La he visto muchas veces y no me canso de verla. Me encanta el colorido esplendoroso. El idealismo de los personajes. El amor sincero entre Edna y Harry. El retrato certero del cobarde que se vuelve temerario para recuperar su honor y el amor perdido. Las exóticas aventuras por el Nilo y sus aledaños. El buen perder del amante frustrado. Todo el clasicismo y la sobria elegancia de la época histórica en que se ambienta. Las excelentes interpretaciones de unos personajes auténticos, que trasladan al espectador unas contagiosas emociones a flor de piel. En suma, es un filme muy recomendable para disfrutar del género aventurero.

James Stewart y Lee Remick bordan sus papeles. Él hace alarde de una contención admirable. Ella, insinuante y traviesa, no para de provocarlo. En medio, un marido celoso y con tendencia a pelearse con aquellos que cortejan o aluden en su presencia a su explosiva mujer. Destaca la profesionalidad del abogado Stewart, que acepta la titánica tarea de defender al violento marido, en un juicio trepidante por el antagonismo y las pullas entre el abogado defensor y los dos de la acusación. Los personajes secundarios también bordan su papel: el viejo borrachín, amigo de Stewart, la secretara de este, el juez... En suma, una gran película dirigida con mano sabia por Otto Preminger.

Una joven plebeya, casada con un noble aristócrata, que la dobla en edad, frío y despótico, aprovecha la ausencia de este y de su suegro para salir del palacio. Se enamora apasionadamente de uno de los criados de su marido. Y, a partir de este hecho, ningún obstáculo se interpondrá en su camino para llevar a cabo sus planes. El espectador conocerá entonces la verdadera personalidad de la joven esposa: su firme determinación, su carencia de escrúpulos, su crueldad... Un filme que muestra la parte más oscura y deleznable del ser humano.