Recuerdo que cuando era un crío en mi barrio había un chaval con ciertos problemas psicológicos, que solía inventarse chistes sin pies ni cabeza. Algunos nos reíamos por lo absurdo de lo que contaba. Otros, de él. Recuerdo perfectamente una de sus perlas: "Dice que va un tio por la calle con un melón debajo del brazo, y lo va acariciando diciéndole: Ay, melón... ay, mélón... Y de golpe, sale el melón de dentro y le dice: Hijoputa!" (lamento la palabrota, pero es que el chiste era asi).
Como esta peli, que no es más que el delirio filmado de un tipo con problemas mentales, que algunos quieren encontrar cargado de mensajes. Como las birrias del ya citado Mondrián (y yo añado a Kandinsky, Tapies, y Klee), que la única manera de entenderlas es leyendo las interpretaciones que le da algun critico de arte que no tiene idea de cómo sostener un pincel, pero defender y glorificar algo absurdo y anodino le hace creerse superior a la media intelectual de sus paisanos. Si: es la conjura de los necios.
En fin: que muy buena fotografía, una ambientación magistral, pero de una vacuidad asombrosa. Si olvidamos que el cine se creó para transmitir ideas (para algo es una forma de expresión, ergo de comunicación), esto es una peli maravillosa.
Si nos atenemos a los cánones o reglas que rigen el universo, como la gravedad, la física, la geometría o el buen gusto, no es más que un chiste inventado por un tipo con problemas mentales.
Solo que, en este caso, hay quien no se ríe ni del tipo ni del chiste, y nos quiere vender que se trata del rey de la comedia.