Netflix da maná abundante con esta serie, pero no logra saciarnos. Admitimos que el Mesias engancha, que logra que el espectador desee ver cada capitulo. Lamentablemente el jueguito recurrente de que si es o no el hijo del altisimo es usado malsanamente con el proposito deliberado de mantenernos en ascuas y lo peor es que efectivamente los productores de Netflix confirman ese proposito con una próxima segunda temporada. Creemos que hubiese sido suficiente una sóla y manejar esta historia de conflictos entre naciones con mayor seriedad y no irse tanto por las ramas.

Siempre que una serie o telenovela me gustan mucho las veo un tiempo más adelante para ya de modo critico evaluarla sin ningún tipo de apasionamientos. Cuando vi la impactante telenovela venezolana, Por Estas Calles, en la epoca de los 90s la consideraba como una de las mejores de la historia, en youtube subieron todos los capitulos y quedé decepcionado por muchos baches innecesarios de los guiones generando escenas risibles y poco creibles. En las Muñecas de la Mafia, sus fortalezas radican más con el carisma de su tremendo elenco donde cada uno encaja perfecto en su papel. Los guiones mantienen cierto ritmo de tensión en cada capitulo aunque las situaciones que atraviesan paralelas Renata, Pamela y hasta Jeovanny, bien pudieron resolverse simplemente con irse cada una de ese lugar y evitarse vender drogas o lidiar con la protección de mafiosos de la droga para poder subsistir. El sorpresivo desenlace final fue muy bien logrado y podriamos decir que justo.

Ahora con la fiebre de Netflix, he vuelto a ver a Mad Men, esta vez con ojos más criticos. La Serie otra vez nos atrapa, nos cautiva. Sin dudas, una obra que casi es perfecta.

No lo es, porque su autor, Mathew Weiner nunca deja evolucionar a Don Drapper que se pasa la Serie completa de mujer en mujer, de hundirse cada vez más -aún cuando en su entorno lo ven como un triunfador-. De un Don siempre ambiguo, incapaz de hacer feliz a nadie y mucho menos saber levantarse y ver la vida en otra actitud.

Es un personaje con tantas aristas que pudo darle mejores momentos en el guión a Weiner explotando la parte de su doble identidad que nunca se descubrió y que Weiner desvia realizando capitulos redundantes finales, sin ton, ni son, con un final insipido, indigno de un melodrama con ese nivel de calidad.

Los grandes directores de cine de vez en cuando dan batazos de fouls, y pifian aún teniendo las manos más seguras. Este es un ejemplo tipico, Quentin Tarantino se desborda en violencia, esta más sanguinario que todos los Viernes 13 juntos, para entregarnos una pelicula dificil de asimilar, por los tantos momentos desagradables que nos presenta. Un desperdicio de buen elenco donde molesta la excesiva e innecesaria agresividad contra la bella Jennifer Jason Lee -aqui irreconocible-igual que este pobre trabajo a lo Tarantino.

A pesar de lo previsible del guión: Asesinos en serie, el detective que va tras la pista de ellos, etc. la diferencia que este film para que no sea otro del montón, es la puesta en escena, la edición bien calculada acompañada por la apabullante dirección de Scott Frank. Es una espeluznante producción con una calidad dificil de igualar.