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5,8
2.070
7
25 de noviembre de 2016
25 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film barra experimento donde Joaquín Oristrell sorprende a propios y extraños. Resultado notable para un film que requiere una gran planificación, una enorme concentración y coordinación y donde no se ve, a nivel técnico, forzado el único plano secuencia del film y donde los actores trabajan más que bien, siendo ellos y sus conversaciones el corazón de la película. Hasta tal punto lo afirmo que para mi sorpresa y aunque sus papeles sean breves, algunos actores a quienes no les tenía ninguna consideración profesional hacen un muy buen papel (lo reconozco, Miguel Ángel Muñoz siempre me ha parecido una piedra con pectorales).
Lo único por lo que la cinta no es mejor es porque no trasciende de la filigrana técnica. Es verdad que es una gran plano secuencia y es verdad que sus historias cotidianas resultan muy atractivas, pero le falta algo que le dé más solemnidad o trascendencia. Y no tiene que ser algo “gordo”, pero sí algo más sensible (la historia de Alicia podría haberlo sido, pero le falta un punto más, un algo que supusiera un golpe mayor al espectador; pero si fuera así habría historias por encima de las otras y eso tampoco sería bueno; ¿una historia transversal a todas?, bueno, Sergio Peris-Mencheta se mete en varias historias).
Otra cosa buena de la cinta es a lo mejor lo que no le permite ser algo más: las historias que protagonizan los actores han sido en parte hechas por ellos y posiblemente es lo que no permite dar una mayor coherencia a la cinta, que aunque sea una película coral, no deja de ser una sola película.
Pero pese a eso, vale la pena anotarla en la lista de películas que hay que ver y así valorar mejor nuestro cine.
Lo único por lo que la cinta no es mejor es porque no trasciende de la filigrana técnica. Es verdad que es una gran plano secuencia y es verdad que sus historias cotidianas resultan muy atractivas, pero le falta algo que le dé más solemnidad o trascendencia. Y no tiene que ser algo “gordo”, pero sí algo más sensible (la historia de Alicia podría haberlo sido, pero le falta un punto más, un algo que supusiera un golpe mayor al espectador; pero si fuera así habría historias por encima de las otras y eso tampoco sería bueno; ¿una historia transversal a todas?, bueno, Sergio Peris-Mencheta se mete en varias historias).
Otra cosa buena de la cinta es a lo mejor lo que no le permite ser algo más: las historias que protagonizan los actores han sido en parte hechas por ellos y posiblemente es lo que no permite dar una mayor coherencia a la cinta, que aunque sea una película coral, no deja de ser una sola película.
Pero pese a eso, vale la pena anotarla en la lista de películas que hay que ver y así valorar mejor nuestro cine.

6,2
7.852
6
19 de noviembre de 2016
19 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película Bond pura y dura (con todo lo bueno y malo que tiene eso). Los conocedores de las películas Bond verán que el argumento se repite en otra cinta Bond. Y es cierto, en Nunca Diga Nunca Jamás vemos que se repite parte de la historia pero hay que pensar que se trata de una película Bond no oficial y se permitieron el lujo de llevar al cine nuevamente una novela que ya habían adaptado.
¿Qué nos encontramos aquí? Veamos, tenemos al Sean Connery más icónico de las cintas Bond, con la acción Bond, las mujeres Bond (hermosísima Domino), el machismo Bond (¿alguien se ha fijado la facilidad con la que conquista a las mujeres? Eso es crear falsas expectativas a muchos hombres y tachar de verduleras a las mujeres), tiene el humor Bond (eso es bueno), tiene un lenguaje visual muy cinematográfico y clásico a la vez (técnicamente no acertaré con la expresión, pero el formato 16:9 de las primeras cintas y de muchas películas también modernas, me parece poco elegante), tiene tiburones (sí amigos sí, los tiburones son al cine Bond casi lo mismo que las naranjas a los Corleone) y tiene una de las mejores bandas sonoras Bond de la historia (Bond puede vivir sin Sean Connery, pero no sin John Barry: él mejor que cualquier director o actor capta y expresa qué es Bond).
Después del paréntesis de Guy Hamilton vuelve Terence Young, el padre putativo de la criatura, y demuestra varias cosas con la película. Poco a poco ha aprendido a conocer mejor a Bond (menudo cambio desde Dr No, su primera cinta Bond e incluso desde From Russia with love) y ya sabe esculpir bien (o mejor) una película y sobretodo una película Bond. Es cierto, es una de las mejores películas Bond y su dirección es bastante sólida. La idea es buena (ayuda mucho tener malos con gancho o exóticos o una organización criminal detrás) y ya se juega con un modelo o arquetipo tanto de película como de protagonista (las películas Bond son un género en sí, solo que pocas son redondas o se acercan a ello). Pero, ¿por qué se juega de una forma tan tosca y burda con la cámara rápida para ciertas escenas de acción? En al menos tres o cuatro partes de la cinta Terence Young usa y abusa de una técnica absurda que ahora queda ridícula y no creo que hace 51 años quedara mucho mejor. La última vez pasa al final, con una persecución en barco, y John Barry pone todo su buen hacer en crear un ambiente de acción y tensión o de peli Bond, pero con esas imágenes aceleradas, si hubiera puesto música de Benny Hill el resultado habría sido bueno también (por cierto, al final de la cinta está Bond, la chica Bond y un individuo más que luego desaparece solo para no romper con la imagen de Bond junto a su chica Bond).
En fin, cinematográficamente ambiciosa, redonda cinta Bond, pero no, el listón de las películas Bond ni antes ni después se puso demasiado alto. Que sea una cinta Bond redonda no implica que sea una película redonda.
Luego hay que considerar un aspecto que es el siguiente: En Desde Rusia con Amor casi se asienta ya el modelo de cine Bond y su personaje, y es entre Goldfinger y Thunderball que se define el cine Bond. Luego se ha explotado este mismo modelo pero siempre con alguna pequeña variación (o más humor, o más o menos gadgets, o más humor otra vez, o más acción, o más tonterías varias) y todo lo que es salirse del modelo clásico Bond es para mucha gente casi casi una herejía. Tonterías: si se repite es malo para unos; si se introducen cambios: es malo para otros.
La realidad es mucho más sencilla: las películas Bond sobreviven (como películas, como género y como saga) porque acertaron (seguramente por casualidad) con un personaje machista, fuerte, lleno de carácter y triunfador; en una época en la que el cine no contaba con personajes como ése (sea el cine o la cultura popular) se crea un personaje que automáticamente pasó a formar parte del imaginario popular (y en parte gracias a John Barry). Pero sus películas tienen por norma general escasos méritos cinematográficos.
¿Qué nos encontramos aquí? Veamos, tenemos al Sean Connery más icónico de las cintas Bond, con la acción Bond, las mujeres Bond (hermosísima Domino), el machismo Bond (¿alguien se ha fijado la facilidad con la que conquista a las mujeres? Eso es crear falsas expectativas a muchos hombres y tachar de verduleras a las mujeres), tiene el humor Bond (eso es bueno), tiene un lenguaje visual muy cinematográfico y clásico a la vez (técnicamente no acertaré con la expresión, pero el formato 16:9 de las primeras cintas y de muchas películas también modernas, me parece poco elegante), tiene tiburones (sí amigos sí, los tiburones son al cine Bond casi lo mismo que las naranjas a los Corleone) y tiene una de las mejores bandas sonoras Bond de la historia (Bond puede vivir sin Sean Connery, pero no sin John Barry: él mejor que cualquier director o actor capta y expresa qué es Bond).
Después del paréntesis de Guy Hamilton vuelve Terence Young, el padre putativo de la criatura, y demuestra varias cosas con la película. Poco a poco ha aprendido a conocer mejor a Bond (menudo cambio desde Dr No, su primera cinta Bond e incluso desde From Russia with love) y ya sabe esculpir bien (o mejor) una película y sobretodo una película Bond. Es cierto, es una de las mejores películas Bond y su dirección es bastante sólida. La idea es buena (ayuda mucho tener malos con gancho o exóticos o una organización criminal detrás) y ya se juega con un modelo o arquetipo tanto de película como de protagonista (las películas Bond son un género en sí, solo que pocas son redondas o se acercan a ello). Pero, ¿por qué se juega de una forma tan tosca y burda con la cámara rápida para ciertas escenas de acción? En al menos tres o cuatro partes de la cinta Terence Young usa y abusa de una técnica absurda que ahora queda ridícula y no creo que hace 51 años quedara mucho mejor. La última vez pasa al final, con una persecución en barco, y John Barry pone todo su buen hacer en crear un ambiente de acción y tensión o de peli Bond, pero con esas imágenes aceleradas, si hubiera puesto música de Benny Hill el resultado habría sido bueno también (por cierto, al final de la cinta está Bond, la chica Bond y un individuo más que luego desaparece solo para no romper con la imagen de Bond junto a su chica Bond).
En fin, cinematográficamente ambiciosa, redonda cinta Bond, pero no, el listón de las películas Bond ni antes ni después se puso demasiado alto. Que sea una cinta Bond redonda no implica que sea una película redonda.
Luego hay que considerar un aspecto que es el siguiente: En Desde Rusia con Amor casi se asienta ya el modelo de cine Bond y su personaje, y es entre Goldfinger y Thunderball que se define el cine Bond. Luego se ha explotado este mismo modelo pero siempre con alguna pequeña variación (o más humor, o más o menos gadgets, o más humor otra vez, o más acción, o más tonterías varias) y todo lo que es salirse del modelo clásico Bond es para mucha gente casi casi una herejía. Tonterías: si se repite es malo para unos; si se introducen cambios: es malo para otros.
La realidad es mucho más sencilla: las películas Bond sobreviven (como películas, como género y como saga) porque acertaron (seguramente por casualidad) con un personaje machista, fuerte, lleno de carácter y triunfador; en una época en la que el cine no contaba con personajes como ése (sea el cine o la cultura popular) se crea un personaje que automáticamente pasó a formar parte del imaginario popular (y en parte gracias a John Barry). Pero sus películas tienen por norma general escasos méritos cinematográficos.
7
19 de noviembre de 2016
19 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dr No es el nacimiento de una saga. Desde Rusia con amor ve nacer a un mito (a Bond) y Goldfinger confirma un género. Aquí nace un género de película, las películas Bond.
La canción Bond (sin Barry nunca es lo mismo), la música Bond, los créditos de Binder, los malos malísimos (Goldfinger y todos sus secuaces pero sobretodo Goldfinger y el coreano claro), los gadgets, las chicas Bond (increíble ver como la chica mala se pasa al bando de los buenos, porque Bond lo vale) y Bond. Todo funciona de una manera redonda. Bond aporta además un carácter a su personalidad que desconocíamos (o al menos de la manera que vemos ahora): su cinismo, humor y su punto de canalla.
Todo esto hace que nazca un género en sí. Es mucho más que un género de espías o de acción: es género Bond. No importa lo raro que sean parte de sus argumentos o tramas. No importa que los malos siempre atrapen a Bond y le perdonen la vida (erróneamente). Lo que importa es ver a este canalla viviendo con lujos, con mujeres y como un triunfador.
Eso y ver que Spectra nunca puede con él (miento, una vez pudo con él, pero habrá que esperar varias películas para ver a un Bond que pierda ante Spectra).
La canción Bond (sin Barry nunca es lo mismo), la música Bond, los créditos de Binder, los malos malísimos (Goldfinger y todos sus secuaces pero sobretodo Goldfinger y el coreano claro), los gadgets, las chicas Bond (increíble ver como la chica mala se pasa al bando de los buenos, porque Bond lo vale) y Bond. Todo funciona de una manera redonda. Bond aporta además un carácter a su personalidad que desconocíamos (o al menos de la manera que vemos ahora): su cinismo, humor y su punto de canalla.
Todo esto hace que nazca un género en sí. Es mucho más que un género de espías o de acción: es género Bond. No importa lo raro que sean parte de sus argumentos o tramas. No importa que los malos siempre atrapen a Bond y le perdonen la vida (erróneamente). Lo que importa es ver a este canalla viviendo con lujos, con mujeres y como un triunfador.
Eso y ver que Spectra nunca puede con él (miento, una vez pudo con él, pero habrá que esperar varias películas para ver a un Bond que pierda ante Spectra).

5,6
42.291
6
19 de noviembre de 2016
19 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva entrega del espía Ethan Hunt en Misión Imposible y ahora J. J. Abrams se suma a la fiesta (especializándose en vivir de y revivir clásicos televisivos).
Revive la franquicia que John Woo casi mata (creo que más los productores que apostaron por una cinta de acción en vez de una cinta de espías) y Ethan Hunt, ahora sí, reparte un poco, solo un poco, el peso de la acción.
¿Novedades de la cinta? No solo Cruise permite más protagonismo a sus compañeros sino que además conocemos un poco de su vida más íntima (siendo eso lo que le traerá problemas en la cinta). Cambia nuevamente de equipo pero solo Pegg repite en la siguientes cintas y es una lástima, el reparto es, en verdad, muy interesante: Keri Russel, Fishburne, Rhys Meyer, Rhames (él sí repite) y sobretodo Seymour Hoffman.
Veamos más aspectos de la película. Vuelve a ser, mejor o peor, una película de espías llena de acción (la anterior solo fue una cinta llena de acción) y J. J. Abrams cambia la dinámica de la cinta anterior y trae parte de su equipo habitual (Giacchino compone la música de esta película y su continuación). Por cierto, en el aspecto musical hay otro abismo entre la obra de Giacchino y la cosa que compuso Zimmer (sin ser una gran banda sonora, mejora y mucho lo anterior).
Uno de los aspectos más fuertes de la cinta es su villano. Mejor dicho, el actor que interpreta al villano: Hoffman. Pero su rol está tratado de una forma casi absurda. No tiene el peso merecido y acaba en casi nada. Y eso lastra la película enormemente. Claro que ya es tarde para ello, pero habría hecho ganar puntos a la saga (ya no solo a la película) si, por ejemplo, el villano tuviera continuidad en las siguientes películas (daría más coherencia a la saga y a sus películas y daría más profundidad a sus personajes y tramas, que dejarían de repetir de forma tan descarada el mismo esquema una y otra vez).
Más allá de esto, vuelve a enseñarnos con una factura técnica impecable auténticas misiones imposibles y todo muy bien coreografiado y montado. Como en casi toda la saga no hay abuso de CGI (en la quinta parte la historia es diferente, un pelín si abusan para mi gusto) y para los amantes del género es una cinta mucho más que digna.
Y mención aparte la trama personal de Cruise.
Revive la franquicia que John Woo casi mata (creo que más los productores que apostaron por una cinta de acción en vez de una cinta de espías) y Ethan Hunt, ahora sí, reparte un poco, solo un poco, el peso de la acción.
¿Novedades de la cinta? No solo Cruise permite más protagonismo a sus compañeros sino que además conocemos un poco de su vida más íntima (siendo eso lo que le traerá problemas en la cinta). Cambia nuevamente de equipo pero solo Pegg repite en la siguientes cintas y es una lástima, el reparto es, en verdad, muy interesante: Keri Russel, Fishburne, Rhys Meyer, Rhames (él sí repite) y sobretodo Seymour Hoffman.
Veamos más aspectos de la película. Vuelve a ser, mejor o peor, una película de espías llena de acción (la anterior solo fue una cinta llena de acción) y J. J. Abrams cambia la dinámica de la cinta anterior y trae parte de su equipo habitual (Giacchino compone la música de esta película y su continuación). Por cierto, en el aspecto musical hay otro abismo entre la obra de Giacchino y la cosa que compuso Zimmer (sin ser una gran banda sonora, mejora y mucho lo anterior).
Uno de los aspectos más fuertes de la cinta es su villano. Mejor dicho, el actor que interpreta al villano: Hoffman. Pero su rol está tratado de una forma casi absurda. No tiene el peso merecido y acaba en casi nada. Y eso lastra la película enormemente. Claro que ya es tarde para ello, pero habría hecho ganar puntos a la saga (ya no solo a la película) si, por ejemplo, el villano tuviera continuidad en las siguientes películas (daría más coherencia a la saga y a sus películas y daría más profundidad a sus personajes y tramas, que dejarían de repetir de forma tan descarada el mismo esquema una y otra vez).
Más allá de esto, vuelve a enseñarnos con una factura técnica impecable auténticas misiones imposibles y todo muy bien coreografiado y montado. Como en casi toda la saga no hay abuso de CGI (en la quinta parte la historia es diferente, un pelín si abusan para mi gusto) y para los amantes del género es una cinta mucho más que digna.
Y mención aparte la trama personal de Cruise.
6
18 de noviembre de 2016
18 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia mejor de lo que uno podría imaginar. La gracia real de la cinta no está en los gags (ni especialmente buenos, ni especialmente malos) sino en lo ridículo (pero muy real) de la situación que propone. Técnicamente correcta, con un mensaje un poco desangelante y unos jueces (los del concurso) muy auténticos.
Sino fuera serie B en potencia no le daría un seis, pero sí un cinco pelado. Pero donde no llega un presupuesto holgado, llegan ideas frescas y divertidas.
Sino fuera serie B en potencia no le daría un seis, pero sí un cinco pelado. Pero donde no llega un presupuesto holgado, llegan ideas frescas y divertidas.
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