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Críticas ordenadas por utilidad
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8
12 de enero de 2008
12 de enero de 2008
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen documental hecho por Mercedes Álvarez sobre el pequeño pueblo donde nació, dedicado a la memoria de su Padre, que es como decir a su propia memoria y a la memoria de sus orígenes y los recuerdos y sensaciones vividos en los primeros años de su vida. Toda la cinta transmite un aire de melancolía y pesadumbre que encoge el alma, mostrándonos como los pocos y viejos habitantes de un frío y despoblado pueblecito de España, viven esperando ya pocas cosas de este mundo, en todo caso quizás sólo el momento de la partida final.
Hay escenas algo manidas y poco naturales como la de los tres ancianos debajo de un árbol de la plaza del pueblo haciendo forzadamente una charla ante la cámara o las dos mujeres (Valentina y Crispina) comentando entre ellas algo de la historia del palacio del pueblo; pero hay otras preciosas y de magnífica estética como la de la mujer tendiendo la ropa en un cordel entre dos palos plantados sobre un pradito verde, con un fondo natural de nubes que avanzan y un ambiente de ventolera que prácticamente se siente (esta escena es la más bella de todo el documental, merecía que se hubiese extendido unos minutos más en ella). De igual forma, el viejo pastor que ha hecho el oficio toda su vida, su forma de hablar, su sencillez y sus ovejas, resultan conmovedores. Y el paseo de los dos ancianos por el camino que sube hacia un árbol solitario es una parte excelentemente filmada; estos dos amigos a la par que andan cuesta arriba (mejor que cuesta abajo) mantienen la conversación más profunda y filosófica de todo el documental.
También el encuentro entre un trabajador emigrante y el atleta que entrena por la comarca, es digno de mención: dos hombres de profesiones distintas pero de un mismo país y costumbres, lo cual les hace reconocerse, atraerse a charlar e intercambiar impresiones sobre sus vidas.
En definitiva, un bucólico y entrañable film acerca de lo que muere, de lo que pasa, de lo que se va, de lo que desaparece y aparece bajo el cielo que gira.
Fej Delvahe
Hay escenas algo manidas y poco naturales como la de los tres ancianos debajo de un árbol de la plaza del pueblo haciendo forzadamente una charla ante la cámara o las dos mujeres (Valentina y Crispina) comentando entre ellas algo de la historia del palacio del pueblo; pero hay otras preciosas y de magnífica estética como la de la mujer tendiendo la ropa en un cordel entre dos palos plantados sobre un pradito verde, con un fondo natural de nubes que avanzan y un ambiente de ventolera que prácticamente se siente (esta escena es la más bella de todo el documental, merecía que se hubiese extendido unos minutos más en ella). De igual forma, el viejo pastor que ha hecho el oficio toda su vida, su forma de hablar, su sencillez y sus ovejas, resultan conmovedores. Y el paseo de los dos ancianos por el camino que sube hacia un árbol solitario es una parte excelentemente filmada; estos dos amigos a la par que andan cuesta arriba (mejor que cuesta abajo) mantienen la conversación más profunda y filosófica de todo el documental.
También el encuentro entre un trabajador emigrante y el atleta que entrena por la comarca, es digno de mención: dos hombres de profesiones distintas pero de un mismo país y costumbres, lo cual les hace reconocerse, atraerse a charlar e intercambiar impresiones sobre sus vidas.
En definitiva, un bucólico y entrañable film acerca de lo que muere, de lo que pasa, de lo que se va, de lo que desaparece y aparece bajo el cielo que gira.
Fej Delvahe

7,3
2.272
8
4 de marzo de 2008
4 de marzo de 2008
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver esta vieja narración sobre el joven Abraham Lincoln (primer Presidente de los Estados Unidos perteneciente al Partido Republicano) no le dejará indiferente.
El actor escogido para interpretar al personaje, Henry Fonda, no sólo se parece a él físicamente sino que además lo representa con gran fidelidad de poses y ademanes. Hay una escena en la que el abogado Lincoln está sentado pensando en lo difícil que se le ha puesto el caso de sus defendidos, y John Ford lo filma en la misma postura de la famosa estatua del Presidente Abraham Lincoln situada dentro del Lincoln Memorial, en Washington, D.C (obra del prestigioso escultor norteamericano Daniel Chester French).
John Ford nos muestra a un Lincoln de idiosincrasia muy tranquila, pensativo, de gran sencillez y con mucha destreza para cortar troncos u otros ejercicios manuales, a pesar de ser de constitución delgada; pero sobre todo con un gran sentido del humor y carisma para hacer reír a la gente y caerle bien a casi todo el mundo. De hecho el futuro y célebre "inspector Colombo", será años más tarde un personaje cinematográfico que guardará bastante similitud en su imagen de calma, sencillez, aspecto descuidado y manera de indagar en pro de la verdad como si aparentemente sólo fuese un "palurdo o profesional no muy apto".
La película es entrañable, muy sentimental y emotiva; con bastante probabilidad le hará llorar o que se le humedezcan los ojos. Algo por lo que no hay que avergonzarse sino sentirse bien y dichoso. Notable.
Fej Delvahe
El actor escogido para interpretar al personaje, Henry Fonda, no sólo se parece a él físicamente sino que además lo representa con gran fidelidad de poses y ademanes. Hay una escena en la que el abogado Lincoln está sentado pensando en lo difícil que se le ha puesto el caso de sus defendidos, y John Ford lo filma en la misma postura de la famosa estatua del Presidente Abraham Lincoln situada dentro del Lincoln Memorial, en Washington, D.C (obra del prestigioso escultor norteamericano Daniel Chester French).
John Ford nos muestra a un Lincoln de idiosincrasia muy tranquila, pensativo, de gran sencillez y con mucha destreza para cortar troncos u otros ejercicios manuales, a pesar de ser de constitución delgada; pero sobre todo con un gran sentido del humor y carisma para hacer reír a la gente y caerle bien a casi todo el mundo. De hecho el futuro y célebre "inspector Colombo", será años más tarde un personaje cinematográfico que guardará bastante similitud en su imagen de calma, sencillez, aspecto descuidado y manera de indagar en pro de la verdad como si aparentemente sólo fuese un "palurdo o profesional no muy apto".
La película es entrañable, muy sentimental y emotiva; con bastante probabilidad le hará llorar o que se le humedezcan los ojos. Algo por lo que no hay que avergonzarse sino sentirse bien y dichoso. Notable.
Fej Delvahe

6,3
240
8
12 de diciembre de 2007
12 de diciembre de 2007
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con lo que se gasta una europea en venir desde su país hasta Argentina, la estancia larga ahí y luego el pago por llevarse un bebé (todo de manera ilegal y tratando con desalmados intermediarios cuyo negocio es la venta de seres humanos), es decir unos 30.000 euros o más, podría sustentar y sacar adelante por mucho tiempo a cincuenta familias argentinas pobres y de paso ayudar a que sus hijos crezcan y se desarrollen natural y benéficamente en su propio medio y junto a su propia gente. De donde se deduce que, cuando una persona del llamado "Primer Mundo" o mundo desarrollado, le paga a esos mafiosos y negociantes de la carne humana tan altas sumas de dinero, se hace cómplice de sus canalladas y de paso comete el pecado (y si no cree en religión alguna ni en pecados, pues comete LA GUARRADA, LA HIJAPUTADA, EL DELITO) de omisión, por no emplear dicho capital de manera fructífera y justa en los verdaderos necesitados, en lugar de dárselo tan fácilmente a los meros traficantes de personas. Este es el consejo sereno, humanista y de toma de consciencia, que le da la monja misionera española (Mercedes Sampietro) a la doña francesa (Carole Bouquet) ávida de ser madre y que ha ido a Argentina a serlo comprando un recién nacido.
«Yo no tengo quien me quiera/ yo sólo me ando queriendo», dice el poema de una canción al principio del film.
Curiosa las dos especies de yacaré (caimán sudamericano) que salén en esta película: uno el tradicional y natural que vive en el río y el niño le llama "Pancho" y le echa de comer, y otro el humano con pistola a la cintura, matón al servicio de un amo potentando y ricachón que nunca da la cara. El segundo es el más peligroso, el verdaderamente temible, salvaje y odioso.
Tristísima historia y película ésta de Juan Solanas, pero a la par preciosa en la forma en que la filma, intercalando a cada rato bellísimos y variados tipos de albas, todo un indicativo de que a pesar de lo lamentable que suele ser la vida para muchos pobres de este mundo, amanece constantemente y ello como un maravilloso signo de esperanza.
Fej Delvahe
«Yo no tengo quien me quiera/ yo sólo me ando queriendo», dice el poema de una canción al principio del film.
Curiosa las dos especies de yacaré (caimán sudamericano) que salén en esta película: uno el tradicional y natural que vive en el río y el niño le llama "Pancho" y le echa de comer, y otro el humano con pistola a la cintura, matón al servicio de un amo potentando y ricachón que nunca da la cara. El segundo es el más peligroso, el verdaderamente temible, salvaje y odioso.
Tristísima historia y película ésta de Juan Solanas, pero a la par preciosa en la forma en que la filma, intercalando a cada rato bellísimos y variados tipos de albas, todo un indicativo de que a pesar de lo lamentable que suele ser la vida para muchos pobres de este mundo, amanece constantemente y ello como un maravilloso signo de esperanza.
Fej Delvahe

6,1
925
9
14 de noviembre de 2023
14 de noviembre de 2023
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy jugosa cuyo argumento se concreta en la misión ejecutora de un matón perteneciente a una mafia de Ámsterdam (Países Bajos), interpretado por el actor Frank Lammers (doble del economista Miguel Anxo Bastos). La historia narrada es de corte anarcocapitalista y se sigue con sumo interés.
Aunque el filme no sea propiamente una hora de clase magistral en ciencias económicas y empresariales impartida en la Universidad de Santiago de Compostela, sí que guarda cierta similitud y sentido último con el citado profesor Bastos y con su contenido académico.
Ferry, como el anarcocapitalismo se toma para sí el uso de la fuerza sin pedirle permiso al Estado por más que este se arrogue el monopolio de la misma. Los mafiosos protagonistas se organizan según los principios anarquistas, esto es, por los medios económicos, no por los medios políticos; y además no son hipócritas, es decir, actúan no creyéndose buenos, respetables y justos, sino sabiendo que no son nada de eso.
La moraleja de este filme dirigido por Cecilia Verheyden es la misma que se puede aprender en una clase magistral sobre anarcocapitalismo: los que dan las órdenes, ya sean mandamases de la mafia político-estatal o mandamases de cualquier mafia económica, no son nadie sin sus ejecutores, matones, policías, guardias, militares o como quieran ustedes llamarlos; no son nadie sin los lacayos que a cambio de un sueldo y una seguridad grupal, les realizan los trabajos sucios.
Fej Delvahe
Aunque el filme no sea propiamente una hora de clase magistral en ciencias económicas y empresariales impartida en la Universidad de Santiago de Compostela, sí que guarda cierta similitud y sentido último con el citado profesor Bastos y con su contenido académico.
Ferry, como el anarcocapitalismo se toma para sí el uso de la fuerza sin pedirle permiso al Estado por más que este se arrogue el monopolio de la misma. Los mafiosos protagonistas se organizan según los principios anarquistas, esto es, por los medios económicos, no por los medios políticos; y además no son hipócritas, es decir, actúan no creyéndose buenos, respetables y justos, sino sabiendo que no son nada de eso.
La moraleja de este filme dirigido por Cecilia Verheyden es la misma que se puede aprender en una clase magistral sobre anarcocapitalismo: los que dan las órdenes, ya sean mandamases de la mafia político-estatal o mandamases de cualquier mafia económica, no son nadie sin sus ejecutores, matones, policías, guardias, militares o como quieran ustedes llamarlos; no son nadie sin los lacayos que a cambio de un sueldo y una seguridad grupal, les realizan los trabajos sucios.
Fej Delvahe

6,6
2.218
9
3 de febrero de 2011
3 de febrero de 2011
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero hete aquí que todos los que buscamos soledad deseamos estar a solas preferiblemente con ciertas comodidades tales como comer bien a diario, dormir a gusto y emplearnos en labores que nos sean satisfactorias. ¡A quién le amarga un dulce de este amasado! Sin embargo, tal estado de cosas hoy por hoy en nuestro mundo constituyen una situación que se pueden permitir muy pocos: algún rico fuera de lo común, alguien que tenga incluso no ya sólo dinero sino la suerte de encontrar un lugar donde no le molesten habitantes cercanos.
Es decir, la película pone de manifiesto la necesidad que tenemos las personas de hallar una soledad en la cual no tratar con nadie, y si hay alguien que éste sea de un alto nivel respetuoso y humano, no alguien de la legión convencional que lo puebla todo y vive importunando al prójimo. Lograr alejarse kilómetros y kilómetros de esta gente chicharrera que siempre está haciendo ruido de televisión, de música, de máquinas, de fiestas, de aburrimiento y vulgaridad, es un bien que no lo paga todo el dinero del mundo. Mas, ¿quién no desea una soledad o bien así, incluso con otro (u otros solitarios), compartida con una persona que sea de excelsa calidad? Casi todo el mundo anhela algo así, pero muy pocos pueden obtenerlo, aunque se lancen a buscarlo. Es como eso de que todos somos libres, sí, pero ¿todos somos libres de poder comprarnos un terrero con una casa en alguna parte del mundo solitario e idílico o de hallar un lugar con una persona maravillosa que me soporta y respeta en la individualidad que yo me he dado y quiero? No, tal estado de cosas se pueden buscar, pero hallarlas es una suerte o lotería al alcance de muy pocos.
Pues bien, la protagonista de este filme, buscadora de una soledad de ese calibre, por casualidad encuentra un lugar así y a un hombre solitario como ella que allí habita, que además tiene los mismos gustos e inclinaciones, es tranquilo, servicial, amable y se rodea de una agradable comodidad y belleza, entonces como es lógico la soledad individual deja paso a una más preferida soledad: la soledad compartida o convivida, o sea, la ideal.
Comprensible, porque resulta que estamos hechos para convivir como mínimo con otro ser humano, y cuando esto sucede y el otro es una persona estupenda cuyo comportamiento es el que desearía cualquiera en pareja o aislamiento compartido, pues es obvio que nos ha tocado la lotería. Y esto es lo que le pasa a la mujer protagonista, que de repente buscando soledad, halla el lugar y al tesoro de persona con quien vivir una soledad de gran categoría, de gran sabor, de gran comodidad y realización personal-humana, en un sitio calmo y precioso que ya quisiera para sí mismo el hombre más rico del planeta, es decir, una soledad paradisíaca.
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Es decir, la película pone de manifiesto la necesidad que tenemos las personas de hallar una soledad en la cual no tratar con nadie, y si hay alguien que éste sea de un alto nivel respetuoso y humano, no alguien de la legión convencional que lo puebla todo y vive importunando al prójimo. Lograr alejarse kilómetros y kilómetros de esta gente chicharrera que siempre está haciendo ruido de televisión, de música, de máquinas, de fiestas, de aburrimiento y vulgaridad, es un bien que no lo paga todo el dinero del mundo. Mas, ¿quién no desea una soledad o bien así, incluso con otro (u otros solitarios), compartida con una persona que sea de excelsa calidad? Casi todo el mundo anhela algo así, pero muy pocos pueden obtenerlo, aunque se lancen a buscarlo. Es como eso de que todos somos libres, sí, pero ¿todos somos libres de poder comprarnos un terrero con una casa en alguna parte del mundo solitario e idílico o de hallar un lugar con una persona maravillosa que me soporta y respeta en la individualidad que yo me he dado y quiero? No, tal estado de cosas se pueden buscar, pero hallarlas es una suerte o lotería al alcance de muy pocos.
Pues bien, la protagonista de este filme, buscadora de una soledad de ese calibre, por casualidad encuentra un lugar así y a un hombre solitario como ella que allí habita, que además tiene los mismos gustos e inclinaciones, es tranquilo, servicial, amable y se rodea de una agradable comodidad y belleza, entonces como es lógico la soledad individual deja paso a una más preferida soledad: la soledad compartida o convivida, o sea, la ideal.
Comprensible, porque resulta que estamos hechos para convivir como mínimo con otro ser humano, y cuando esto sucede y el otro es una persona estupenda cuyo comportamiento es el que desearía cualquiera en pareja o aislamiento compartido, pues es obvio que nos ha tocado la lotería. Y esto es lo que le pasa a la mujer protagonista, que de repente buscando soledad, halla el lugar y al tesoro de persona con quien vivir una soledad de gran categoría, de gran sabor, de gran comodidad y realización personal-humana, en un sitio calmo y precioso que ya quisiera para sí mismo el hombre más rico del planeta, es decir, una soledad paradisíaca.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En resumen, estamos ante una película de mucha sensibilidad, naturalista, bucólica, que evoca la maravilla de vivir en un lugar hermoso, apartado, lejos del torturador ruido de la civilización y de la gentuza civilizada que adora la bulla, el ruidazo, el no dormir de noche ni dejar dormir, etc. Y si además es una soledad junto a otro ser humano sabio, de buen trato, respetuoso, que te puede complementar sexualmente y que gusta como uno mismo de conservar su propia reserva personal o individual. ¡Qué maravilla, qué lotería, que chollo, qué cielo a ras de tierra!
Fej Delvahe
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