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2
7 de diciembre de 2008
7 de diciembre de 2008
57 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andaba ayer realizando terrorismo de baja intensidad por la red y me apetecía una buena dosis de risas antes de cerrar los ojos. El dvd del Rambo me estaba mirando y no pude resistirme, ya que a buen seguro poseía las dos armas que buscaba: algo cachondo antes de quedarme roque.
Dos décadas después de sus líos por Colorado, Vietnam y Afganistan (luchando al lado de los talibanes) elegía ahora a la pérfida Birmania como escenario de combate ideal. Para que el espectador se ponga de su parte desde el principio, monta algunas escenas de archivo bastante brutales para que la venganza ulterior pueda tener un recorrido más sibilino y complaciente. Y el tipo aparece. Ya me había reído algo con las primeras imágenes de la peli (las de las mutilaciones, etc...) y ahora el amigo Stallone abría con un plano general idílico en el que por un instante creí que nos mostraban agricultores trabajando la tierra. Qué va... era Johnny cazando cobras!!! Nos ha jodío...
Observo a un hombre reventado. Da risa verlo, así que me descojono. No sé si es que ha empezado algún programa para levantar pesas con los músculos faciales o le ha dado por desayunar a diario kilo y medio de panceta con mantequilla. Está horroroso y me parto un rato. Las risas van a vencer al sueño, porque en la primera pose de duro (con la chica bajo la lluvia) me voy patas abajo. Más adelante se marca otras cuantas que también hacen mis delicias. Parece un carnicero amargado a punto de jubilarse y cerrar el garito. La secuencia del arco, aparte de las arcadas, consigue que me descojone a base de bien. Luego todo sucede como siempre ha sucedido, y el sueño comienza a vencerme. De lo que sí me doy cuenta es de lo rápido que avanza la industria armamentística. Antes un balazo te hacía un agujero y ahora te decapita directamente. Imploro para que violen a la rubia entre ocho, y que a Rambo lo torturen antes de morir como el capullo integral que es, así como a todos los tuercebotas que lo acompañan... y va el tipo y consigue sobrevivir, rescatar a la rubia de un buen po... y cepillarse a los malotes con balazos de tres en tres. Qué poca imaginación Sylvester... qué poca. Será que te estás haciendo viejo y que además... se te nota un montón. Un dos sobre dos, o sea, magistral de la muerte.
Dos décadas después de sus líos por Colorado, Vietnam y Afganistan (luchando al lado de los talibanes) elegía ahora a la pérfida Birmania como escenario de combate ideal. Para que el espectador se ponga de su parte desde el principio, monta algunas escenas de archivo bastante brutales para que la venganza ulterior pueda tener un recorrido más sibilino y complaciente. Y el tipo aparece. Ya me había reído algo con las primeras imágenes de la peli (las de las mutilaciones, etc...) y ahora el amigo Stallone abría con un plano general idílico en el que por un instante creí que nos mostraban agricultores trabajando la tierra. Qué va... era Johnny cazando cobras!!! Nos ha jodío...
Observo a un hombre reventado. Da risa verlo, así que me descojono. No sé si es que ha empezado algún programa para levantar pesas con los músculos faciales o le ha dado por desayunar a diario kilo y medio de panceta con mantequilla. Está horroroso y me parto un rato. Las risas van a vencer al sueño, porque en la primera pose de duro (con la chica bajo la lluvia) me voy patas abajo. Más adelante se marca otras cuantas que también hacen mis delicias. Parece un carnicero amargado a punto de jubilarse y cerrar el garito. La secuencia del arco, aparte de las arcadas, consigue que me descojone a base de bien. Luego todo sucede como siempre ha sucedido, y el sueño comienza a vencerme. De lo que sí me doy cuenta es de lo rápido que avanza la industria armamentística. Antes un balazo te hacía un agujero y ahora te decapita directamente. Imploro para que violen a la rubia entre ocho, y que a Rambo lo torturen antes de morir como el capullo integral que es, así como a todos los tuercebotas que lo acompañan... y va el tipo y consigue sobrevivir, rescatar a la rubia de un buen po... y cepillarse a los malotes con balazos de tres en tres. Qué poca imaginación Sylvester... qué poca. Será que te estás haciendo viejo y que además... se te nota un montón. Un dos sobre dos, o sea, magistral de la muerte.

7,2
108.480
4
4 de mayo de 2008
4 de mayo de 2008
46 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabía ninguna duda de que a principios de siglo, el género de acción estaba acabado. Tras otorgar pingües beneficios a la Industria durante los 80 y 90 y caer en picado, debido principalmente, al desinterés del público, los productores se encontraron ante el problema de trasladar a las pantallas infinidad de proyectos del género acumulados en los cajones y paridos por enfermos mentales vendidos al dólar llamados malamente... guionistas. Desde aquellos alocados Cobra y Rambo, pasando por el Chuache, el género evolucionó hacia el humor con Arma Letal y La jungla de cristal. Ya no eran tan duros. Ahora contaban chistes de descojone, pero te volaban la cabeza con igual soltura. La siguiente vuelta de tuerca fue la del desfasado. Un tipo que reía hacia dentro, un especimen imbuído de cinismo y humor interior descerebrado y absurdo que acompañaba bastante bien entre bombazos y tiroteos. Triple equis y todas las que pudo protagonizar Travolta. Y la Roca, claro. La puta Roca. El género de acción estaba acabado.
¿Y si engendramos un boy scout del PP de buenas maneras, desmemoriado y a la vez implacable?
Y nos comentan de manera sútil y bastante sesgada que hay hombretones que andan limpiando masas molestas por los cinco continentes. Y un asesino a sueldo se convierte en la Mary Poppins de las emociones al haber perdido la memoria, regalándonos unas exquisitas maneras tanto modales como éticas que bien pudieran competir con la filosofía de los lamas tibetanos. Un nuevo arquetipo de héroe ha nacido: implacable, letal y buena persona. Dios nos asista.
¿Y si engendramos un boy scout del PP de buenas maneras, desmemoriado y a la vez implacable?
Y nos comentan de manera sútil y bastante sesgada que hay hombretones que andan limpiando masas molestas por los cinco continentes. Y un asesino a sueldo se convierte en la Mary Poppins de las emociones al haber perdido la memoria, regalándonos unas exquisitas maneras tanto modales como éticas que bien pudieran competir con la filosofía de los lamas tibetanos. Un nuevo arquetipo de héroe ha nacido: implacable, letal y buena persona. Dios nos asista.

7,4
63.691
8
27 de febrero de 2006
27 de febrero de 2006
46 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni César, Atila, Kan, Saladino, Torquemada, los reyes católicos, Dracul, Cortés, Adam Smith, Luis XVI, Marat, Fernándo VII, Bismark, Musolini, Stalin, Jonshon, Pol Pot, Sharon, Bin Laden, Aznar, Bush o Juan Pablo II, habían llegado tan lejos en sus cometidos como la loca del bigote.
Y aunque todos estos tipos parezcan una selección destinada a competir en Alemania 2006, lo cierto es que son de lo peorcito que nos ha dejado la Historia, al menos para un servidor de ustedes.
Adolf Hitler y sus acólitos se cepillaron a veinte millones de soviéticos, seis millones de judíos y dos millones de gitanos, aparte de varios millones más de etnias y países distintos. Casi todos los que estuvieron implicados en aquella barbarie aparecen en el fantástico bunker que Oliver Hirschbiegel nos muestra de forma brillante: Himmler, Goebels y algunos altos mandos del Estado mayor que acompañaron al Fürer casi hasta el último momento. No se le puede achacar al film falta de rigor histórico. Una de las sombras es la actuación de Bruno Ganz, ya que o grita o está callado pero no hay termino medio. Ignoro si era la idea que de la loca del bigote quería transmitir Oliver Ganz pero a mí es lo único que no me termina de convencer de toda la peli.
La obstinación del Fürer en la victoria, la ingenuidad de las juventudes hitlerianas, el fanatismo de los más leales, el pseudo-amor de su secretaria, la lealtad de los Goebels, la determinación del médico de las SS y la cobardía de algunos oficiales y amigos, es mostrada de forma vehemente pero lejana, a pesar del claustrofóbico bunker dónde se desarrolla la mayor parte de la película. Quizá por ello te deja bastante indiferente los trágicos acontecimientos que acaecieron dentro de él, logrando así Oliver Hirschbiegel tratar la historia lo más aséptica que le fue posible.
El hundimiento es una película honesta y de ritmo acertado aunque pienso que se dejó algo en el tintero. Por lo general, los gays nos suelen achacar a los heteros cierta tendencia a la bestialidad y al sufrimiento de otros. Hitler siempre dijo que no se casaría porque su novia era Alemania y si horas antes de morir se unió en matrimonio con Eva Braun, fue simplemente porque no quería que medio siglo después tipos como yo escribiéramos que aparte de sanguinario, fue una loca. Y si no, que le cuenten a Hess. Verdad, mein fürer?
Y aunque todos estos tipos parezcan una selección destinada a competir en Alemania 2006, lo cierto es que son de lo peorcito que nos ha dejado la Historia, al menos para un servidor de ustedes.
Adolf Hitler y sus acólitos se cepillaron a veinte millones de soviéticos, seis millones de judíos y dos millones de gitanos, aparte de varios millones más de etnias y países distintos. Casi todos los que estuvieron implicados en aquella barbarie aparecen en el fantástico bunker que Oliver Hirschbiegel nos muestra de forma brillante: Himmler, Goebels y algunos altos mandos del Estado mayor que acompañaron al Fürer casi hasta el último momento. No se le puede achacar al film falta de rigor histórico. Una de las sombras es la actuación de Bruno Ganz, ya que o grita o está callado pero no hay termino medio. Ignoro si era la idea que de la loca del bigote quería transmitir Oliver Ganz pero a mí es lo único que no me termina de convencer de toda la peli.
La obstinación del Fürer en la victoria, la ingenuidad de las juventudes hitlerianas, el fanatismo de los más leales, el pseudo-amor de su secretaria, la lealtad de los Goebels, la determinación del médico de las SS y la cobardía de algunos oficiales y amigos, es mostrada de forma vehemente pero lejana, a pesar del claustrofóbico bunker dónde se desarrolla la mayor parte de la película. Quizá por ello te deja bastante indiferente los trágicos acontecimientos que acaecieron dentro de él, logrando así Oliver Hirschbiegel tratar la historia lo más aséptica que le fue posible.
El hundimiento es una película honesta y de ritmo acertado aunque pienso que se dejó algo en el tintero. Por lo general, los gays nos suelen achacar a los heteros cierta tendencia a la bestialidad y al sufrimiento de otros. Hitler siempre dijo que no se casaría porque su novia era Alemania y si horas antes de morir se unió en matrimonio con Eva Braun, fue simplemente porque no quería que medio siglo después tipos como yo escribiéramos que aparte de sanguinario, fue una loca. Y si no, que le cuenten a Hess. Verdad, mein fürer?
3
21 de marzo de 2006
21 de marzo de 2006
44 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la famosa serie de Tele5, se nos mostraba que Emilio Aragón, un médico de la seguridad social española, vivía en una casa singular. No tenía treinta metros, no... tenía treinta pisos como poco. Había engendrado (mediante copulación supongo) a media docena de agobiantes hijos y además andaba por ahí el abuelo, el tío, el cuñado y un juez de paz que se había apalancado unos meses en la kely sólo por tocar los cojones... y los únicos ingresos eran los del pobre Milikito, que mojándome un poco no creo que sobrepasaran los mil euros mensuales. Dales de comer, paga el colegio, compra algo a tu mujer, al abuelo, paga la luz... en fin... que o bien pasaba bolsas de a kilo con algo de polvillo... o a mí los números no me salen. Hasta ahí bien.
Si cruzamos el charco y vemos cómo se lo montan en los USA, pues la cosa no decae. Helen Hunt está a cargo de un equipo que persigue a los tornados malotes y poco obedientes que se cruzan por Oklahoma. La tipa no tiene un puto euro y mucho menos un dólar, pero el grupo lo forman otros cuatro e imagino, al ver la cara de tonta satisfacción que tienen sus camaradas durante todo el film... la forma en que les paga el sueldo. Pero todo sea por la ciencia y en menor medida, vamos, en medida alguna, por la fama. Luego echar gasofa para ir todo locos a 65 por hora tras el maldito tornado es un gasto aparte. El equipamiento, ésto es, cámaras... ordenadores... sensores... la máquina que hace piiiinnngg... etc., supongo que los compró ganando al black jack en Las Vegas durante una loca escapada, qué pa éso estamos en América.
Al encontrarnos en una situación tan absurda cómo la de que nuestra cordura dependa de que consigamos meter la cabeza dentro de un tornado (de fuerza 5 nada menos) y filmarlo para putear a nuestros familiares cuando vengan a comer a casa... pues entonces, y sintiéndolo mucho, he de confesaros que nos encontramos ante un bodrio de película. Si además la prota me cuenta que al viejo se lo cargó un tornado malote y que su forma de vengarle es meterse dentro para comprenderlos mejor... mmmmm... me da la sensación de que me han estado tomando el pelo. Porque señores... ¿qué ocurrirá con el grupo qué depende de ella? ¿venderán el equipo en algún rastro a orillas del Misissipi? ¿terminarán durmiendo en el coche como miles de sus compatriotas? ¿volverán a perseguir necedades del tipo un rayo de luz?
Total... que los americanos tenían solamente dos horas para contarnos lo que a Emilio Aragón le costó siete años. Benditos sean.
Si cruzamos el charco y vemos cómo se lo montan en los USA, pues la cosa no decae. Helen Hunt está a cargo de un equipo que persigue a los tornados malotes y poco obedientes que se cruzan por Oklahoma. La tipa no tiene un puto euro y mucho menos un dólar, pero el grupo lo forman otros cuatro e imagino, al ver la cara de tonta satisfacción que tienen sus camaradas durante todo el film... la forma en que les paga el sueldo. Pero todo sea por la ciencia y en menor medida, vamos, en medida alguna, por la fama. Luego echar gasofa para ir todo locos a 65 por hora tras el maldito tornado es un gasto aparte. El equipamiento, ésto es, cámaras... ordenadores... sensores... la máquina que hace piiiinnngg... etc., supongo que los compró ganando al black jack en Las Vegas durante una loca escapada, qué pa éso estamos en América.
Al encontrarnos en una situación tan absurda cómo la de que nuestra cordura dependa de que consigamos meter la cabeza dentro de un tornado (de fuerza 5 nada menos) y filmarlo para putear a nuestros familiares cuando vengan a comer a casa... pues entonces, y sintiéndolo mucho, he de confesaros que nos encontramos ante un bodrio de película. Si además la prota me cuenta que al viejo se lo cargó un tornado malote y que su forma de vengarle es meterse dentro para comprenderlos mejor... mmmmm... me da la sensación de que me han estado tomando el pelo. Porque señores... ¿qué ocurrirá con el grupo qué depende de ella? ¿venderán el equipo en algún rastro a orillas del Misissipi? ¿terminarán durmiendo en el coche como miles de sus compatriotas? ¿volverán a perseguir necedades del tipo un rayo de luz?
Total... que los americanos tenían solamente dos horas para contarnos lo que a Emilio Aragón le costó siete años. Benditos sean.

7,2
10.970
4
15 de noviembre de 2009
15 de noviembre de 2009
41 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como todo el mundo sabe, lo mejor que te puede pasar en esta vida durante los malos momentos es que se te cuelen dos okupas de color (negro) en tu apartamento neoyorquino.
¿Cómo toreamos la situación? ¿Cómo lo hacemos mientras a mis alumnos los mando a tomar por saco cuando no me entregan los ensayos sobre sus materias a tiempo? ¿Por qué soy así de estirado?
Lo tengo!!!
Les permitiré cohabitar en mi casa porque efectivamente, como todo el mundo sabe, no hay nada mejor para un parias neoyorquino como yo, que un nativo de Siria y una oriunda del Senegal vuelvan a infundirme las ganas por vivir, las mismas que mi padre me enseñó a golpe de cinturón. Me lo ha dicho Dios.
The Visitor es una desgarradora obra sobre la soledad en un mundo siempre en movimiento. Donde las barreras culturales se disipan por el toque del amor fraternal universal. Una conmovedora cinta en la que se mezclan los distintos sentimientos de.... bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla.................
¿Cómo toreamos la situación? ¿Cómo lo hacemos mientras a mis alumnos los mando a tomar por saco cuando no me entregan los ensayos sobre sus materias a tiempo? ¿Por qué soy así de estirado?
Lo tengo!!!
Les permitiré cohabitar en mi casa porque efectivamente, como todo el mundo sabe, no hay nada mejor para un parias neoyorquino como yo, que un nativo de Siria y una oriunda del Senegal vuelvan a infundirme las ganas por vivir, las mismas que mi padre me enseñó a golpe de cinturón. Me lo ha dicho Dios.
The Visitor es una desgarradora obra sobre la soledad en un mundo siempre en movimiento. Donde las barreras culturales se disipan por el toque del amor fraternal universal. Una conmovedora cinta en la que se mezclan los distintos sentimientos de.... bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla.................
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