El buen nombre

Finísima película sobre hindúes-bengalies emigrados a EE.UU.; sobre la filosofía de vivir como viajeros, abiertos a lo nuevo, a otros países, a otras gentes y a otros horizontes.

Me ha gustado bastante este film de Mira Nair, por lo bien que describe las costumbres de una pareja de recién casados hindues que emigran a New York y la adaptación de éstos a la cultura occidental sin perder su propia identidad, etc. Los actores, Irrfan Khan (que hace de Ashoke) y ella, Tabu (que hace de Ashima), en todo momento transmiten perfectamente, la delicadeza y espiritual de los hindues de buenas, pacíficas y educadas costumbres.

A lo largo del film se hace continua referencia al escritor ruso del siglo XIX Nicolái Gógol y a su obra "El capote", y también en un momento dado a Joseph Campbell y su obra "Seguir tu dicha", de donde se menciona este significativo consejo para las personas que están pasando un mal momento anímico: "CUANDO TE SIENTAS PERDIDO, DEBERÍAS CERRAR LOS OJOS Y PENSAR EN CUANDO FUISTE FELIZ, PRONFUNDAMENTE FELIZ".

Fej Delvahe

Quizá no sea una película especialmente original, puede que el conflicto generacional entre hijos integrados en la cultura occidental y padres aferrados a sus costumbres lo hayamos visto ya mil veces,... Pero no por ello "El buen nombre" deja de ser un soplo de aire fresco en la actual cartelera, una película amable para sumergirse durante un par de horas en dos culturas tan diferentes y salir del cine con un muy agradable sabor de boca. Estupendas la banda sonora y la fotografía. Y eso sí, imprescindible, hay que verla en versión original.

Encontrar aquello que ha visto y valorado la práctica unanimidad de la prensa americana en la película de Mira Fair (“La boda del Monzón”) puede resumirse en la siempre y recurrente frase ‘Nunca te fíes de la crítica’.
Desconozco qué opinaría Satyajit Ray sobre “El buen nombre”. Sobre esta historia de dos generaciones transmutadas por el tiempo y su nuevo entorno, su perdida de identidades, sobre el choque de civilizaciones y reencuentro con su pasado y raíces.
Puede que el arranque deje un buen poso a las virtudes del cine de Mira Fair pese a que los bebés tengan más pelo que Farrujito y que en muchos momentos todo parezca un video sobre la India patrocinado por una agencia de viajes. Lo que resulta imperdonable son sus numerosos y abultados clichés que hacen mayor a “Sólo un beso” de Ken Loach: de “Los padres de él” a “Adivina quién”, de “En America” a “Yo soy Betty, la fea”.

Llega un momento en el que todo resulta previsible y tedioso. En el que me da lo mismo que el protagonista quiera llamarse Gogol o Nick. En que me resulte intrascendente todas las vicisitudes que afecten a esta familia al convertir al espectador en un vidente que conoce al dedillo su futuro en absoluto incierto.
“El buen nombre”, en definitiva, es un filme de las dos P: Previsible y Plomiza.

Del abusivo uso de la banda sonora, de su doblaje pésimo que convierte a los personajes en clones de Apu de “Los Simpson” y su carga racista en algunos tramos mejor ni hablo.

Otra vez una película estrenada sólo en una sala de las más de 100 que tenemos en Alicante.

Y otra vez una película que debería ver todo el mundo. Una historia absorvente sobre una familia de origen hindú a lo largo de los años. Conocemos a la perfección la historia de los padres, su forma de vida en la India, su matrimonio y su emigración a NuevaYork. Sus motivaciones, sus miedos y sus problemas de adaptación a una sociedad diferente. Luego la historia de los hijos, perfectamente adaptados a su país de nacimiento y no así al de sus orígenes, algo que vemos en los muchos viajes que hacen a la India, y los problemas familiares que ese salto cultural genera.

El exotismo de la luz, el color y la música hindú apoyan una historia que engancha y con la que pronto empatizas, pero que nunca llega a emocionar lo suficiente al espectador como requeriría una historia tan intimista como ésta, seguramente por causa de la frialdad emocional de la cultura hindú que también queda reflejada en la película, siendo ese a mi juicio su principal defecto.

Yo, que lloro hasta con algunos anuncios, y no llegó a emocionarme...

Ashoke, un indio joven con estudios, en los años 70, mientras viaja en tren, conoce un compañero de viaje, y éste le comenta, que lo mejor que puede hacer con su vida en ese momento, es viajar, e instalarse en otra ciudad, en otro pais. Así puede crecer, y ver todo desde otro punto de vista, como le dice:" coje una manta, la maleta, y viaja, nunca te arrepentirás!". Poco después el tren sufre un accidente, que por fortuna Ashoke sale indemne.

La película nos habla de la boda concertada que luego tiene con Ashima, y los dificiles comienzos que tienen que soportar en NY, donde se trasladan a vivir, y empiezan a tener a sus dos hijos, uno de ellos Gogol, el protagonista de la historia.

Es entonces cuando más tarde, la vieja y la nueva generación tienen riñas, debido a la diferencia de culturalidad, entre los padres que se sienten fuera del país, por haber inmigrado allí, y los hijos, por hacerlo como propio, no queriéndose ir.

Sin embargo, un hecho inesperado obliga a Gogol a replantearse su situación, y comprende que aunque se sienta de USA, no puede negar sus raices, o al menos respetarlas.

Una película, que es previsible entre el choque cultural entre padres e hijos, pero que en el principio nos sorprende con su mensaje inicial de no quedarse uno mismo estancado, sino que hay que irse lejos, para comprender mejor de donde se viene y como.

Lo mejor, el inicio y su mensaje inicial.

Lo peor, que se te hace previsible.