
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25 de agosto de 2023
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Hacer una película donde tu protagonista sea repulsivo y/o insoportable es difícil. El riesgo de que la audiencia dimita está presente en todo momento. Y esto es lo que encontramos en esta película. Niño de papá de familia bien de principios del siglo XX, creído, con complejo de superioridad que se enfada y no respira cuando a su madre recientemente enviudada le ronda un viejo amor por la mansión familiar.

Y así pasamos 90 minutos pensando sí el imbécil va a dejar de serlo en algún momento, entre mansiones de millonarios en crisis de liquidez o ese invento de reciente creación llamado automóvil. Al menos hay 2/3 personajes de amable presencia en pantalla que nos relajan con su bondad solo con aparecer.

90 minutos bien rodados, de cine adelantado a su época marca de la casa Orson Welles, retrato de una época, pero de visionado no del todo fácil para el espectador comparada con otras obras que podemos encontrar del cine clásico de Hollywood.
Prekxo
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7 de mayo de 2024
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Un año después de "Ciudadano", aborda Welles la adaptación de "The magnificent Ambersons" con la que mantiene notables similitudes. No solamente repiten varios actores principales sino que en ambos casos se ocupa de acaudaladas familias, los Kane o los Amberson, que viven en suntuosos palacios-castillo muy por encima del resto de los mortales.
Incluso la enigmática "Rosebud" que pronuncia en su lecho de muerte el magnate de la prensa, tiene su contrapunto con la palabra india "Venduna", "que todo lo destruye", con la que Eugene (Cotten) y Lucy (Baxter) Morgan aluden seguramente a George (Holt), el joven vástago malcriado y gilipollas de los Amberson.
Gran película que también refleja el fin de una época, los estertores de una clase social que vive secuestrada por sus tradiciones en palacios barrocos que al final resultan cárceles agobiantes.
Poderosa puesta en escena con magníficos y recargados decorados, carruajes, vestuario ... Curiosa introducción explicativa de este último. Como curiosos resultan los créditos presentados oralmente por el propio Welles a la conclusión.
Buen guion pero mal ensamblado por el "des-montaje" final, que muestra unos personajes sólidos y firmes salvando el estrambótico desenlace.
Maravillosa fotografía con una iluminación original que presenta planos e imágenes de lo mejor que se ha visto en el cine.
El abuso de la podadera en una de las mejores escenas de la cinta, la ruptura entre Lucy y George, nos deja sin conocer lo que expresa la airada reacción del farmacéutico que atiende a la joven cuando le pide unas gotas de licor de amoniaco en un vaso de agua.
No se la pierdan. Pese a todo estamos muy cerca de una obra maestra.
Lafuente Estefanía
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2 de noviembre de 2014
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pelicula es un excelente ejercicio de sobriedad y elegancia. Aquí trata la historia de una familia de Indianapolis. Donde el joven Eugene Morgan (Joseph Cotten, Soberbio) rechaza de manera involuntaria a la joven Isabel. Este se casa con otro hombre. Donde tienen a un hijo George que crece siendo un malcriado. Se enamora de Lucy la hija de Eugene, Aquí sobresale le interpretación de Agnes Moorehead en el papel de la tía insuperable. Y la excelente fotografía con claroscuros de Stanley Cortez. Es sin duda una de las obras maestras de Orson Welles.
Orson_Welles
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18 de diciembre de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “The Magnificent Ambersons” (1942) de Orson Welles con Joseph Cotten, Dolores Costello, Anne Baxter, Tim Holt, Agnes Moorehead, Ray Collins, entre otros.
Drama basado en la novela homónima, ganadora del premio Pulitzer, escrita por Booth Tarkington en 1918 sobre George, un joven heredero mimado de la decadente fortuna de Amberson cuando se interpone entre su madre viuda y el hombre al que ella siempre ha amado; sin embargo, una serie de desastres caen sobre Los Amberson y George, y al final éste obtiene su castigo.
The Magnificent Ambersons fue la 2a película de Welles tras “Citizen Kane" (1941), donde Welles volvía a dirigir y a escribir el guión, aunque esta vez no interpretaba ningún papel.
La película es un logro artístico, sobresaliendo en todos los departamentos, en especial el de dirección, actuación, producción y fotografía; donde destaca el decorado de la mansión de los Amberson, uno de los más elaborados y costosos jamás construidos en ese momento; tanto que la productora RKO utilizaría el set para otras películas.
Por ejemplo, el decorado de la mansión Amberson estaba construido como una casa real, pero tenía paredes que se podían mover, levantar o bajar para permitir que la cámara pareciera pasar a través de ellas en una toma continua.
Y por ello, es una película excepcionalmente bien hecha, al tiempo que trata un tema que apenas merece la atención que se le ha prodigado, es decir, el melodrama de la caida de un heredero, pero la historia de su producción es lo que ha permanecido.
Sin embargo, su reputación está bastante justificada y los principales críticos de la actualidad han coincidido en general, en que es uno de los mejores esfuerzos de Welles como director.
Algunos incluso han dicho que, escena por escena, es una película mejor que “Citizen Kane” tanto que el montaje de apertura, ambientado en la narración de Welles, es tan bueno como cualquier cosa de este tipo que se haya hecho antes o después, de manera brillante, aunque usa en exceso el lado melodramático de la historia y colocándonos en un tiempo y lugar históricos específicos.
De esa manera, la historia de la caída de George Minafer es paralela a los tiempos cambiantes de Estados Unidos durante ese tiempo, así como a la aristocracia estadounidense.
Del reparto, Agnes Moorehead hace un trabajo asombroso como Fanny Minafer, la tía de George; ya que ella es una olla a presión, pero cuando Los Amberson tocan fondo, se suelta en una actuación torrencial e histérica que todavía recibe elogios en la actualidad.
Dolores Costello está demasiado hermosa, y siendo actriz de cine mudo, este sería su último papel lamentablemente.
Otras excelentes actuaciones son aportadas por el destestable Tim Holt como George Minifer, Ray Collins como Jack Amberson, Anne Baxter como Lucy Morgan, el veterano Richard Bennett como abuelo, y naturalmente Joseph Cotten como el industrial Eugene Morgan.
Por otro lado, “The Magnificent Ambersons” también contiene una historia igualmente dramática del asalto de Hollywood a la expresión artística; casi todo el mundo sabe que RKO se apoderó de la película y la cortó en pedazos mientras Welles estaba haciendo su documental “It's All True”
Hoy en día, los grandes directores tienen otras formas de esquivar el sistema, pero el material cinematográfico y el equipo de aquellos días solo podían obtenerse de los grandes estudios, y durante el resto de la carrera de Orson Welles, su genio solo se vería fugazmente en sus adaptaciones de Shakespeare, por lo que esta es una historia tan trágica como la de George Minafer.
Desde la dirección, destaca el uso novedoso de la perspectiva exagerada y la iluminación lateral que hizo que “Citizen Kane” pareciera diferente a cualquier otra película inunda a esta con la misma elocuencia reveladora, caras, baños, calles y la magnificencia desde un punto de vista tan fresco que crea un suspenso visual en el mismo acto.
Y aunque se han escrito montones de libros sobre la mutilación del 2o largometraje de Orson Welles, lo que queda de él es, sin embargo, un gran logro.
La película tenía un presupuesto de $853,950 y finalmente superó $1 millón.
Y como era común es esos días, Welles perdió el control de la edición, realizada por el 2 veces oscarizado Robert Wise, de “The Magnificent Ambersons” a RKO, y la versión final lanzada al público difería significativamente de su versión preliminar de la película.
El estudio cortó más de 1 hora de metraje, que también filmó y sustituyó un final más feliz.
Aunque las extensas notas de Welles sobre cómo deseaba que se cortara la película han sobrevivido, el metraje eliminado fue destruido.
Por ejemplo, 45 minutos donde se encontraba el núcleo de la película, fueron suprimidos, y la secuencia final no fue escrita ni dirigida por Welles, de hecho, el resultado final no tenía nada que ver con el guión que Welles escribió.

SIGO EN LA ZONA DE SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alvaro Zamora Cubillo
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