Seguramente se me puede acusar de que el 5 que le he adjudicado a la serie no le hace justicia, pero me temo que la serie me ha pillado demasiado "viejo" y la nostalgia de la serie de los 90 me impide disfrutar de ella. El cambio radical del concepto básico de la serie es demasiado para mí: mi mente se revela contra la idea de que Carmen sea la heroína y, seguramente, no seré el único con veinti-tantos o treinta-y-pocos años a quien esto le provoque un cierto desencanto.
La serie está claramente dirigida a un público infantil-juvenil, sector al que le resultará muy interesante y entretenida, aunque como en todas las series infantiles, la protagonista siempre tiene éxito y pocas veces se enfrenta a verdaderos problemas, lo cual hace que sea más difícil de digerir como adulto.
Por otro lado, la serie no está exenta de una gran cantidad de virtudes, empezando por la animación, que rompe con lo común y resulta muy atractiva. Es una buena obra con todos los elementos que hacían destacar a la original. Los fragmentos más educativos han reducido su extensión, y se pierden los cortes en los que la serie hacía al espectador preguntas sobre lo aprendido en el capítulo, con lo que se logra un ritmo más fluido.
Véanla si no vieron la versión de los 90, y si lo hicieron, animen a sus hijos o sobrinos a que la vean (y si se ven con energía, véanla con ellos).

Al contrario que la primera temporada, en esta segunda apenas hay avance en la trama, exploración del mundo o desarrollo de personajes protagonistas. Los flashbacks son el principal generador de interés y contenido real, pues vemos personajes que actúan y evolucionan, algo que se hecha en falta en relación con la historia en el presente, donde solamente vemos una exposición muy floja de "worldbuilding" y tan solo hay un par de momentos interesantes con algo de emoción.
Los saltos entre la historia actual y los flashbacks ocurren sin verdadero sentido, simplemente alternando ambas historias para que avancen a ritmos similares, lo que hace que la mayoría de la información útil para entender bien lo que pasa llegue demasiado tarde.

Es difícil poner en palabras hasta qué punto esta serie es excepcional en todos los aspectos, tanto técnico como visual o narrativo. Uno podría dejarse engañar por la idea de que las marionetas son para los niños, o que la serie está hecha solo para aquellos fans de la película, pero nada más lejos de la realidad.

Destaca su trama de fantasía bien elaborada, con los giros argumentales justos para que la acción nunca decaiga, pero sin depender de ellos para mantener nuestro interés. Aquí, la carga emocional de la historia y unos protagonistas llenos de profundidad son lo que realmente cautivan al espectador. Las emociones de los personajes, en contra de lo que podríamos esperar, son magistralmente transmitidas por el equipo de marionetistas (una labor nada fácil que demuestra la profesionalidad del equipo) y de actores de voz.

El despliegue de medios incluye, como no podría ser de otro modo a día de hoy, una gran labor de edición digital y elementos creados por ordenador. Éstos son hábilmente empleados con gran mesura para no quitar protagonismo a los verdaderos protagonistas de la escena: las marionetas. Así, logra conservar esa magia que solo la realidad artificial de los títeres con ropas auténticas y los escenarios de poliestireno pintado es capaz de crear.

En definitiva, una obra maestra a todos los niveles a la que todo el mundo sin excepción debería dar una oportunidad.

¿Qué veríamos si dejásemos a un lado los grandes eventos de la historia y nos centrásemos en las personas de a pie? ¿Tendríamos una perspectiva diferente de las cosas? Violet Evergarden se centra en la vida de esas personas corrientes y en sus sentimientos. Lo hace a través de una protagonista cuyas peculiares características ayudan a sacar a la superficie lo más íntimo y personal del alma de los personajes secundarios.

Al margen de un gran acontecimiento como es la guerra, que indudablemente marca a casi todos los personajes que aparecen, el centro de la acción se sitúa dentro de cada individuo. Cada individuo afronta su presente condicionado por su pasado único y particular. Las emociones pueden ser compartidas, pero nunca el camino que llevó a ellas. Violet madura capítulo a capítulo, aprendiendo a comprender mejor los sentimientos de la gente que la rodea y asimilando su propio y trágico pasado, hasta poder vivir con él en lugar de arrastrarlo como una carga.

Sería fácil descalificar esta serie alegando que se sirve de la enorme carga emocional de muchos de sus capítulos para quedar en la memoria de los espectadores, pero eso supondría pasar por alto la humanidad de todos los personajes y la evolución de la protagonista. Si bien es una serie lacrimógena, es también una serie excepcional.

Una excelente primera temporada cuya chispa pronto se desvaneció el las siguientes. Y es que es difícil combinar bien el hacer reír al público con el abordar temas de justicia social. Claramente, "Unbreakable Kimmy Schmidt" no lo logra, aunque no deja nunca de ofrecer momentos de diversión.