Hoy en día, me asombro cuando mucha gente me critica por decir que películas como Avatar o Gravity me parecen horribles. Creo que la mayoría de gente que considera esas películas como buenas, no han tenido el gusto de deleitarse de obras como esta.

Una buena película, es una película que cumple con su cometido. Y esta lo hace de buena manera. No hacen falta grandes presupuestos, ni impresionantes escenarios para entretener.
Esta película, sin apenas salir de una habitación (bien podría recordar a 12 hombres sin piedad), te mantiene al tanto. Es capaz de no saturarte de homogeneidades. Está llena de ese humor del de antes, del que no es presa de la carcajada fácil y rápida.
Lleno de ese humor cotidiano, del que se ve real.

Es una película de sonrisa, que a poco que te fijes, puedes decir, que cara de tonto debo de tener mientras veo esta película.
Es un cine ligero, de calidad. De los que no abundan.

El mayor valor de este corto, es que consigue meterte dentro de una historia, con muchos sentimientos, profundos, en medio de una historia de amor y odio, en tan solo 13 minutos.

El fondo tan retro, encaja junto con la música, en la escena a cámara lenta, de una forma muy intensa.