La mejor fotografía y dirección artística que el cine haya producido. Nunca se filmó algo con esta categoría visual. Tenue, sensual, frutalmente cromática, desgarradora, abismal. Los fantasmas de M. Kobayashi no se irán jamás de la retina del espectador.
El cine no es, ni será, cine, sin M. Kobayashi.
M. Kobayashi es el cine.

Sin embargo el film requiere una previa preparación del espectador. A los incautos les parecerá cansado, sufrido. Kobayashi, como todo lo único e imperecedero, no es para todos, ni debería serlo. El mundo debería adaptarse a él.
Recomiendo, por último, se vea un día cada capítulo (cuento) del film.

Absolútamente poética y oscura; aún así ténue, delicada y hasta inocente. Shyamalan encuentra la maldad escencial, que, por salir del corazón humano, es pura bondad.
Magistral ambientación e irrepetible trabajo actoral de Phoenix, Howard y Brody.
Nos mantiene siempre con los ojos abiertos. Joya.

Un hito. Marca un antes y un después. Tendríamos que usar no el lenguaje para describirla, sino las emociones, las lágrimas, los recuerdos.
Una película hecha con humanidad, la mejor humanidad que podría existir.

El cine tiene un nuevo amor que no podrá olvidar.

Y yo no la tuve.
Cansado de la mala fotografía, acongojado porque no sucedía algo interesante, apagué el televisor.
Espero retomarla, aunque lo dudo.
Felicidades a los que pudieron. Las alabanzas sean con ellos.

Sobrepasa los límites de la comedia romántica usual y se convierte en un verdadero hito del género, un luz que iluminará su pervenir, el arquetipo, un manual de culto.
Inteligentísimo guión. Una intensidad desbordante. N. Hurran nos brinda verdadera cátedra de "comedia romántica".