Apegarse a los recuerdos cinematográficos suele ser poco grato cuando uno se enfrenta a la película en cuestión después de algunos años; no es el caso de esta película española ya que es un verdadero disfrute de principio a fin, desde las situaciones cuasi cómicas que debe enfrentar el niño alado hasta los deliciosos diálogos que éste dice y la manera como los dice forman ya parte del inconsciente colectivo de los de mi generación que disfrutabamos pegados a la tele de esta bizarrísima película.

Además, Mercero se da tiempo de tirar alguna critica contra algunas instituciones (padres, gobierno, medios, etc.) siempre de manera jocosa pero directa.

Puro disfrute.

Vitales los corazones que nos muestra el maestro Resnais en esta su más reciente película en sus ya 84 años, esperando que se mantenga en actividad y nos brinde mas de su obra.

Llena de artificio por donde se le vea, pero que de malo tiene si el cine lo es en sí mismo, Resnais nos presenta en una acartonada y helada París a 7 personajes que van encontrándose entre sí, pero también desencontrándose; a excepción quizás de la pareja de hermanos, pero está unión no es mas que la confirmación de la soledad de la que son presos.

De más está alabar la parte técnica de esta película. Maravillosa

Película inverosímil por donde se le vea; un guión hecho a los atropellos donde situaciones forzadas e inconexas dan forma a una inexistente historia de amor utilizando en su estructura narrativa un innecesario recorrido por la historia reciente de la Argentina. Eso si, mucha poesía visual: los trenes, recaditos en la palma de la mano, etc, etc, y personajes que ni ellos mismos saben que hacen dentro de esa historia.

Un despropósito.

Esta película pasará a la historia por ser la que revivió el género de terror slasher al reflexionar acerca del mismo, de sus reglas y sus convenciones, poniendolas en escena: un asesino en serie mata a varios adolescentes hasta que llega a un final acorde con la historia.

Lo mejor:el prólogo donde Drew Barrymore es la primera víctima.

A disfrutar que el mundo se va a acabar.

Emblemática película de la cinematografía mexicana, estrenada dos años después de su realización y hasta que los productores vieron el éxito obtenido por su realizador con la ya estrenada comedia "Allá en el rancho grande", cinta que marcaría el rumbo de la mayoría de las realizaciones en las siguientes dos décadas.

Sin embargo, la que hoy nos ocupa es una película que dejó un sabor amargo en los espectadores pues no es nada complaciente. Es decir, lejos de mostrar a Pancho Villa como un ídolo o como un ser mítico, el caudillo es presentado como un simple ser humano, un tipo que lo mismo reparte de sus mismas manos el maíz que será sembrado por los campesinos, como lidera las batallas y toma decisiones políticamente poco correctas.

Pero la película no se centra en la figura del caudillo, sino que mira y analiza la revolución desde los ojos de un grupo de campesinos que deciden enlistarse en las filas de Villa para poco tiempo después darse cuenta que la guerra no es como la pintan, recorriendo la historia desde muertes gloriosas y heroicas hasta llegar a las trágicas e inútiles, que terminan desencantando a Tiburcio, el protagonista de la historia.

Una película para rescatar del olvido.