Lo cierto es que no me considero un cinéfilo es por esto que no encuentro explicación escribir una crítica pero el caso de Shymalan es especial. Quizás esta sea la película que mejor sabor de boca me ha dejado, a pesar de todo la considero insuficiente. Es cierto que es interesante la metáfora de la insufrible sociedad moderna, los miedos cotidianos y la paradoja existencial de necesitar la urbe a pesar de ser una fuente de paranoias.

Ya se ha mencionado muchas veces la recurrencia de Shymalan por los finales inesperados. Yo quiero añadir que me dá la impresión de que su verdadero valor es crear entretenimiento a esa filas de seguidores del cine que se ocupa de lo milagroso, por decirlo como lo haría Ouspensky. Una legión parecen los seguidores de esta moda de la new age que ha llegado también al cine, con historias sin substancia alguna.

En el sexto sentido echaba mano de la tradición del espiritualismo para crear una historia que está contada y bien contada en muchas obras de mediums, teosofismo, etc. Una vuelta de tuerca más.

En señales toca la historia de los alienígenas agricultores que nos dejan sus mensajes en los campos de maíz. Otra inspiración tan cotidiana como terriblemente popular. Curioso aquí me parece que Shyamalan le dé lo mismo si son historias ficticias o no, todo le sirve para montar sus espectáculos. Por lo menos prueba que el contenido es lo de menos para este director. El mensaje no es tan importante como el impacto de una historia original e imprevisible.

En el protegido, calamidad de película, toca el tema del bien y del mal. La famosa dualidad metafísica en la que lo maniqueo cobra relieve en tradiciones místicas varias. De nuevo echa mano de muchos elementos que exiten en varias tradiciones para elaborar un refrito sin profundidad, que no ofrece lectura provechosa alguna.

Así se podría ir desglosando todo su cine y sus originales (?) ideas. Quizás se decida hacer una nueva versión de matrix, y luego dirán que es más original que la primera que al fin y al cabo tiene miles de años, tantos como el Vedanta Advaita. Bien, que siga el circo.