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Críticas ordenadas por utilidad
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4
20 de abril de 2011
20 de abril de 2011
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quienes siempre están al acecho de todo (como los lobos), en “Caperucita roja” la falta de una imagen paterna en la historia (¿o acaso alguien oyó hablar del padre de Caperucita?) plantean un perfil psicológico muy claro: La falta de límites, la ausencia de miedos, ¿el desinterés de su madre? y el estilo de vida a una niña no tan niña. Esto pudo haber sido una propuesta cinematográfica.
De todas formas, creo que la intriga de esta cinta pudo haber sido mucho mejor si se juega al misterio de quien está de tras de la chica de la capa roja. Por lo demás, una Amanda Seyfried que para nada nos evoca la “Chloe”, de Egoyan, pero que conserva su mirada de misterio en el personaje.
Film pues para olvidar, que supone una secuela, que de no mejorar, será una pobre propuesta sobre hombre lobo enamorado. Los guionistas tienen la última palabra. Cualquier voto de ver una cercanía adulta y arriesgada al mito de “Caperucita Roja”, pone en aprieto a cineasta la rubia Catherine Hardwicke. ¿Algo para rescatar? ¡Los actores!
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic, Barranquilla, Colombia)
De todas formas, creo que la intriga de esta cinta pudo haber sido mucho mejor si se juega al misterio de quien está de tras de la chica de la capa roja. Por lo demás, una Amanda Seyfried que para nada nos evoca la “Chloe”, de Egoyan, pero que conserva su mirada de misterio en el personaje.
Film pues para olvidar, que supone una secuela, que de no mejorar, será una pobre propuesta sobre hombre lobo enamorado. Los guionistas tienen la última palabra. Cualquier voto de ver una cercanía adulta y arriesgada al mito de “Caperucita Roja”, pone en aprieto a cineasta la rubia Catherine Hardwicke. ¿Algo para rescatar? ¡Los actores!
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic, Barranquilla, Colombia)
10
8 de octubre de 2009
8 de octubre de 2009
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace rato quería hacer mi análisis sobre la ideología del filme “The Boy in the Striped Pajamas” (“El niño con el pijama de rayas”) de Mark Herman. Me gustaría empezar con una pregunta: ¿Por qué la mirada inocente de un niño judío y un niño alemán en medio del holocausto, y que además son amigos?...Pues pienso que por esa necesaria dosis y lección de esa inocencia que necesitamos los adultos, llenos de complejos y prejuicios, o qué es mejor, ¿juzgar que prejuzgar?
Lección: No hay mejor mirada para ver la vida con que la mirada infantil, o lo que es lo mismo: conversaciones interiores (en este caso), sin el filtro del odio, el rencor y sin la supremacía de creerme lo que a la larga no soy, aunque como escuchamos la frase entre el profesor y el alumno alemán Bruno: “El destino de mi pueblo es el mío”.
Interesante frase del guión que también escuchamos en la cinta y dirigida al niño alemán Bruno: “Si alguna vez encuentras un judío bueno, serás el mejor explorador del mundo”. Sin ser hermenéutica la frase para la mente inocente, y ante el contexto final (el de la desgracia, sintiendo en carne propia la muerte de un ser amado como un hijo). ¿Aprender a respetar a cualquier ser humano?
Interesante lección de esta película, que independientemente de interpretar el discurso fílmico sobre “holocausto trivializado” como leemos en algunos comentarios, es necesario abrir más nuestra mente que ha perdido algo de niñez (entiéndase metafóricamente la amistad de Shmuel y Bruno). ¡Qué no nos angustie nuestro pecados!... La idea es… ¡No “llorar” toda la vida!...
GONZALO RESTREPO SÁNCHEZ (Film critic. Barranquilla, Colombia)
Lección: No hay mejor mirada para ver la vida con que la mirada infantil, o lo que es lo mismo: conversaciones interiores (en este caso), sin el filtro del odio, el rencor y sin la supremacía de creerme lo que a la larga no soy, aunque como escuchamos la frase entre el profesor y el alumno alemán Bruno: “El destino de mi pueblo es el mío”.
Interesante frase del guión que también escuchamos en la cinta y dirigida al niño alemán Bruno: “Si alguna vez encuentras un judío bueno, serás el mejor explorador del mundo”. Sin ser hermenéutica la frase para la mente inocente, y ante el contexto final (el de la desgracia, sintiendo en carne propia la muerte de un ser amado como un hijo). ¿Aprender a respetar a cualquier ser humano?
Interesante lección de esta película, que independientemente de interpretar el discurso fílmico sobre “holocausto trivializado” como leemos en algunos comentarios, es necesario abrir más nuestra mente que ha perdido algo de niñez (entiéndase metafóricamente la amistad de Shmuel y Bruno). ¡Qué no nos angustie nuestro pecados!... La idea es… ¡No “llorar” toda la vida!...
GONZALO RESTREPO SÁNCHEZ (Film critic. Barranquilla, Colombia)

7,9
2.681
8
4 de diciembre de 2011
4 de diciembre de 2011
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre la zona meridional del film cuando los estudiantes con su cánticos y uno llevando una paloma blanca, en la Universidad de La Habana y vemos cómo chorros de agua intentan detenerlos, comprendemos perfectamente la ideología (sin rifles aún en ambos bandos) de un film que sin éxito alguno en su momento, es una reflexión del asunto cubano. Enmarcada en blanco y negro, la historia tiene su finalidad de encumbrar valores del pensamiento revolucionario en Cuba (“¡Dispara para defender tu porvenir”! escuchamos en la cinta), pero de pronto los excesivos silencios, los planos largos, grandes planos generales y que valga lo tautológico, toma elevada, etc.; abordan una lenta emoción de situaciones a veces bien descritas en el guión, pero que se siente un libreto cargado de idealismo.
De todas formas buen trabajo cinematográfico que atribuye experiencias de un cineasta ruso por los sentimientos de un pueblo caribeño. Y es que Caribe no es sólo un concepto geopolítico. Les recuerdo que también es un estado del alma. Ya lo dijo (para quienes salieron de Cuba) la canción de Luisito Aguilé: “Cuando salí de Cuba, deje mi vida, deje mi amor”.
De todas formas buen trabajo cinematográfico que atribuye experiencias de un cineasta ruso por los sentimientos de un pueblo caribeño. Y es que Caribe no es sólo un concepto geopolítico. Les recuerdo que también es un estado del alma. Ya lo dijo (para quienes salieron de Cuba) la canción de Luisito Aguilé: “Cuando salí de Cuba, deje mi vida, deje mi amor”.

6,0
1.313
7
19 de junio de 2011
19 de junio de 2011
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de desolación y esperanza cargada de metáforas. Asignada de simbolismos: “Las raíces de los árboles” es la alusión de estar en esta vida, y lo que observamos de ellos, ¿es el esfuerzo de una vida por vivir?
De todas formas, la película elabora delicadamente los intríngulis sobre la vida y la muerte. Que la naturaleza impone sus misterios y sabiduría. Sin que sea una idea original, si las raíces tienen al árbol dependiente (que no humillado) a la tierra desde que nace y lo sustentan para que no se libere porque se muere (entiéndase arrancar las raíces).
Además, el cineasta si bien no logra una historia lacrimógena, diseña en su discurso planteamientos panteístas: la Ley natural, la existencia y el universo (la suma de todo lo que fue, es y será) se representa por medio del concepto teológico de "Dios". Pero si bien esta podría ser su lectura más profunda, la historia no obstante luce sencilla y sin absurdo alguno en su doctrina, en una su puesta en escena funcional a la trama y no un embramado sobre (para quienes creen ello), la vida y la muerte.
De todas formas, la película elabora delicadamente los intríngulis sobre la vida y la muerte. Que la naturaleza impone sus misterios y sabiduría. Sin que sea una idea original, si las raíces tienen al árbol dependiente (que no humillado) a la tierra desde que nace y lo sustentan para que no se libere porque se muere (entiéndase arrancar las raíces).
Además, el cineasta si bien no logra una historia lacrimógena, diseña en su discurso planteamientos panteístas: la Ley natural, la existencia y el universo (la suma de todo lo que fue, es y será) se representa por medio del concepto teológico de "Dios". Pero si bien esta podría ser su lectura más profunda, la historia no obstante luce sencilla y sin absurdo alguno en su doctrina, en una su puesta en escena funcional a la trama y no un embramado sobre (para quienes creen ello), la vida y la muerte.
20 de febrero de 2011
20 de febrero de 2011
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es un film que en su estricto sentido ideológico, plantea a través del payaso Javier Granados (Carlos Areces), cómo brota el ejercicio del poder, de la violencia física, intelectual y moral en el ser humano. Ese lado oscuro del corazón si una sonrisa, se convierte en llanto y viceversa.
Pero expresado de otra forma lo antes enunciado, “Balada triste de trompeta”, arbitra metafóricamente a través del payaso su alteridad y, a través de unos diálogos inteligentes; esa doble faz del hombre, que riendo o haciendo reír como una doble hipocresía de la sonrisa, también circunscribe lo funesto. Para Freud lo funesto o lo siniestro, «sería aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás». Recordemos del film las frases entre los dos payasos: “¿Por qué eres payaso? ¡Para no ser un asesino!
Así que, si bien el film arranca con sonrisas de niños en off para un prefacio bondadoso en sus matices de felicidad, pronto a través de simbolismos, y los silencios de los personajes que nos alarman, sentimos la cruel enmienda de las almas que piensan que, hacer reír a los demás, ya no vale la pena; surgiendo igualmente, lo anormal, lo monstruoso. Para ser así, sólo hace falta formar parte esencial de la vida, y es por eso por lo que no podemos dejar de sentir cierta indagación y conexión a la alteridad de lo semejante.
El cine ha regalado a lo largo de su historia, bastantes ejemplos de todo lo anterior y algunos de ellos basados en hechos reales. La miseria, la tristeza y el lado oscuro de la humanidad, que en la mayoría de los casos se miran de soslayo y con indiferencia, han proporcionado obras maestras. Con alegorías a otros films y cineastas, Alex deja en el espectador quizá su mejor film, ya que traducir la alteridad, no siempre resulta fácil. Y es como escuchamos en la cinta: “¡De qué sirve ser gracioso, cuando llega la muerte!”.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
Pero expresado de otra forma lo antes enunciado, “Balada triste de trompeta”, arbitra metafóricamente a través del payaso su alteridad y, a través de unos diálogos inteligentes; esa doble faz del hombre, que riendo o haciendo reír como una doble hipocresía de la sonrisa, también circunscribe lo funesto. Para Freud lo funesto o lo siniestro, «sería aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás». Recordemos del film las frases entre los dos payasos: “¿Por qué eres payaso? ¡Para no ser un asesino!
Así que, si bien el film arranca con sonrisas de niños en off para un prefacio bondadoso en sus matices de felicidad, pronto a través de simbolismos, y los silencios de los personajes que nos alarman, sentimos la cruel enmienda de las almas que piensan que, hacer reír a los demás, ya no vale la pena; surgiendo igualmente, lo anormal, lo monstruoso. Para ser así, sólo hace falta formar parte esencial de la vida, y es por eso por lo que no podemos dejar de sentir cierta indagación y conexión a la alteridad de lo semejante.
El cine ha regalado a lo largo de su historia, bastantes ejemplos de todo lo anterior y algunos de ellos basados en hechos reales. La miseria, la tristeza y el lado oscuro de la humanidad, que en la mayoría de los casos se miran de soslayo y con indiferencia, han proporcionado obras maestras. Con alegorías a otros films y cineastas, Alex deja en el espectador quizá su mejor film, ya que traducir la alteridad, no siempre resulta fácil. Y es como escuchamos en la cinta: “¡De qué sirve ser gracioso, cuando llega la muerte!”.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
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