1. Es estremecedor escuchar el chasquido de los metatarsianos al elevar el cuerpo de puntillas, el movimiento circular de los trapecios al mover los brazos o incluso oír cómo rozan las tijeras las yemas de los dedos al cortarse Nina las uñas. Brillante.

2. El director recurre a la fantasía relacionando la metamorfosis del personaje con la obra de Tchaikovsky. Pero su baza es jugar al despiste, ya que el espectador desconoce si esta metamorfosis sucede porque el personaje del Cisne se está apoderando de ella o por algún tipo de trauma infantil; trauma que puede estar inducido por su madre Erica, quien proyecta su frustración de haber dejado su carrera en su hija. (¿Qué fue de la belleza natural de la Hershey de Hannah y sus hermanas?)

3. Por ejemplo el uso que Nina hace del pintalabios de Beth para pedir el papel principal a Thomas, o como la escena lésbica con Lily, en la que el director se recrea en el movimiento del tatuaje en su espalda. En este punto, el director tiene bastante ganado con la belleza natural de ambas actrices.

4. Saborear un momento de perfección y terminar la función de la única manera posible, como ya pronosticaba la aparición del doble de Nina. A eso se le llama coherencia.