Esta película de amor no rompe ninguna barrera.

Es una película más del género romántico compuesto por la historia de amor de una niña bien y un pobre chico que se gana la vida como mecánico en el taller de su padre.

Este esqueleto del guión está muy trillado lo sé: "El diario de Noah", "Titanic", "En nombre del amor"....y un sinúmero de películas más que relatan el calvario que sufre el hombre pobre y las pruebas que más o menos tiene que cumplir para casarse con su amada. Este tipo de historias siempre funcionan, cuantas más diferencias hay entre los personajes mayor es el contraste y sorprende más al público.

Esta película en concreto emerge de una oleada de cursilería que sin embargo se puede justificar por el género al que pertenece y para el que nació, ya que los actores, Gabriella Wilde y Alex Pettifer se creen lo que están haciendo y por tanto transmiten ese amor sin igual que tanto proclaman las películas. El resto de personajes ofrecen el refuerzo a la historia de amor principal, obstaculizada por un villano de revista de folletín al que con esa mirada lo ves venir a kilómetros. Si bien su excesivo azúcar no puede ser excusado tampoco puede ser olvidado, sino permitido. Es una película de las romanticonas pero de las grandes.
Joely Richardson sale, siempre es un placer verla.