Una película que absorbe al espectador de principio a fin, por el drama socio-político que plantea; La trama nos lleva a identificarla con los hechos que hemos tenido que vivir en muchos países latinoamericanos, particularmente en Colombia, con el surgimiento de las bandas paramilitares patrocinadas por los políticos regionales, los órganos de "inteligencia" estatal, el poder ejecutivo regional y nacional.
La película la recomiendo para los docentes de humanidades en todos los niveles de la enseñanza para que sirva como punto de partida para pensar la sociedad en que vivimos.

El guión de la película, sus protagonistas y la ambientación en las campiñas inglesas, se conjugan para traer al espectador un trabajo agradable a los sentidos. Se resalta la forma sutil y delicada con la que el director plantea el nudo de la obra: el lesbianismo de la Sta. G y el amor por su alumna que apenas entra en la pubertad.
Finalizada la película, solo queda el sentimiento de haber visto un film estéticamente bien hecho pero que al otro día se ha olvidado.

La conciencia general que se tiene sobre el mundo del espectáculo: la fama muchas veces inexplicable que se teje en el mundo del arte y del espectáculo y sobre todo el "culto a la personalidad" masificado con la complicidad de los medios como producto final, se muestra en esta película mediante una original e inteligente trama, que a quienes les ha parecido muy fantasiosa y poco creíble, no deben olvidar que es un método de distanciamiento para invitar a reflexionar.

El argumento, una combinación de seriedad y comicidad, nos lleva a burlarnos de nosotros mismos cuando descubrimos que en alguna oportunidad también hemos caído en la trampa de la fama mediática y ficticia. Tal vez ese sentimiento no le ha gustado a muchos de sus críticos por temor a ver que sus ídolos se desplomen.