8 minutos antes de morir

Mezcla en una coctelera a partes iguales Atrapado en el tiempo, Nivel 13 (si no tienes a mano, pon un poco de Matrix) y unas gotas de Avatar. Agítalo bien y el resultado no diferirá mucho de Código fuente.

Esta película deja sensaciones contradictorias. Es entretenida, pero el argumento no se sostiene en absoluto. Si aceptas las incongruencias del guión, la cinta se deja ver con gusto. No es larga, tiene buen ritmo (al menos durante la hora inicial) y te mantiene interesado. Se nota la mano de un buen director, el mismo que filmó la excelente Moon, aunque acaba estropeando ese trabajo con un final pastelazo que no pega para nada con el tono de la película. Decepcionante Vera Farmiga, con un personaje bastante plano, y actuaciones correctas del resto de protagonistas.

El debut de Duncan Jones en la dirección de largometrajes fue la película Moon, una cinta de ciencia ficción diferente, lejos de los grandes presupuestos y de los temas de siempre. Hablo de lo que oído y leído porque desgraciadamente todavía no la he visto. Pero por las referencias que tenía de esta película y por las notables críticas con que ha sido recibida esta segunda película, me he acercado a ver Código Fuente con unas ganas especiales. Supongo que también motivado por la ilusión de disfrutar de una de ciencia ficción después de la decepción que supuso la reciente Destino Oculto. El resultado no es para tirar cohetes pero al menos la película no invita a la sonrisa maliciosa, ni a la cara de circuntancias, o por lo menos no lo hace hasta el final.
El argumento de Código Fuente se centra en un nuevo invento del gobierno mediante el cual, y a traves de un viaje en el tiempo, se puede volver a revivir una situación tantas veces como sea necesario. En este caso se trata de encontrar al responsable de un atentado cometido en un tren lleno de viajeros. Ahora mismo no tengo claro (entre otras muchas cosas) si se trata unicamente de conocer al culpable, o si también existe la posibilidad de poder evitarlo. En cualquier caso, una vez aceptado el planteamiento del relato, la película resulta tremendamente eficaz en esa sucesión de saltos en el tiempo, en la se aprovechan de un militar herido de guerra para colocarlo en la piel de uno de los viajeros del tren, justo minutos antes de que explote la bomba. Cada vuelta al pasado aporta nuevos datos y detalles que la hacen diferente. La acción resulta dinámica, directa y concisa. Solo se centra en aquello que tiene importancia, dejando a un lado cualquier pretensión de lucimiento visual.
Además, y para darle más gracia al asunto, el protagonista, bajo la piel de un hombre que no conoce, debe hacer frente a las sensaciones que le provoca la mujer del desconocido al que suplanta y que también viaja en el tren. No se si es facil de entender lo que he tratado de explicar, pero en la película esta relación que surge entre los dos personajes se entiende y se disfruta.
Claro que como en la mayoría de películas (o series de televisión, no olvidemos Perdidos) que plantean situaciones o enigmas de difícil resolución, la cosa pierde cualquier atisbo de solidez que pudiera tener cuando llega el momento de ponerle el punto final al relato. Y entre el final, sin explicaciones pero eficaz, y el final interminable lleno de explicaciones ininteliglibles, la película se decanta por este ultimo. Y queriendo dejar todos los cabos atados, lo único que consigue es traicionar toda la viveza con la que el relato había transcurrido hasta entonces.
Pese a todo el espectador no llega a perder completamente el norte gracias a la presencia de Jake Gyllenhaal, que siempre consigue hacer que cualquier película en la que interviene resulte más simpática, y de las fascinantes mujeres y actrices Vera Farmiga y Michelle Monaghan.

Intensa y trepidante, un confuso ejercicio para resolver el terrorismo, una idea de ocho minutos que vuelve a explotar una y otra vez, resulta espontánea y juega al visionario, por lo que sabe manipular lo que tiene entre manos, va complicando y atrapando a la realidad paralela, una historia ideal para los americanos y sus miedos, con las dulces víctimas de un atentado y con las debastadas por la guerra.

Todo va resultando cada vez más inexplicable, las diferentes realidades usan al protagonista como un archivo para cortar y pegar a un ritmo alterado; se entiende que acabe agotado y estresado porque su oportunidad de servir al país de esta manera no es terrorífica, pero convence en su capacidad para entretener, no tenía que tomarse tantas molestias para volver al tren* , el monólogo terrorista es mediocre y muy, muy corto, el poder crítico a los proyectos desconocidos del ejército es escaso y resolverla de manera, espiritualmente hablando, rosada, contagia algunos sentimientos, pero son irrelevantes.

Dícese de aquel género cinematográfico en el que las convenciones de la Ficción Científica son retorcidas hasta tal punto que linda con la Fantasía. O lo que es lo mismo, que cualquier idea que se le ocurra al guionista, por absurda que sea, es posible. En mi opinión cualquiera que se dedique a estos asuntos debe tener un ojo siempre puesto en una mínima coherencia interna y, sobre todo, no estar dispuesto a sacrificar todo tipo de lógica sólo para asegurarte un giro final; este es uno de los problemas del cine actual, que con tal de que el espectador haga "oooh" es los últimos dos minutos no tiene el más mínimo reparo en estropear buenas premisas. Nuestro amigo Duncan Jones nos ofrece un relato bien construido (aunque en mi opinión formalmente convencional), pero que como decía está lastrado por lo abradacabrante del guión; para que lo entiendan, su anterior película Moon es mucho más redonda en este sentido y cierra mucho mejor las espectativas que genera. Otro problema es que (al igual que en Moon), el tema central de la película ya ha sido tratado antes y el factor sorpresa es bastante discreto. En defitiva, película entretenida pero que dudo mucho que perdure en la memoria.

Duncan Jones repite la imaginación e ingenio de su ópera prima “Moon” (2009) en este nuevo film, dándole además un poco de acción, suspenso y romance.
Si bien para los cinéfilos más exigentes -fans de los films intelectuales- “Source Code” sería un retroceso en la carrera de este joven director, creo que al añadirle un poco de condimento yankee consigue un film interesante, más accesible para el público en general y sin llegar a ser solo ciencia ficción vacía con un actor estrella.
La película resulta menos pretenciosa de lo que parece, se acerca a “Inception” (2009) pero es menos compleja y, lo mejor, tiene algo de la idea de “Butterfly efect” (2004) para hacerla sumamente entretenida y expectante.
Su duración es perfecta para el espectador promedio, no abusa de los efectos especiales y la música está siempre allí para ubicarnos en el momento de la trama.
Jake Gyllenhaal, un actor que está “de moda”, es bien aprovechado por un guión que carece de sentido por momentos, pero que sabe retomar sus riendas justo antes de frustrar la historia por completo. Cuando todo parece terminar en un remate pésimo, el film nos sorprende con un final esclarecedor de este confuso “código fuente”… un uso original de las conocidas ficciones de viajes en el tiempo y mundos paralelos.