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Críticas ordenadas por utilidad
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6
24 de febrero de 2019
24 de febrero de 2019
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensando que se trataba de un documental como otros, en el que a través de la investigación científica moderna se busca algún asidero con el relato bíblico, me encontré con otro en el que se pretende validar pseudo científicamente la concepción creacionista del universo, el mundo y el ser humano. Y si bien cada una de las afirmaciones resultaron contrarias a mi cosmovisión, el film no deja de ofrecer puntos de vista bien respaldados por científicos anti evolucionistas, de pensamiento místico-religioso que, al menos hacen pensar sobre la pregunta primigenia.
Básicamente el planteo es que la vida y el hombre no tiene la extensa antigüedad que le atribuye la ciencia a partir de sus investigaciones, sino que hay demostración posible -para éstos voceros "divinos"- de que fue preconcebido y materializado en tiempos análogos a los del génesis bíblico. O dicho como el título, que la verdadera historia es la de La Biblia. En fin... cada uno sabrá si quiere destinar algo menos de dos horas a esta formulación, o dedicarlos a otra cosa.
Básicamente el planteo es que la vida y el hombre no tiene la extensa antigüedad que le atribuye la ciencia a partir de sus investigaciones, sino que hay demostración posible -para éstos voceros "divinos"- de que fue preconcebido y materializado en tiempos análogos a los del génesis bíblico. O dicho como el título, que la verdadera historia es la de La Biblia. En fin... cada uno sabrá si quiere destinar algo menos de dos horas a esta formulación, o dedicarlos a otra cosa.
7 de marzo de 2015
7 de marzo de 2015
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Birdman" - debo aclararlo de entrada - no es del tipo de películas que más me agradan. Más bien lo contrario.
Que en ella hay virtudes cinematográficas, no caben dudas: desde las performances actorales al manejo de la cámara. Todo lo relativo al aspecto técnico y make-up es impecable. La banda sonora, sensacional. Y el nivel de lenguaje es alto, aunque por momentos caiga en lo coloquial y hasta soez.
Sin embargo, en lo personal el derrotero de esta especie de "Icaro Histrión" no me despertó mayor interés perdurable.
Lo explico:
Si la intención ha sido "denunciar" la creciente tendencia hacia una cinematografía "tecnológico-virtual" de alto impacto visual por sus efectos especiales, en desmedro del cine "teatral" clásico, creo exagerada la preocupación, ya cada año tras año se siguen produciendo alrededor del mundo innumerables filmes y series de t.v. "actorales" de igual o mayor potencia. Y simultáneamente son pocas las de acción y "tecno efectos computarizados" realmente buenas (cuando las hay). ¿Que estas últimas recaudan mucho más las primeras? Puede ser, ya que el pasatismo es también una necesidad de mentes y cuerpos agobiados por la subsistencia dentro de un sistema dominador al que más le sirven personas simplistas que de pensamiento complejo, lúcido y crítico (lo cual no exime a estas últimas - entre las que me incluyo - de poseer también cierta afinidad por el mero entretenimiento).
Tras ver la película, mi impresión es que "Birdman", más que vehículo de un mensaje pensado con el público como destinatario (lo cual "debe ser" el fin último de toda creación artística), es un ejercicio narcisista alrededor de un actor principal, realizado con el afan de demostrar que sus dotes histriónicas potenciales van mucho más allá del recuerdo estereotipado de "Batman". Y justo es decir que en este sentido, tanto Keaton como los grandes intérpretes que lo acompañan han estado a la altura del desafío. Solo que ese desafío - si es que el film se limita a el - no me cuenta como espectador atrapado en su propuesta.
También puede decirse que se trata de una película sobre acierto y error individual, tanto respecto de uno mismo como de los demás. Y posterior toma de conciencia, reciclado y cambio, cuando no muerte, física o espiritual. Puede ser...
O de lo exigente que es la supervivencia en un medio artístico primordialmente mercantilista e injustamente dependiente del poder "filo-extorsivo" de críticos cuya devolución, inscripta en medios de comunicación que gozan del favor crédulo del público, no siempre procura ser objetiva ni limitada al producto en sí, estando muchas veces teñida de subjetividad precedente, favorable o desfavorable.
En síntesis, sin que esta ganadora del Oscar al mejor film - premiación que no comparto - me disgustara, la ubico entre aquellas películas que más que interesarme por la empatía que generan entre su formulación y mi imaginario, me llevan a preguntarme de qué se trata. Y a fuerza de ser sincero, prefiero la obra artística en que ello me queda más claro.
No lo sé; tal vez sea que a mis sesenta años ya he descubierto la diferencia entre ser profundo, y haberse venido abajo.
¿Si la recomiendo? Las actuaciones son descollantes. Y la concepción estrictamente cinematográfica con que está realizada, también.
Que en ella hay virtudes cinematográficas, no caben dudas: desde las performances actorales al manejo de la cámara. Todo lo relativo al aspecto técnico y make-up es impecable. La banda sonora, sensacional. Y el nivel de lenguaje es alto, aunque por momentos caiga en lo coloquial y hasta soez.
Sin embargo, en lo personal el derrotero de esta especie de "Icaro Histrión" no me despertó mayor interés perdurable.
Lo explico:
Si la intención ha sido "denunciar" la creciente tendencia hacia una cinematografía "tecnológico-virtual" de alto impacto visual por sus efectos especiales, en desmedro del cine "teatral" clásico, creo exagerada la preocupación, ya cada año tras año se siguen produciendo alrededor del mundo innumerables filmes y series de t.v. "actorales" de igual o mayor potencia. Y simultáneamente son pocas las de acción y "tecno efectos computarizados" realmente buenas (cuando las hay). ¿Que estas últimas recaudan mucho más las primeras? Puede ser, ya que el pasatismo es también una necesidad de mentes y cuerpos agobiados por la subsistencia dentro de un sistema dominador al que más le sirven personas simplistas que de pensamiento complejo, lúcido y crítico (lo cual no exime a estas últimas - entre las que me incluyo - de poseer también cierta afinidad por el mero entretenimiento).
Tras ver la película, mi impresión es que "Birdman", más que vehículo de un mensaje pensado con el público como destinatario (lo cual "debe ser" el fin último de toda creación artística), es un ejercicio narcisista alrededor de un actor principal, realizado con el afan de demostrar que sus dotes histriónicas potenciales van mucho más allá del recuerdo estereotipado de "Batman". Y justo es decir que en este sentido, tanto Keaton como los grandes intérpretes que lo acompañan han estado a la altura del desafío. Solo que ese desafío - si es que el film se limita a el - no me cuenta como espectador atrapado en su propuesta.
También puede decirse que se trata de una película sobre acierto y error individual, tanto respecto de uno mismo como de los demás. Y posterior toma de conciencia, reciclado y cambio, cuando no muerte, física o espiritual. Puede ser...
O de lo exigente que es la supervivencia en un medio artístico primordialmente mercantilista e injustamente dependiente del poder "filo-extorsivo" de críticos cuya devolución, inscripta en medios de comunicación que gozan del favor crédulo del público, no siempre procura ser objetiva ni limitada al producto en sí, estando muchas veces teñida de subjetividad precedente, favorable o desfavorable.
En síntesis, sin que esta ganadora del Oscar al mejor film - premiación que no comparto - me disgustara, la ubico entre aquellas películas que más que interesarme por la empatía que generan entre su formulación y mi imaginario, me llevan a preguntarme de qué se trata. Y a fuerza de ser sincero, prefiero la obra artística en que ello me queda más claro.
No lo sé; tal vez sea que a mis sesenta años ya he descubierto la diferencia entre ser profundo, y haberse venido abajo.
¿Si la recomiendo? Las actuaciones son descollantes. Y la concepción estrictamente cinematográfica con que está realizada, también.

6,6
46.057
1
1 de enero de 2022
1 de enero de 2022
14 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película idiota... para idiotas; tal como es la "mass media" estadounidense", manipulada por los medios desde el nacimiento hasta la muerte. Lo peor del caso, es que el tema en sí era potencialmente bueno; pero la mera intención de hacer una parodia anti sistema, nada tiene que ver con el resultado. Y el resultado es una estupidez previsible, sin gracia, sin arte... sin que siquiera merezca ser vista hasta el final; cosa que estoy tratando de hacer en este momento mientras me voy constipando por haber caído nuevamente en la imbécil ilusión de que algo proveniente de Netflix, podía ser al menos "pasable". En síntesis: "una obra de arte"... ¿el film? ¡No! La habilidad de detectar que hay tanto público al que venderle algo tan mal hecho.
Serie

7,8
1.272
5
22 de marzo de 2021
22 de marzo de 2021
9 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recién termino de ver la primera temporada: si una vez concluida la segunda -aparentemente estaría por estrenarse la tercera-, cambia mi impresión sobre "Shtisel", no tendré problemas en desdecirme y/o eliminarla., pero de continuar en la misma sintonía, no creo que eso vaya a ocurrir.
Sabrán disculparme quienes se vean afectados por esta crítica; pero algunas cosas no tan elogiosas sobre esta "buena gente" de la que trata la serie, tengo para decir... Ante todo aclaro contar con antepasados judíos religiosos, no ortodoxos, y observantes hasta mi propia generación; de modo que el contexto no le es ajeno a mi propia experiencia de vida.
De ello surge que hay que hacer una distinción entre los casos particulares sobre los que se basa la historia -costumbrista y singular-, de lo que los judíos ortodoxos representan dentro y fuera de Israel como factor político -e inclusive en ciertos sectores, también económico-. A pesar de constituir una grupo minoritario dentro de la judería actual, su influencia en la vida del país es determinante. Ellos son quienes cuentan con el porcentaje de votos imprescindibles para la conformación de gobierno israelí, y su sumatoria conlleva la aceptación de ocupar ministerios que han de actuar de acuerdo a la recalcitrante cosmovisión fundamentalista de esta gente, que en nada se diferencia de los ultra conservadores reaccionarios musulmanes, cristianos, etc.
Por su influencia en Israel no existe el matrimonio civil ni el divorcio sin aprobación de un arbitrario jurado de religiosos (ver "El Matrimonio de Viviane Ansalem" y luego "El Divorcio de V.A.").
Tampoco esta gente acepta los tratados de paz con los palestinos, aduciendo que el territorio bíblico que les pertenece a los judíos, es mucho mayor que las fronteras actuales del Estado. Inclusive hay quienes directamente reniegan de la existencia de Israel y ni siquiera hablan hebreo entre sí, por considerarla lengua sagrada pendiente hasta la llegada del mesías (Eliahu Hanaví).
Y como si ello fuera poco, están exentos de ser reclutados en las fuerzas armadas, las que es de público conocimiento incluyen a todo el resto de la población...
Bien; al menos en la primera temporada, nada de ello se muestra: todo pasa por la historia de un padre de familia sesentón, viudo, sus hijos, nietos, familia política y algunas otras relaciones. Y como por supuesto se trata de seres humanos, también con conflictos análogos al resto de la especie...
De lo visto hasta ahora, algunos episodios son más entretenidos que otros, pero en términos generales, la tónica dramática es modesta y poco atrayente, más allá del exótico costumbrismo que parece haber interesado -y hasta fascinado- a muchos.
Por ende, a mi criterio esta serie es un producto sobrevalorado; aunque ello no signifique reconocer un gran desempeño actoral de la mayoría de los protagonistas.
Tal como nos tiene acostumbrados Netflix con series de este género, también Shtisel ha sido filmada casi totalmente en interiores, con muy pocas acciones e imágenes exteriores de Jerusalem, lo cual es un desperdicio penoso, diría imperdonable.
Asimismo resulta llamativo que se le haya dado importante protagonismo a la mujer, habida cuenta de su histórico sometimiento entre los judíos ortodoxos. Tal vez, ello haya ido cambiando hacia el presente, no lo sé... Pero en términos generales, encuentro sospechosamente desleal la construcción de una ficción de propensión empática -a escala humana individual- con individuos pertenecientes a lo más retrógrado existente aún en el S.XXI. Puesto que si bien descuidadamente podemos "sintonizar" individualmente con las circunstancias de los sujetos-personajes de "Shtisel", advierto que en la vida real se trata de un sector social ante el cual mejor es tener reserva y cuidado. A punto tal que -por detrás de su habitual pacifismo-, existe la fuerte sospecha de que de su seno surgió la orden -y se urdió el plan- de asesinar al primer ministro I. Rabin (ver: Rabin: el último día...").
Sabrán disculparme quienes se vean afectados por esta crítica; pero algunas cosas no tan elogiosas sobre esta "buena gente" de la que trata la serie, tengo para decir... Ante todo aclaro contar con antepasados judíos religiosos, no ortodoxos, y observantes hasta mi propia generación; de modo que el contexto no le es ajeno a mi propia experiencia de vida.
De ello surge que hay que hacer una distinción entre los casos particulares sobre los que se basa la historia -costumbrista y singular-, de lo que los judíos ortodoxos representan dentro y fuera de Israel como factor político -e inclusive en ciertos sectores, también económico-. A pesar de constituir una grupo minoritario dentro de la judería actual, su influencia en la vida del país es determinante. Ellos son quienes cuentan con el porcentaje de votos imprescindibles para la conformación de gobierno israelí, y su sumatoria conlleva la aceptación de ocupar ministerios que han de actuar de acuerdo a la recalcitrante cosmovisión fundamentalista de esta gente, que en nada se diferencia de los ultra conservadores reaccionarios musulmanes, cristianos, etc.
Por su influencia en Israel no existe el matrimonio civil ni el divorcio sin aprobación de un arbitrario jurado de religiosos (ver "El Matrimonio de Viviane Ansalem" y luego "El Divorcio de V.A.").
Tampoco esta gente acepta los tratados de paz con los palestinos, aduciendo que el territorio bíblico que les pertenece a los judíos, es mucho mayor que las fronteras actuales del Estado. Inclusive hay quienes directamente reniegan de la existencia de Israel y ni siquiera hablan hebreo entre sí, por considerarla lengua sagrada pendiente hasta la llegada del mesías (Eliahu Hanaví).
Y como si ello fuera poco, están exentos de ser reclutados en las fuerzas armadas, las que es de público conocimiento incluyen a todo el resto de la población...
Bien; al menos en la primera temporada, nada de ello se muestra: todo pasa por la historia de un padre de familia sesentón, viudo, sus hijos, nietos, familia política y algunas otras relaciones. Y como por supuesto se trata de seres humanos, también con conflictos análogos al resto de la especie...
De lo visto hasta ahora, algunos episodios son más entretenidos que otros, pero en términos generales, la tónica dramática es modesta y poco atrayente, más allá del exótico costumbrismo que parece haber interesado -y hasta fascinado- a muchos.
Por ende, a mi criterio esta serie es un producto sobrevalorado; aunque ello no signifique reconocer un gran desempeño actoral de la mayoría de los protagonistas.
Tal como nos tiene acostumbrados Netflix con series de este género, también Shtisel ha sido filmada casi totalmente en interiores, con muy pocas acciones e imágenes exteriores de Jerusalem, lo cual es un desperdicio penoso, diría imperdonable.
Asimismo resulta llamativo que se le haya dado importante protagonismo a la mujer, habida cuenta de su histórico sometimiento entre los judíos ortodoxos. Tal vez, ello haya ido cambiando hacia el presente, no lo sé... Pero en términos generales, encuentro sospechosamente desleal la construcción de una ficción de propensión empática -a escala humana individual- con individuos pertenecientes a lo más retrógrado existente aún en el S.XXI. Puesto que si bien descuidadamente podemos "sintonizar" individualmente con las circunstancias de los sujetos-personajes de "Shtisel", advierto que en la vida real se trata de un sector social ante el cual mejor es tener reserva y cuidado. A punto tal que -por detrás de su habitual pacifismo-, existe la fuerte sospecha de que de su seno surgió la orden -y se urdió el plan- de asesinar al primer ministro I. Rabin (ver: Rabin: el último día...").
Miniserie

6,2
668
4
31 de marzo de 2025
31 de marzo de 2025
5 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de eliminar una crítica previa que, por sinceridad y crudeza, resultó intolerable para quienes, con o sin vinculación con la producción, nada esperaron para volcar numerosos votos en contra.
Y no es que eso me ofenda, sino que tal tendencia haría que otros lectores descartaran la opinión de alguien con conocimiento del contexto en que se desenvuelve esta polémica y penosa serie...
Bariloche tiene una historia muy ambivalente: por un lado la de afamado destino turístico mundial... y por el otro de refugio de nazis como Priebke. Por un lado destino del prestigioso Instituto Balseiro y Centro Atómico... y por otro de la Isla Huemul, con su ignominioso pasado en tiempos de Perón. Por un lado feliz destino de acampantes y estudiantes secundarios en viaje de egresados... y por otro de pobreza y narcotráfico...
Sin embargo, siendo tan infrecuente que se emplace el escenario de un producto de alcance mundial en alguno de los tantos y tan maravillosos destinos naturales argentinos, hubiese preferido que fuese para contar una historia con luz. Y no esta sombría, tanática novela sobre una perversión humana -al estilo "Netflix"- en lugar de romántica aventura que invite a repetirla en medio del único bosque de arrayanes que queda en el mundo... Sinceramente, no creo que le haga bien a una localidad tan particularmente bella, que ya varias series y films (Wakolda, El Aura) hayan tomado si se quiere lo peor de Bariloche como tema de realismo y ficción. Aunque de últimas esta no sea más que una preferencia personal, que nadie tiene la menor obligación de compartir...
Respecto de la serie en sí: ni el fugado secreto de los ojos de Soledad Villamil tienen mirada de implacable periodista de investigación, ni Fabián Mirás de comisario; a pesar de lo cual hay una sostenido suspenso, basado en una banal inferencia mercantilista de una periodista a la que, más que la verdad de los hechos, parece interesarle contar con material para su profesión, caiga quien caiga y cueste lo que cueste.
Simultáneamente, resulta interesante ver el modus vivendi de la burguesía local y su descendencia juvenil, aunque esto contraste con un defecto medular de la serie: mayoría de escenas nocturnas, versus escasas escenas diurnas exhibiendo las maravillas naturales de Bariloche. O sea: más olor a podrido que a chocolate de La Abuela Goye. Y más amargor que dulces, quesos y fiambres ahumados de Familia Weiss.
Mucho podría agregar sobre el tema, pero prefiero limitarme a contar que las escenas en el Camping Musical de Bariloche (Lago Moreno), cruzan la calle que lleva el nombre del padre de mi esposa: arquitecto y oboista judeo-húngaro Gyorgy Kalmar, que fue quien trajo la idea al país, para plasmarla luego en conjunto con Linda Rautenstrauch, la Fundación Antorchas, Alberto Lisy y la Camerata Bariloche... entre muchas luminosas y musicales personas... con románticos, sanos y hasta eternos enamoramientos, que no excluyen algunos hechos criminales como los de "Atrapados".
De aquí en adelante, quien guste votar en contra de esta sincera y atinada crítica, siéntase libre de hacerlo. Como también de dejarme conocer su opinión.
Adrián Armando Klas (70) CABA
A la memoria de Evelyn Grunthal, incansable educadora barilochense.
Y no es que eso me ofenda, sino que tal tendencia haría que otros lectores descartaran la opinión de alguien con conocimiento del contexto en que se desenvuelve esta polémica y penosa serie...
Bariloche tiene una historia muy ambivalente: por un lado la de afamado destino turístico mundial... y por el otro de refugio de nazis como Priebke. Por un lado destino del prestigioso Instituto Balseiro y Centro Atómico... y por otro de la Isla Huemul, con su ignominioso pasado en tiempos de Perón. Por un lado feliz destino de acampantes y estudiantes secundarios en viaje de egresados... y por otro de pobreza y narcotráfico...
Sin embargo, siendo tan infrecuente que se emplace el escenario de un producto de alcance mundial en alguno de los tantos y tan maravillosos destinos naturales argentinos, hubiese preferido que fuese para contar una historia con luz. Y no esta sombría, tanática novela sobre una perversión humana -al estilo "Netflix"- en lugar de romántica aventura que invite a repetirla en medio del único bosque de arrayanes que queda en el mundo... Sinceramente, no creo que le haga bien a una localidad tan particularmente bella, que ya varias series y films (Wakolda, El Aura) hayan tomado si se quiere lo peor de Bariloche como tema de realismo y ficción. Aunque de últimas esta no sea más que una preferencia personal, que nadie tiene la menor obligación de compartir...
Respecto de la serie en sí: ni el fugado secreto de los ojos de Soledad Villamil tienen mirada de implacable periodista de investigación, ni Fabián Mirás de comisario; a pesar de lo cual hay una sostenido suspenso, basado en una banal inferencia mercantilista de una periodista a la que, más que la verdad de los hechos, parece interesarle contar con material para su profesión, caiga quien caiga y cueste lo que cueste.
Simultáneamente, resulta interesante ver el modus vivendi de la burguesía local y su descendencia juvenil, aunque esto contraste con un defecto medular de la serie: mayoría de escenas nocturnas, versus escasas escenas diurnas exhibiendo las maravillas naturales de Bariloche. O sea: más olor a podrido que a chocolate de La Abuela Goye. Y más amargor que dulces, quesos y fiambres ahumados de Familia Weiss.
Mucho podría agregar sobre el tema, pero prefiero limitarme a contar que las escenas en el Camping Musical de Bariloche (Lago Moreno), cruzan la calle que lleva el nombre del padre de mi esposa: arquitecto y oboista judeo-húngaro Gyorgy Kalmar, que fue quien trajo la idea al país, para plasmarla luego en conjunto con Linda Rautenstrauch, la Fundación Antorchas, Alberto Lisy y la Camerata Bariloche... entre muchas luminosas y musicales personas... con románticos, sanos y hasta eternos enamoramientos, que no excluyen algunos hechos criminales como los de "Atrapados".
De aquí en adelante, quien guste votar en contra de esta sincera y atinada crítica, siéntase libre de hacerlo. Como también de dejarme conocer su opinión.
Adrián Armando Klas (70) CABA
A la memoria de Evelyn Grunthal, incansable educadora barilochense.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Gyorgy Kalmar fue esposo de Patricia Stokoe, creadora mundial de la disciplina artístico-pedagógica "Expresión Corporal". Y ambos los padres de mi esposa Déborah Kalmar, quien ejerció por décadas como docente en el Cámping Musical del Lago Moreno. En su homenaje, hoy en día tenemos la orquesta juvenil CAMUBA (videos en youtube): un proyecto de auto gestión para la interpretación de obras sinfónicas en formato de cámara, dirigida por el maestro Juan Klas.
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