Grandiosa película, sencilla y directa en su forma que algunos dirían que pudo dar para más pero creo que ya es una joya tal como está. Protagonizada por Christian Slater con una locuacidad y carisma que inundan la pantalla, además de su mórbido y retorcido sentido del humor, con Samantha Mathis como contraparte femenina que está a la altura. Ácida crítica a Estados Unidos, a su sistema educativo etiquetando a niños, a la farsa de la democracia y el límite de la libertad de expresión y sobre todo al sistema del que formamos parte y una vez juramos hacerle frente.

Película mitificada hasta decir basta y no seré yo quien la baje de ese altar. Al Pacino interpretando al legendario Tony Montana es el coraje hecho carne y huesos de un alma encarnada en el absoluto caos. Al principio lo vemos preso y la manera en que se gana la libertad y como se jacta de ello. Mucho se ha dicho de la relación que tiene con su hermana, que más que incestuosa es genuinamente inocente, un tesoro que es la infancia de su hermana que Tony se perdió por la vida que llevaba y la pureza que aún ve en ella no puede ser arrebatada por nadie, ni siquiera por su mejor amigo. Todo ello debido a ese carácter obsesivo y paranoico de nuestro protagonista, sumergido en el abismo de la adicción y con una ambición desmedida que arde en sus ojos.

La mejor secuela de la historia del cine sin duda a la altura de la primera y por algunos momentos incluso superior. Entrelaza las historias de un Vito joven interpretado esta vez por Robert de Niro y la continuación del camino de Michael. Viendo como difieren los métodos y carácter, ya que mientras uno consiguió mantener la familia, el otro la destruyó. Gran momento la conversación con su madre pidiéndole consejo de como mantener la familia unida, era su intención... pero de buenas intenciones está lleno el infierno.

Estamos aquí ante una superproducción de época y ante una de las mejores películas de la historia. El Jesús más solemne y místico interpretado por Jeffrey Hunter. Cierto es que parece un personaje del reparto más pero cada aparición que tiene es sencillamente divina, desde el bautismo hasta la cruz. El metraje concede mucho tiempo a la trama política y al imperio romano. Con una fugaz y radiante Carmen de Sevilla interpretando a María de Magdalena. Narrando la historia de Barrabás a la par que la de Jesús y viéndose como difieren los medios que utilizan cada uno. Grandes escenas con el sermón del monte y después en la resurección con Magdalena como testigo. Espléndida la banda sonora como la dirección de Nicholas Ray.

La mejor serie que he visto. Cada capítulo tiene la calidad de una gran película. Quienes se quedan en la superficie la pueden tachar de culebrón. Tampoco ayuda la escasa acción que tiene pero qué más da cuando el guión es genial. Jon Hamm hace el papel de su vida con Donald Draper, el absoluto protagonista, aunque la serie tenga un reparto coral. La ambientación roza la perfección y todos esos momentos fuera de la oficina son mágicos. Ver a Don conducir con su coche hasta tierra de nadie es un ejemplo de que el placer está en el viaje no en el destino... por lo menos así es en Mad Men.