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Críticas 3.351
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
24 de febrero de 2018 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora californiana Anna Biller ejerce de "Juan Palomo" en sus cuatro cortos y dos largos hasta la fecha. Dirige, produce, escribe, diseña el vestuario y la producción artística, edita, compone y si se tercia, no es este el caso, actua. La cosa no deja de tener mérito y supongo le da total libertad y control sobre lo que quiere hacer.
Y lo que hace. desde su posición de feminista declarada es un discurso a tal efecto rozando a veces lo panfletario sobre las bases visuales y estéticas de un cine vintage que toma como referente las películas de terror "sexploitation" de los años 60 y 70 de ambos lados del atlántico en el que Biller se luce en un alarde técnico sobresaliente.
La propuesta se constituye pues como una extravaganza que ha sido bien recibida por la crítica y que ocupará el casillero de cine de culto minoritario. Un empoderamiento femenino que reivindica la sexualidad de la mujer acompañada de su sensualidad y erotismo como una de sus importantes bazas en su "lucha" contra la hegemonía masculina.
Su intérprete principal,  la joven neoyorquina Samantha Robinson (no confundir con la actriz inglesa de igual nombre) parece ser el molde perfecto para esta sensual y bella bruja que persigue el amor hasta sus últimas consecuencias. Su medida interpretación y su carisma parecen hechizar a la cámara consiguiendo que el flojo guión y el irregular ritmo de la cinta se hagan más llevaderos durante las dos horas de metraje.

cineziete.wordpress.com
5 de febrero de 2018 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de falso documental no funciona a no ser como metáfora de esta sociedad orwelliana donde la más mínima cosa que hagamos o digamos es registrada y de dominio público. Es igual, la sátira que ha parido Victor García León que dirige y guioniza es un reflejo cruel y ácido de la España que nos está tocando vivir, esa en la que una  mayoría de nuestros representantes democráticamente elegidos saben de la realidad por informes estadísticos más que otra cosa y los que han surgido de dicha realidad pronto se acomodan en sus sillones y tienden a acordarse de ella solo cuando truena y peligran los mismos.
En cualquier mentidero popular, léase bares, taxis, autobuses, mercados o cualquier otro foro a pie de calle se repite aquello de que si los politicos tuvieran los sueldos y las pensiones que tenemos la inmensa mayoría, verías que pronto se buscaban soluciones.
El descenso a los infiernos de la mano de aquellos que si consiguen trabajar solo les da para poder sobrevivir de el hijo de uno de estos próceres de la patria al que le han pillado con sus  bolsillos llenos de dinero público es la excusa para una "divina comedia" donde Bosco de la mano de su adivino ciego, ciega en este caso particular (excelente trabajo de Macarena Sanz) recorre los círculos "infernales" de un país de las maravillas donde las leyes de la física constitucional están patas arriba.

Bosco acabará por hacerse un selfie a si mismo en el que verá que el mundo que le rodeaba y le arropaba ha desaparecido y tiene que buscarse la vida con unas alforjas donde apenas cabe su propio egoísmo parasitario. A poco que la cosa no se hubiera torcido Bosco habría llegado a Consejero Delegado de alguna entidad relevante o puede que se hiciera un hueco en las listas electorales de algunas nuevas generaciones de cualquier partido. Bosco tiene lo que hay que tener: es guapito, simpático y firma donde haga falta.
Garcia León construye una comedia muy seria, Santiago Alverú se lo curra y  hace que nos preguntemos inevitablemente por qué tenemos esos yogures en la nevera y no otros.

cineziete.wordpress.com
14 de enero de 2018 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ecléctico donde los halla, el californiano George Stevens (1904-75) fue un auténtico todo terreno en la industria cinematográfica, desde sus inicios en cortos de Laurel y Hardy, hasta llegarnos a contar la vida de Jesús de Nazaret, pasando por los musicales de Fred y Ginger y como no Western. Un par de ellos en sus 22 películas. Annie Oklay (1935) y casi veinte años después este "Shane" que se convirtió en un clásico desde el mismo día de su estreno.
Andaban por aquel entonces, mediados de los 50, los grandes estudios apostando por imágenes grandiosas en grandes pantallas para intentar contrarrestar el tsunami de la incipiente televisión que llegaba imparable a todos los hogares. El Cinemascope, Panavisión (que acabó por ser la más rentable) y Vistavisión (sistema de la Paramount en que se rodó "Shane") entre otros, competían entre ellos para dar espectacularidad en las salas. "El Grand Teton"  (la gran teta) de las Montañas Rocosas de Wyoming como ominoso y bello telón de fondo eran un escenario perfecto para ello y la fotografía "pictórica" de Loyal Griggs se hizo con el Oscar.

Fue la última película que Stevens rodó con la Paramount, en principio planteada como un serie B, que si bien al final consiguió presupuesto acabó tirando de actores en plantilla para rellenar el reparto. La gran Jean Arthur, en su última aparición en pantalla se vio abocada a un personaje para el que ya no tenía edad. Lo cual no quita que lo resolviera con toda solvencia. Y un Ladd, actor popular que recaudaba en taquilla pero que no acababa de encontrar el proyecto que lo encumbrara. Este sin lugar a dudas lo fue.
Rodado antes que "Solo ante el peligro" de Zinnemann estuvo casi dos años en espera mientras que Stevens se dedicaba a editarlo meticulosamente aumentando el presupuesto inicial. Film arquetípico lleno de arquetipos,  para consagrar arquetipos. Moldes del que tomaron buena nota directores posteriores en infinidad de Westerns y todo tipo de géneros.

A la "novela del Oeste" ("Shane" / 1949)  original de Jack Schaefer originario de Cleveland, Ohio y que nunca pisó el  Oeste se la consideraba "de calidad" y Howard Hawks que algo sabía de Western le recomendó a Stevens a un novelista que nunca había escrito un guión, A.B. Guthrie Jr. para que adaptara la novela. Acertó.
Guthrie había ganado el pulitzer en el 50  con su novela "The way West", había pasado su infancia en las rocosas y el propio Hawks le acababa de llevar a la pantalla otra de sus novelas sobre pioneros : "Bajo cielos inmensos" ("The Big Sky / "Rio de sangre" / 1952). El guión de Guthrie a la postre fue nominado aunque la estatuilla al final fue para Daniel Taradash por "De aquí a la eternidad".
Amén de los citados arquetipos por los que se la reconoce, a saber: el pistolero malo malísimo, el bueno buenísimo, que ayuda a los necesitados, de impenetrable pasado, el ganadero, el granjero, el niño, la familia, el sudista...., hasta el perro", "Raíces profundas" como se tituló en España es a pesar de su aparente sencillez y previsibilidad una "cebolla" de múltiples capas, de variadas lecturas que además como buena cebolla hace llorar, o al menos emocionarnos con ese final también inevitablemente arquetípico.

Aparece Shane con ese inolvidable y en cierto modo desconcertante atuendo de aires indios con ante y flecos y un cinturón para el revólver en el mismo estilo no sabemos si para diferenciar al prota del resto aún más y que Ladd este arrebatador a pesar de su escasa estatura o ya que la cosa parece ser fue decisión del guionista diferenciarlo o distanciarlo del personaje de Wilson el personaje mítico de Palance ya que en el original de la novela vestía igual porque en el fondo son dos caras de la misma moneda y el propio Shane en un momento dado se autodenomina asesino.
El amor como casi siempre remueve conciencias y Shane queda prendado de La Arthur, con un deseo que intuimos va más allá de lo físico. Por extensión también de su hijo y de su familia, algo que el nunca tuvo o sí y que en cualquier caso anhela. Eso es lo bueno de los personajes de insondable pasado. Stevens consigue con apenas mínimos gestos y actitudes corporales que la tensión del triángulo amoroso sea una de las bazas que sustratan todo el metraje y que acabaran dando más valor a la decisión final de Shane.
Pero Shane también tiene un discurso sobre la amistad, la camaradería, la familia, los hijos, la educación, la dualidad de las armas..., sería demasiado extenso detenernos en cada uno de ellos. Aún es capaz la película para dejar un hueco para las palabras, para que cada cual de sus razones e intente justificar sus actos. Los conflictos de ganaderos y granjeros fueron reales y Steven les deja margen para exponerlos. Al final en una visión pesimista del ser humano es la violencia la que debe solventar el asunto. El personaje de Shane representa así la dualidad del ser humano capaz de lo mejor y lo peor.
Stevens demuestra su solvencia tanto en exteriores, siempre con esas montañas abruptas y amenazadoras que contrastan con los aparentemente tranquilos valles a los que enmarcan, como en interiores, con ese duelo final (es inevitable decirlo) arquetipo. Al final Shane cabalga hacia el horizonte montañoso mientras le piden que vuelva. Hasta la fecha y en la historia del cine ha vuelto miles de veces. "So long".

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La promesa
Documental
Alemania2016
6,3
176
Documental, Intervenciones de: Gail Ball, Tom Elliott, Ricky Gardner ...
6
4 de enero de 2018 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco o nada aporta al mundo del documental en su concepción formal estas casi dos horas bastante cansinas del proceso llevado a cabo contra Elizabeth Hayson y su novio por el asesinato en 1985 del matrimonio Hayson en el estado de Virginia, USA.
Con una estructura clonada de cualquiera de las series televisivas sobre crímenes resueltos o nó, solo que con el doble de metraje, sus directores tiran de archivo del propio juicio que fue televisado en su día y las consabidas opiniones de expertos y gente que estuvo involucrada en el proceso, así como una entrevista en prisión con el actual Jen Soering condenado a cadena perpetua, sobre el que el documental extiende la duda razonable de que no fuese él el autor material de los hechos y que pudiera haber existido alguien más implicado.
Todo se vuelve farragoso y repetitivo dejandose en el tintero el perfil de los asesinados y las sombras turbias de la relación con su hija de tintes sexuales. Si acaso uno puede intuir por otro lado como se las gasta el sistema judicial en algunos estados USA, donde lo importante es que alguien pague los platos rotos por encima de la búsqueda de la verdad. También desnivela la balanza la falta del testimonio actual de la propia Elizabeth, personaje aparentemente bastante turbio y cuyas motivaciones en todo el asunto quedan muy en las sombras.
Si uno visiona " O.J. made in america" (Ezra Edelman / 2016) verá inmediatamente la diferencia en cómo narrar de forma interesante para el espectador este tipo de sucesos con juicios mediáticos. 

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19 de diciembre de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Konchalovsky (80 años) es de esos directores que en su extensa trayectoria fílmica ha hecho de todo en sus etapas en la extinta URRS en sus inicios, luego USA y algunas producciones británicas y francesas, para acabar, de momento, regresando a su Rusia natal. En este tramo final nos está dejando lo mejor de su cine. Un cine que en su conjunto irregular habría que revisar y reivindicar.
En cualquier caso en esta nueva mirada al holocausto que el cine hace bien en seguir recordándonoslo, Konchalovsky hace una cata de tres personajes: un francés colaboracionista, un aristócrata alemán convencido nazi y una aristócrata rusa desubicada tras la revolución bolchevique y que intenta sobrevivir en una europa que se despeña por el precipicio. Sus vidas cruzadas nos invitan a la reflexión sobre el ser humano en situaciones límites en un país ocupado, un país arrinconado y un país perdido para cada uno de los protagonistas.

De fondo el horror. Los campos de exterminio siempre presentes aunque el director los filme de manera oblicua. No le interesa mostrar el horror explícito, los cuerpos demacrados y las pilas de cadáveres vivos y muertos más allá de lo imprescindible, sino el horror implícito en los comportamientos cotidianos de aquellos que de una u otra forma han contribuido a dicho horror. La película tiene un gran paralelismo con la estupenda novela "La zona de interés" (Martín Amis / 2015 / Edit. Anagrama), donde la vida ofrece sus crueles y amorales contrastes entre los que están a uno u otro lado, entre las víctimas y sus verdugos. Es en estos contrastes que nos ofrece la belleza de muchas de las imágenes de la película con el infierno que está ocurriendo donde a uno se le ponen los pelos de punta, en un todo y nada tan brutal como insoportable. 

Los actores están en estado de gracia (impresionantes los monólogos a cámara), la fotografía es excelsa y Konchalovsky dirige con mimo y maestría. Se ha escrito que la introspección de los personajes centrales en ese "limbo" no muy bien definido corta el ritmo de la acción. Personalmente me parece un hallazgo porque es precisamente esa mirada sobre si mismos de los personajes lo que da valor y va más allá que los hechos concretos que les ocurren.
A pesar de que el director dedica el film a homenajear a los rusos que salvaron niños judíos y que la producción es rusa, no se olvida de poner en boca del nazi la admiración que este siente  por Stalin que nada tiene que envidiar a Hitler.
Esperamos que este no se el último trabajo del director ruso. En caso de que lo fuera sería un excelente colofón.

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