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Colin

Terror "Colin" está contada desde el punto de vista de un zombi, que trata de entender qué le ha pasado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
6 de noviembre de 2009
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es admirable que a estas alturas, con un presupuesto base tan bajo y una idea tan arriesgada se realicen películas como "Colin", pues pese a sus más que visibles limitaciones y a que más de un espectador no conectará del todo por resultar un film que, desde su óptica, juega con el tema que propone habilidosamente, pero consta de pocos diálogos y sigue el bagaje de un zombie por una ciudad tal como suena.
Por suerte, la idea de Marc Price no se queda en la base y decide ir más allá haciendo hincapié en una idea de lo más curiosa: tras la transformación de un zombie, éste se rige por el instinto, no es más que otra bestia sin uso propio de razón que busca alimentarse y, por tanto, las consecuencias de sus acciones están regidas por la propia naturaleza de un ser que actúa como le mandan sus propios códigos, sin embargo, y al otro lado, el humano se recrea en su hazaña y, no contento con sacar también parte de su propia naturaleza en forma de sentimientos como la ira, la vehemencia o el pavor más visceral ante la presencia del zombie, decide actuar como si no fuese más que otro juego que el humano ha creado, y el humano debe destruir, jugando en parte a ser Dioses dentro de unas circunstancias que son mucho más graves teniendo en cuenta las actuaciones vistas.

Además de todo ello, Marc Price sabe emplear los recursos suficientes para que, desde la perspectiva del zombie sepamos qué ha acontecido en la ciudad: usa lo justo y contado para informar al espectador y desde recortes de periódico pegados en una ventana hasta la captura del zombie Colin en un momento del film sirven para relatar, ya no sólo la historia del propio protagonista (zombificado en este caso), sino también del virus que ha asolado el lugar donde acontece toda la acción.

El culmen de la obra, con la utilización de una herramienta de lo más adecuada, nos deja inmersos en un mar de calma, y nos ofrece el momento exacto para que podamos así conocer más datos sobre Colin que, anteriormente, no conocíamos, y hace de éste film no sólo una nueva reflexión dentro del mondo zombie, sino también un inteligentísimo film que, con todas sus restricciones sabe echar algo de luz sobre el género y dejar tras de sí un talento que, si sigue por este camino, puede ofrecer sorpresas, más de las que uno esperaría encontrar en el panorama en pleno siglo XXI.
Grandine
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9 de octubre de 2009
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se piensa en films de serie Z, entendido como ínfimo presupuesto, inscritos en el género fantástico encontraremos siempre la misma fórmula consistente en una puesta en escena pésima, actores de instituto, un toque de explotación sexual de baja estofa y una propensión al humor más grosero. Resumiendo, gamberradas entre amigotes sin ninguna otra pretensión (al menos hay que agradecer la honestidad) que satisfacer el paladar de un público de claras tendencias freaks.

A primera vista Colin tenía todos los visos para ser una más de estas producciones, sobre todo si tenemos en cuenta que se inscribe en el subgénero zombi y su presupuesto, por llamarlo de alguna manera, roza casi la indigencia. Sin embargo Esta es una película que se desmarca de estas consideraciones en base a una receta muy simple: Una buena idea, plasmada en un buen guión, unos actores competentes, la voluntad de hacer algo diferente y sobretodo un director con talento para manejar las escasas herramientas de las que dispone.

Si bien esta es una película claramente de género, las novedades aportadas en el terreno argumental la desmarcan de lo que podía haber sido un simple shooter apocalíptico para convertirla en casi un drama intimista. Efectivamente Colin establece el novedoso punto de vista del zombi, como vive, cuales son sus impresiones sobre el mundo que acaba, en sentido figurado, de nacer para él.

Para ello asistimos a un auténtico tour de force silente, donde sólo se atisba, de forma subsidiaria, el caos existente mediante retazos en periódicos y la lejanía de los disparos. Este es un trabajo de pura modernidad cinematográfica, un exhaustivo trabajo de seguimiento del protagonista, casi como una revisión zombificada de Los 400 golpes. Es la proximidad la que nos hace empatizar con el personaje interpretado brillantemente por Alastair Kinton. Sí sentimos el dolor de sus familiares pero en cierto modo, también el suyo, por su soledad y su incomprensión ante lo que rodea. Esta película es el cristal físico y metafórico que separada ambos mundos, dos burbujas aisladas que chocan constantemente incapaces de entender al otro. Sí, es evidente que el zombi es una máquina de matar, instintiva, que sólo obedece a su hambre incontenible, sin embargo es en esta inconsciencia donde el director, Marc Price, no muestra que en el fondo no hay maldad, puesto que son actos que no se pueden racionalizar mientras que, en el otro lado del juego especular los seres humanos, aún en momentos de abismo apocalíptico se muestran incapaces de usar el don que presuntamente les diferencia de los zombis, la racionalidad, entregándose a sus más bajos instintos.(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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21 de junio de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso intento de revitalizar un género como el cine de zombies, de la mano de Marc Price, un singular debutante con algunas ideas pero mucho Parkinson. Y así normal que el proyecto se le acabe yendo de las manos.

Asistimos a una proyección de muy bajo presupuesto, lo cual nos lo confirma desde el primer momento la calidad de imagen, muy cercana a cualquier video casero que cualquier usuario pueda tener por su casa. Esto no es lo peor de la película, pues con buenas ideas e ingenio puedes "pasar por alto" este detalle. El problema viene cuando el cámara va de modernillo y, o bien en escenas de acción no ves un churro por el movimiento, o deja largas secuencias de planos "indies" insustanciales que llenan de hastío al personal más paciente.

Y así, un comienzo y final curiosos/interesantes se ven rodeados de un gran paréntesis con planos mareantes, situaciones que no aportan nada a la trama y planos-relleno que hacen que una película de hora y media te parezca durar tres. Y eso es muy grave.
No me molesta que haya poco diálogo, pero sí que haya pocos planos claros donde se vea ALGO. Y me molesta que lo que podría ser un buen mediometraje, sea rellenado con situaciones y planos que no aportan nada, simplemente para conseguir la duración de una película. Pero claro, ser director, cámara y editor al mismo tiempo tiene esa pega, que te 'enamoras' de tus super-planos y no ves dónde tienes que meter la tijera para amenizar el proyecto.
De maquillaje va justito, pero lo camufla mejor, no ya los actores, que en numerosas ocasiones parecen más yonkis o deficientes en vez de zombies. Y ya la música es para mear y no echar gota, queriendo dar un dramatismo que brilla por su ausencia.

Me parece una idea desaprovechada, como ya comentan en otras críticas, que llega a aburrir y a encabronar por su falta de ritmo y claridad de imagen (que no definición, nótese la diferencia). Así pues, 'Colin Colado, a este zombie por culo bien le han dado'.
Dragondave
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4 de enero de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el panorama cinematográfico se han dado múltiples casos que obras muy señaladas, que han acabado siendo consideradas obras de culto, han surgido de la esperanza y creatividad de autores independientes que decidieron impulsar su buena idea con apenas medios, pero con la colaboración de sus allegados contagiados por la ilusión de llevar a cabo ese proyecto. Me refiero a películas como puede ser Clerks, y por referirme a una de género de terror, la noche de los muertos vivientes.

Sin duda Colin no es el caso de una de ellas, cumple el requisito de haber nacido de la entusiasmo de Marc Price, pero a diferencia de las anteriores, el resultado final es desesperadamente olvidable. Es una pena porque yo tuve el placer de conocer a su entusiasta realizador en el Festival de Sitges, el cual nos presento su creación con mucha emoción e incluso nos invito a quien quisiéramos del público a tomar una copa con el después de la proyección, para comentar la película. Por más mal que me supiera, una vez que acabe de verla, después de luchar contra las ganas de dormir que me invadían y no precisamente por el cansancio, lo último que me apetecía era felicitarle por aquel inacabable metraje, inexistente guión, tedioso resultado y desastrosa puesta en escena de todos los principales elementos que conforman el film. Me hubiera gustado haber salido con otra impresión del sala para poder comentarla con aquella encantadora persona y preguntar mis inquietudes sobre el film, pero no fue así.

Existe la creencia generalizada de que por no disponer de un duro para realizar una película se puedan justificar que todos los aspectos de la misma, como escenarios, fotografía, interpretaciones, guión... sean nefastos y que por la simple valentía de haber alcanzado estrenar su obra en un Festival en estas condiciones precarias, sea razón suficiente para alabarla y para obviar todos los despropósitos de la misma.

Mi conclusión es que el realizador hubiera invertido mejor los supuestos 60 dolares que costo el film, en irse de copas en lugar torturar al personal.
Dawsoncrak
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22 de noviembre de 2009
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Y de que sirve una buena idea si luego la pones en práctica así?

Y encima usan los 70 dólares de presupuesto como estrategia de marketing y como engañabobos.

En resumidas cuentas, es una película aburridísima, con personas que actúan mal (porque me niego a llamarlo actores), sin argumento, sin lógica, si diálogos, con un maquillaje pésimo, una imagen peor...

Lo que más me molestas es cosas como lo de que solo tenga poco más de cuatro frases de dialogo se considere algo artístico... pero es que las personas en su vida hablan, no veo bien justificado la ausencia casi absoluta de diálogos. Otra cosa que me parece injustificadísima es la mala imagen y la cantidad de pantallazos negros que nos encontramos con el único fin de rellenar minutos de película.

En resumidas cuentas y definiendola con la cruda realidad aunque parezca cruel, esto no debería llamarse película, no es más que un video casero con cuatro aficionados (y creedme que se nota que son aficionados) deambulando por las calles y actuando más que como zombies como personas deficientes, nada creibles ni en actuacion ni en presencia y de vez en cuando se ve alguno que otro comiendo tripas... y nada, todo eso repetidas veces alternadas como ya decía antes con pantallazos negros y con planos estáticos de duración infinita.
Kevin Tage
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