“El viaje de Penélope” es una película extraña pero que no tiene desperdicio. El director juega con los personajes de Homero, tanto Ulises como Penélope, su hijo Telémaco y los pretendientes de Penélope, más algún otro personaje invitado, como Aquiles, pero los trae al siglo XXI, y además les cambia el género.

La cosa quedaría solamente en una ida de olla si no la utilizara para hablar a calzón quitado, en un tono grave y otras veces cómico, de la infidelidad, la fidelidad en definitiva, la esencia de la historia de amor entre Ulises y Penélope, en la obra de Homero y también en esta película tan loca e impúdica como interesante. El film parece lanzar un mensaje a favor del amor romántico, de la fidelidad, de la espera, pero a la vez redime al pecador, pues como dice la propia Ulises en la escena del desenlace: “que es una gota de agua en la inmensidad del océano”. El amor sublime debe estar por encima de una canita al aire.

Otro de los hallazgos del film es especular con que Penélope finalmente sucumbió a la tentación y engañó a Ulises con una de sus pretendientas. Engaño filmado de una forma aparentemente cómica formalmente, pero con mucha profundidad emocional por parte de los dos actores, una vez consumado el coito.

Pese a la evidente escasez de medios con que está hecha la película, la intriga se mantiene de principio a fin y el desarrollo de la trama no deja de sorprender y a veces de dejarte estupefacto. A destacar también el tratamiento de la voz en off, muy poético y sentimental, en reconocimiento a la raíz de dónde proviene todo: la palabra de Homero, que hace las veces de narrador. También me ha gustado mucho la forma de musicar el film, con canciones que hablan de las emociones de los personajes.

Los actores y actrices que desfilan por el film son un reguero de caras nuevas, que interpretan sus personajes en un mismo tono, que a mi me hace evocar la atmósfera mítica de los personajes de Homero, alternando sin aparente lógica situaciones costumbristas con otras grotescas, especialmente aquellas donde la naturaleza cobra una dimensión épica.

Es una película que los amantes de lo distinto no debieran perderse, si bien hay que enfrentarse a ella con la cabeza muy libre de prejuicios y dejarse llevar.