Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
7
Terror. Comedia. Thriller Unas pirañas son accidentalmente liberadas en un río frecuentado por turistas que están en plena temporada de verano. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Uno no puede más que sucumbir a la carcajada cuando Laura, la monitora, suelta lo de "Aquí no hay más que peces pequeños, sólo comen plantas del fondo del río...y no les apetecen los dedos de manos y pies de las niñas".

Pero que inocente es la pobre, ¿verdad?, porque nosotros sabemos que dentro de poco se va a desatar una auténtica carnicería en esos lagos, y los responsables serán, precisamente, unos peces. En 1.975, el "Tiburón" de Steven Spielberg se convirtió en el mayor éxito cinematográfico de la década (hasta que apareció su amigo Lucas con "Star Wars") y, con el tiempo, en una de las películas más emblemáticas de la Historia del cine; esta obra del bautizado como el Mesías de Hollwyood, causó estragos en la gente, quien no sólo se sentía aterrorizada en las salas sino también en las playas.
El caso es que desde que aquel feroz tiburón blanco llegara a la gran pantalla, los estudios sustituyeron las películas de catástrofes naturales, tan rentables en la época, por fábulas con monstruos con la sana intención de subir las pulsaciones a su público, y de paso ganar algo de dinero. De este modo, la cartelera se llenó de toda clase de bichos, desde abejas asesinas hasta lagartos gigantes, títulos que no hacían más que continuar con lo mostrado en "Los Pájaros", y la gran mayoría en calidad de simpáticas copias de serie "B" más que de grandes producciones llamadas a ser "blockbusters".

Aquella oportunidad era única para un hombre dedicado en cuerpo y alma al negocio del cine de explotación y que no se le escapaba nada, capaz de sacar dinero de donde fuera empleando siempre lo más mínimo...y ese era sin duda Roger Corman. A través de la productora New World Pictures pondría unos 700.000 dólares para una historia donde se reunían terror, suspense y humor negro escrita por John Sayles, futuro guionista de "La Bestia bajo el Asfalto", "Aullidos" o "Los Siete Magníficos del Espacio". Ésta iba a estar dirigida por uno de los más aventajados alumnos de Corman, Joe Dante.
Un tipo que venía de hacer un homenaje en toda regla a las glorias del cine de serie "B" llamado "Hollywood Boulevard". Ahora resulta que a la joven investigadora Maggie la han mandado buscar a una pareja perdida en un bosque; gracias a la ayuda de Paul, uno de los hombres del pueblo, descubre que los chicos fueron devorados por unas pirañas en unas instalaciones donde se realizaron experimentos genéticos financiados por el Gobierno. Maggie, muy lista ella, draga la piscina donde están los cuerpos provocando que esos pequeños asesinos acuáticos vayan a parar al río y, con ellos, las muertes de muchas personas.

No es que estemos ante una gran historia, pues se trata de hacer sustituciones: una multitud de bañistas en la playa por una fiesta cerca de un lago, tres hombres en un barco por un tipo que le da a la botella y una investigadora a la que le falta un hervor en una balsa hecha de troncos, y un tiburón por muchos peces. Tampoco es que la trama nos de muchas sorpresas; sabemos lo que les va a pasar a los chicos al principio, los problemas que tendrán Paul y Maggie para que crean su historia, y que van a detener a las pirañas antes de que vayan a parar al mar...
Aunque ello implique docenas de heridos y muertos. Lo mejor que tiene la película, así como todas las del mismo estilo, es la caradura que le echan los responsables que están detrás (¿qué decir cuando la protagonista hace su entrada jugando a un arcade llamado...¡"Jaws"?!). "Piraña" no es sino una versión más morbosa, sangrienta, incisiva y políticamente incorrecta en todos los sentidos de la obra de Spielberg, sobresaliendo la mala baba de algunos diálogos ("las pirañas se están comiendo a los invitados", impagable) e incoherencias que se resuelven con las excusas más típicas del cine de serie "B", donde no falta uno de sus elementos recurrentes: el siniestro laboratorio.

Pero también hay que reconocer la buena mano de Dante para combinar tan eficazmente horror, violencia y comedia negra, que perfeccionaría en "Aullidos" antes de dedicarse a la fantasía y la ciencia-ficción entrados los '80. Pocos directores logran crear tanto desasosiego con unos medios tan escasos y unos efectos especiales tan baratos, a los que acompañan realmente bien la música del genio Pino Donaggio.
Tampoco es que las interpretaciones sean nada del otro barrio, aunque los actores se meten bien en sus limitados y estereotipados personajes, como Bradford Dillman, Kevin McCarthy, Bruce Gordon, el genial Dick Miller, habitual de Dante, y la guapa Heather Menzies, que tiene un momento estelar inolvidable (porque lo de abrirse la camisa tras gritar "¡mire al cielo, es Superman!" se hace difícil de olvidar). En breves cameos tenemos al director Paul Bartel, otro protegido de Corman, y al propio John Sayles.

El estreno de "Piraña" casi coincidió con la segunda entrega de "Tiburón", que firmaba Jeannot Szwarc, cosa que no les sentó bien a los de Universal, y más aún cuando vieron que aquella pequeña película de presupuesto ridículo se convertía en todo un éxito de taquilla y más tarde en film de culto, la cual daría una accidentada secuela rodada por James Cameron en 1.981 y un estúpido "remake" 32 años después del que, por supuesto, no se acuerda nadie.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow