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España España · Madrid
Críticas de Barfly
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Críticas 398
Críticas ordenadas por utilidad
10
10 de enero de 2009
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras sentirme arrollado ante El Buscavidas, decidí quedarme en la Filmoteca madrileña, de largo la construcción más deslumbrante de la ciudad junto al Vicente Calderón.

El motivo era, además de ver un corto titulado El Aeronauta, bastante correcto, revisar El Héroe Del Río, mi película favorita de carapalo hasta la fecha.

Travis la destacaba unas páginas atrás, pero mostraba cierto pudor a anteponerla a El Maquinista De La General.

Bien, yo no lo tengo. Me gusta El Maquinista, pero yo prefiero esta barbarie. Incluso, Las Siete Ocasiones, otra atronadora exhibición, me parece superior.

En fin, otra escalofriante obra maestra, con carapalo jugándose las pelotas prácticamente cada cinco minutos, y con un último cuarto de hora particularmente que me parece uno de los momentos de cine más impresionantes que haya creado jamás el ser humano.

Algo bárbaro, de verdad.
Barfly
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9
8 de febrero de 2010
49 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, me cago en san dios, arriba las manos, arriba los pubis, arriba los whiskeys, esto es un escándalo.

Motta, irritantemente tibio con su 7, acaba de confirmar que sus nubes de hachís deben de estar ubicadas, más o menos, en el mismo sitio que los triunfos coperos del prostíbulo que anima; esto es, lejos, lejísimos. Efectivamente, el fan de Anthony Perkins ha emulado a Gregory Peck con asombroso tino, definitivamente ha puesto el Rioja en la llaga: esta taladradora llamada El Nadador, aunque data de 1969, es más atómicamente 70's que el debut de Montrose y que el cipote de Sidney Lumet.

Es cierto, no obstante, que su realización y su aparente banalidad remiten a la década de Yellow Submarine, cuando Mr. Sonrisa Política aparece marcando paquete, exultante y surcando aguas. Pronto, no obstante, y si uno presta la concentración que el gorras negaría a una rueda de prensa de Adolfo Aristaráin, una cierta inquietud sobrevuela el paisaje, un brote psicótico asoma de la mirada entusiasta de Mr. Sonrisa.

Y, tras enunciar su quijotesco proyecto, y cuando la película, quizá con poca sutileza pero con una eficacia y un poder hipnótico verdaderamente indiscutibles, levanta las cartas, por el amor de dios, se confirman las sospechas: ahí nacen los putos 70's, ahí vemos al temible burlón despeñarse, convertirse en objeto de chanza, en semilla del diablo. Aquí, por cierto, conviene romper mil lanzas y un misil nuclear en favor de la tonelada de matices que imprime nuestro ídolo a su personaje; por dios, qué bien envejeció este acróbata, con qué garbo supo cambiar los triples saltos mortales por los maratones de melancolía.

Así, lo que aparentaba ser un vasito de mosto, se convierte en un tanque de ginebra y, mientras los nubarrones y la tormenta suplen al sol en los cielos y Mr. Sonrisa deja progresivamente de anunciar Colgate, nos damos cuenta de su enajenación, de su desubicación, de su mundo de nostalgias, frustraciones y molinos.

Efectivamente, mientras Mr. Sonrisa comienza a sangrar, a encajar humillaciones, a vislumbrar su destino y a pedir a gritos una cruz, en algún lugar del mundo Iggy Pop ladra Feel Alright y Travis revienta una televisión, no me cabe la menor duda. Porque la recta final de esta película es de lo más perturbador, asfixiante y desesperanzado que he visto en mi vida, con Mr. Sonrisa dándose de bruces con la realidad, empalado en la cuneta y, efectivamente, musitando "Soy Mr. Sonrisa Política, y soy del Atlético de Madrid".

Soy consciente de que una filmación más potente hubiera redoblado aún más la intensidad de la película, y que no puede impedir algún que otro paso en falso, pero demonios, qué puede haber más emocionante y épico que una imperfección bella, que una desafinación llena de emoción, que una petaca quebrada, que un zurdazo estampado en el poste y que acabe besando con suavidad una red.

Apoteósica.
Barfly
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1
2 de enero de 2009
32 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupidez de dimensiones bíblicas.

No recuerdo ahora mismo un intento de transgresión cinematográfica más sonrojante que esta joyita de Cronenberg, para mi gusto su peor película, lo cual es mucho, creedme.

Un actor tan diminuto como James Spader tampoco contribuye a dar un brío especial, claro que ni James Cagney en su época de esplendor podría haber salvado a esta oda al absurdo y al vacío.

Me ha resultado especialmente irritante, por lo demás, ver a un actor tan carismático y desaprovechado como Elias Koteas zambullirse en este estercolero con tanta pasión.
Barfly
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3
19 de enero de 2009
30 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patinazo monumental de Haneke.

Su estilo perturador sigue ahí, con esos interminables planos fijos cargados de tensión, y siempre es de agradecer que alguien quiera retratar las atrocidades de la condición humana, pero el director favorito de Eloy, brillante en Funny Games y en Cache, en esta ocasión no ha estado a la altura de tan noble objetivo.

No le niego secuencias de cierto mérito, como la que ilumina el cartel, pero al guión le falta lucidez, sensibilidad y profundidad por los cuatro costados.

Un proyecto tan peculiar como éste requiere de personajes bien definidos, con fuerza, y no a una serie de anodinos individuos que desfilen sin pena ni gloria, con una buena actriz al frente como Isabelle Hupert sin dejar ni la más mínima huella.

En mi caso, desde luego es la película de este hombre a la que más distancia he sentido de principio a fin, y eso es grave teniendo en cuenta su afán por meter el bisturí al género humano, con lo que me gustan a mí los bisturís.

Mi dedo acusador en este caso, naturalmente, apunta al propio Haneke, aunque intuyo que él me lo devolverá en forma de middlefinger, alegando que al provocar desprecio ha cumplido su objetivo, como al parecer ha manifestado en ciertas ocasiones.

Tiene gracia que, con esta visión tan transgresora, ofrezca su ano a la maquinaria de Hollywood para hacer caja con su absurdo remake de Funny Games.

Misterios del arte, supongo.
Barfly
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El desencanto
Documental
España1976
7,9
7.013
9
8 de febrero de 2009
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún me dura la impresión.

Uno de los retratos de la delgada línea que existe entre la locura y la genialidad más deslumbrantes que he visto nunca.

La familia Panero es la protagonista. El documental hinca el bisturí en las reacciones ante la muerte del poeta Leopoldo. Y, plagado de humor negro, de conmovedores delirios y de una crudeza desoladora, su mujer y sus tres hijos abren sus entrañas, Michi incluido, el homenajeado por Nacho Vegas.

Cada segundo de esta monstruosa obra maestra es aprovechable, pero la llegada de Leopoldo María, el hijo más visiblemente encolerizado, es de las irrupciones en pantalla más desgarradoras que he visto nunca, y el que destapa la caja de los truenos familiar, con encendidas acusaciones a su madre y atronadora gelidez hacia el fallecimiento de su progenitor.

Y sus frases, dinamitando la pantalla como obuses.

"El fracaso es la más resplandeciente de las victorias".

"La sociedad no se rige por el intercambio mercantil, sino por el intercambio de humillaciones".

"En la infancia se vive, pero en el resto de la vida se sobrevive".


El mejor documental que he visto en mi vida, probablemente.
Barfly
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