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El Extranjero rating:
4
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June 29, 2019
3 of 5 users found this review helpful
A ver, ¿quién reaccionaría así ante una amenaza por teléfono? Y que un tío así no sea capaz de hacer a los niños que se callen y dejen de armar bulla. Luis, que media estirpe cinéfila te seguimos recordando como Malamadre, ¿pero qué nos venís a contar ahora? Yo lo prometo, cuando estaba viendo ese instante que reproduzco en mi título pensaba que se trataba de alguna parodia o algo por el estilo. Carne de monólogo humorístico.
Ridículo comienzo que en su afán de retratar lo cotidiano resulta insulso, risible y forzado. Puestos a comparar con 'Speed', en el cine americano la introducción previa antes del comienzo de la desgracia sí es atractivo y resultón. Sigo recordando la peli de Jan de Bont cuando la gente no se creía lo de la bomba y aunque haya pasajes que puedan resultar inverosímiles (como las exageradas burlas de la gente en un primer momento) aún así son muy superiores a lo todavía se opta por hacer en este país, esto es histerismo al cubo y primeros planos de los mocos del protagonista, que para la crítica supone el no va más de la interpretación. Aunque ya solo sea por eso la de 1994 resulta más atractiva.
Aunque a decir verdad no entiendo la comparación establecida, pues esta en realidad no tiene nada de acción trepidante cosa con la que sí contaba 'Speed'. Con 'Última llamada' sí que tiene más sentido compararla, pero dicha película le da más vueltas aún en lo de suspense entre otras causas porque no se repiten cada dos minutos alguna de las frases: 'Hijo, ¿estás bien?', 'Déjame llevarlo a un hospital' o '¡Quiero saber como están mis hijos!'. Los niños en este tipo de cine en el 95% solo sacan de quicio, sin embargo para una audiencia que se siente atraída por ese tipo de morbo quizás la película sí que pueda resultar efectiva. Por otro lado, claro, cada vez que parece que hay un avance de comunicación entre el afectado y las fuerzas de seguridad, alguno de los niños y justo a continuación desconocido se ponen a gritar haciendo el estruendo suficiente para que la comunicación se corte. Calculado, exactamente en esos precisos instantes de comunicación cuando parece que la policía lo va a entender todo lo que le pasa a Tosar.
Luego no sé muy bien por qué me hace gracia cuando al llamar a los clientes dijera una y otra vez 'soy Carlos, el del banco' con un tono abatido, lejos de los alaridos que soltaba en 'Celda 211'. La que sí que me ha gustado mucho es Elvira Mínguez, fría y de carácter pragmático, que con las cuatro cosas que dice en un tono rápido y serio y con el semblante impávido de verdad te creerías que trabaja desactivando bombas. Fernando Cayo en cambio está desaprovechado.
Ridículo comienzo que en su afán de retratar lo cotidiano resulta insulso, risible y forzado. Puestos a comparar con 'Speed', en el cine americano la introducción previa antes del comienzo de la desgracia sí es atractivo y resultón. Sigo recordando la peli de Jan de Bont cuando la gente no se creía lo de la bomba y aunque haya pasajes que puedan resultar inverosímiles (como las exageradas burlas de la gente en un primer momento) aún así son muy superiores a lo todavía se opta por hacer en este país, esto es histerismo al cubo y primeros planos de los mocos del protagonista, que para la crítica supone el no va más de la interpretación. Aunque ya solo sea por eso la de 1994 resulta más atractiva.
Aunque a decir verdad no entiendo la comparación establecida, pues esta en realidad no tiene nada de acción trepidante cosa con la que sí contaba 'Speed'. Con 'Última llamada' sí que tiene más sentido compararla, pero dicha película le da más vueltas aún en lo de suspense entre otras causas porque no se repiten cada dos minutos alguna de las frases: 'Hijo, ¿estás bien?', 'Déjame llevarlo a un hospital' o '¡Quiero saber como están mis hijos!'. Los niños en este tipo de cine en el 95% solo sacan de quicio, sin embargo para una audiencia que se siente atraída por ese tipo de morbo quizás la película sí que pueda resultar efectiva. Por otro lado, claro, cada vez que parece que hay un avance de comunicación entre el afectado y las fuerzas de seguridad, alguno de los niños y justo a continuación desconocido se ponen a gritar haciendo el estruendo suficiente para que la comunicación se corte. Calculado, exactamente en esos precisos instantes de comunicación cuando parece que la policía lo va a entender todo lo que le pasa a Tosar.
Luego no sé muy bien por qué me hace gracia cuando al llamar a los clientes dijera una y otra vez 'soy Carlos, el del banco' con un tono abatido, lejos de los alaridos que soltaba en 'Celda 211'. La que sí que me ha gustado mucho es Elvira Mínguez, fría y de carácter pragmático, que con las cuatro cosas que dice en un tono rápido y serio y con el semblante impávido de verdad te creerías que trabaja desactivando bombas. Fernando Cayo en cambio está desaprovechado.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Que conste que Javier Gutiérrez me parece un actorazo, pero macho aquí no se le ven muchos registros. '¡Quiero mi dinero! Mis 488.000€.' Lo mismo, lo mismo y lo mismo. Joder, el de 'Última llamada' te soltaba una chapa existencial y ejercía una presión psicológica sobre el prota que hasta el espectador se quedaba todo loco. Muy mal.
Y como no podía faltar, en este país no podemos hacer un thriller de acción sin la política o algún componente de drama social de por medio. Como si hubiese un decreto que lo hubiera. Es un género que está bien en sus sanas dosis, en películas específicas que traten sobre esos temas ('El hombre de las mil caras' me gustó mucho, por ejemplo) pero meter esos temas hasta en la sopa cansa y se termina asimilando como ejercicio de pretensión, que la película aspire a abarcar la función de denuncia cuando muchos no queremos ver eso cuando nos ponemos una peli a las 22:30. Mirad 'Speed'. Era un maquiavélico desgraciado de aspecto de demente que comía sandwiches y bebía refresco encerrado en un cuarto con muchas teles y quería el dinero para darse una gozosa jubilación. Y daba más miedo.
Y como no podía faltar, en este país no podemos hacer un thriller de acción sin la política o algún componente de drama social de por medio. Como si hubiese un decreto que lo hubiera. Es un género que está bien en sus sanas dosis, en películas específicas que traten sobre esos temas ('El hombre de las mil caras' me gustó mucho, por ejemplo) pero meter esos temas hasta en la sopa cansa y se termina asimilando como ejercicio de pretensión, que la película aspire a abarcar la función de denuncia cuando muchos no queremos ver eso cuando nos ponemos una peli a las 22:30. Mirad 'Speed'. Era un maquiavélico desgraciado de aspecto de demente que comía sandwiches y bebía refresco encerrado en un cuarto con muchas teles y quería el dinero para darse una gozosa jubilación. Y daba más miedo.