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8,2
24.130
10
29 de agosto de 2012
29 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Parada de los Monstruos, también conocida como Freaks, es una producción de Metro Goldwyn Mayer que data del año 1932. Considerada un clásico del cine de terror, está dirigida por un Tod Browning al que se le recuerda tanto por esta obra como por el Dracula de 1931 con Bela Lugosi. Para realizarla contó con un reparto con los nombres de Wallace Ford (El Invisible Harvey), Leila Hyams, Olga Baclanova, Henry Victor (La Momia) y el principal reclamo del largometraje, los monstruos, interpretados por gente con deformaciones físicas y/o falta de miembros, entre los que encontramos enanos, hermanas siamesas, gente sin brazos y piernas, hermafroditas, retrasados mentales...
La historia sigue a uno de los monstruos que trabaja en la parada, el enano Hans (Harry Earles), adinerado por una herencia, engañado por la guapa trapecista del circo, Cleopatra (Baclanova), que tiene la aviesa intención de casarse con él para robarle el dinero y escaparse con el forzudo Hércules (Victor).
Ochenta años desde su estreno ha cambiado mucho el cine como para valorar a La Parada de los Monstruos por sus virtudes técnicas y artísticas, pues juega con una gran desventaja con el cine que vino después, con más medios. No hay grandes movimientos de cámara, ni unos planos muy elaborados, el guión es simplón, la repetitiva música está más para dar un ambiente circense que para acompañar las imágenes, y la fotografía es difícil de apreciar por el mal estado de la copia con el paso del tiempo. Sin embargo, Freaks de Tod Browning tiene algo que no se ve en el cine de hoy día, cojones (tantos como el sistema cinematográfico de la época al permitir un rodaje como este).
Tratando el controvertido tema que trata y teniendo en cuenta que el reparto lo integra gente que produce cierto rechazo a la vista, se podía caer con facilidad en el morbo o en el malrollismo para llamar la atención del público, en cambio Browning coge derroteros distintos y enfoca la película hacía la cotidianidad que trata de llevar esa gente 'diferente', con mayor esmero en la bella historia del enano Hans con su (también enana) novia (Daisy Earles), interrumpida por las malas intenciones de los considerados 'normales', la trapecista y el forzudo, quienes demuestran ser los auténticos monstruos de este cuento macabro, alegoría sobre la igualdad.
Es injusto tratar Freaks solo como una mera película de terror, pues teniendo en sus breves 63 minutos instantes que pertenecen a ese género (el desenlace), tiene también momentos que merecen inscribirse con letras grandes dentro de géneros como el dramático, el documental, y el cine de denuncia social que tanto se lleva estos días. En todo caso, sea en el género que sea, pese a sus imperfecciones, Freaks, La Parada de los Monstruos, es una obra maestra.
La historia sigue a uno de los monstruos que trabaja en la parada, el enano Hans (Harry Earles), adinerado por una herencia, engañado por la guapa trapecista del circo, Cleopatra (Baclanova), que tiene la aviesa intención de casarse con él para robarle el dinero y escaparse con el forzudo Hércules (Victor).
Ochenta años desde su estreno ha cambiado mucho el cine como para valorar a La Parada de los Monstruos por sus virtudes técnicas y artísticas, pues juega con una gran desventaja con el cine que vino después, con más medios. No hay grandes movimientos de cámara, ni unos planos muy elaborados, el guión es simplón, la repetitiva música está más para dar un ambiente circense que para acompañar las imágenes, y la fotografía es difícil de apreciar por el mal estado de la copia con el paso del tiempo. Sin embargo, Freaks de Tod Browning tiene algo que no se ve en el cine de hoy día, cojones (tantos como el sistema cinematográfico de la época al permitir un rodaje como este).
Tratando el controvertido tema que trata y teniendo en cuenta que el reparto lo integra gente que produce cierto rechazo a la vista, se podía caer con facilidad en el morbo o en el malrollismo para llamar la atención del público, en cambio Browning coge derroteros distintos y enfoca la película hacía la cotidianidad que trata de llevar esa gente 'diferente', con mayor esmero en la bella historia del enano Hans con su (también enana) novia (Daisy Earles), interrumpida por las malas intenciones de los considerados 'normales', la trapecista y el forzudo, quienes demuestran ser los auténticos monstruos de este cuento macabro, alegoría sobre la igualdad.
Es injusto tratar Freaks solo como una mera película de terror, pues teniendo en sus breves 63 minutos instantes que pertenecen a ese género (el desenlace), tiene también momentos que merecen inscribirse con letras grandes dentro de géneros como el dramático, el documental, y el cine de denuncia social que tanto se lleva estos días. En todo caso, sea en el género que sea, pese a sus imperfecciones, Freaks, La Parada de los Monstruos, es una obra maestra.
28 de agosto de 2012
28 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era previsible que Sherlock Holmes (2009) tendría segunda parte tras recaudar 524 millones de dólares alrededor del planeta. Solo dos años ha tardado en llegar dicha secuela, Sherlock Holmes: Juego de Sombras, de nuevo dirigida por Guy Ritchie y con el mismo reparto: Robert Downey Jr (Sherlock), Jude Law (Watson), Rachel McAdams (Irene Adler), con las novedades de Jared Harris (Moriarty), Stephen Fry (Mycroft Holmes) y Noomi Rapace en el papel de una gitana. Añadir que de nuevo ha funcionado en taquilla, 534 millones lo atestiguan, si bien se esperaba más de ella, en especial en territorio USA.
Juego de Sombras explica el enfrentamiento entre Sherlock Holmes y el Profesor James Moriarty, un villano incluso más inteligente y peligroso que el detective de Baker Street, y que tiene un plan para empezar la Primera Guerra Mundial. Holmes contará de nuevo con la ayuda de su inseparable Watson, de su hermano Mycroft, y de una tarotista gitana.
Dos largometrajes han servido para comprobar que el Sherlock Holmes de Guy Ritchie tiene pocos misterios a resolver, y muchos combates, persecuciones y tiroteos que la acercan al cine de acción contemporáneo. Esta versión del personaje se encarga de mostrarnos una cara diferente a los otros Sherlock Holmes vistos en pantalla, empezando por un exceso de excentricidades y de payasismos varios que le emparentan más a personajes como Jack Sparrow, que al perspicaz, frío e irónico detective creado por Sir Arthur Conan Doyle. Lo peor es que el Holmes encarnado por Downey Jr no resulta tan inteligente, ni parece tener un razonamiento deductivo desbordante, en el mejor de los casos, se puede decir que su mayor virtud es anticiparse a los golpes de sus rivales.
Ese tratamiento al personaje sería lo de menos si la trama acompañara, no es el caso, Sherlock Holmes: Juego de Sombras cuenta con un farragoso y enreversado guión centrado en una aburrida investigación sobre el maquiavélico plan de Moriarty por empezar una guerra mundial, plan algo tonto en su elaboración por cierto, lejos de la excelencia que se le presupone a una mente maestra como es la némesis del investigador más famoso.
Esas imbecilidades por parte de un Downey Jr demasiado cómodo en su papel de estrella, y esa falta de garra y misterios por parte de la trama echan a perder el trabajo de un Guy Ritchie que repite los manierismos de la primera entrega, mucha cámara superlenta, tan espectacular como reiterativa, mucho efecto bullet time (el visto en Matrix), y mucho plano imposible con el que dejar boquiabierto al espectador. Lo consigue puntualmente con alguna buena escena (la persecución en el bosque), sin embargo, es solo esa faceta en la que Ritchie se muestra engrescador con lo que se ve en pantalla, el resto deambula entre gags sin gracia y escenas serias carentes de dramatismo (la muerte de uno de los personajes principales no tiene casi repercusión en la trama, tampoco para el espectador).
¿Qué salvar pues? Lo mismo de la primera entrega, el diseño de producción, la correcta música de Hans Zimmer, y Jude Law, el personaje más interesante de estas dos Sherlock Holmes, superior a un Downey Jr con demasiado afán de protagonismo, también al resto de secundarios, un Jared Harris bastante perdido (que Moriarty más insulso), una horrible Noomi Rapace, y un Stephen Fry desaprovechado.
Tras dos partes puedo decir que este Sherlock Holmes es el peor que he visto, lejos de buenas películas como la simpática Sin Pistas (con Michael Caine), la notable El Secreto de la Pirámide, y por supuesto la excelente serie Sherlock de la BBC, infinitamente superior a estos dos largometrajes de Guy Ritchie.
Juego de Sombras explica el enfrentamiento entre Sherlock Holmes y el Profesor James Moriarty, un villano incluso más inteligente y peligroso que el detective de Baker Street, y que tiene un plan para empezar la Primera Guerra Mundial. Holmes contará de nuevo con la ayuda de su inseparable Watson, de su hermano Mycroft, y de una tarotista gitana.
Dos largometrajes han servido para comprobar que el Sherlock Holmes de Guy Ritchie tiene pocos misterios a resolver, y muchos combates, persecuciones y tiroteos que la acercan al cine de acción contemporáneo. Esta versión del personaje se encarga de mostrarnos una cara diferente a los otros Sherlock Holmes vistos en pantalla, empezando por un exceso de excentricidades y de payasismos varios que le emparentan más a personajes como Jack Sparrow, que al perspicaz, frío e irónico detective creado por Sir Arthur Conan Doyle. Lo peor es que el Holmes encarnado por Downey Jr no resulta tan inteligente, ni parece tener un razonamiento deductivo desbordante, en el mejor de los casos, se puede decir que su mayor virtud es anticiparse a los golpes de sus rivales.
Ese tratamiento al personaje sería lo de menos si la trama acompañara, no es el caso, Sherlock Holmes: Juego de Sombras cuenta con un farragoso y enreversado guión centrado en una aburrida investigación sobre el maquiavélico plan de Moriarty por empezar una guerra mundial, plan algo tonto en su elaboración por cierto, lejos de la excelencia que se le presupone a una mente maestra como es la némesis del investigador más famoso.
Esas imbecilidades por parte de un Downey Jr demasiado cómodo en su papel de estrella, y esa falta de garra y misterios por parte de la trama echan a perder el trabajo de un Guy Ritchie que repite los manierismos de la primera entrega, mucha cámara superlenta, tan espectacular como reiterativa, mucho efecto bullet time (el visto en Matrix), y mucho plano imposible con el que dejar boquiabierto al espectador. Lo consigue puntualmente con alguna buena escena (la persecución en el bosque), sin embargo, es solo esa faceta en la que Ritchie se muestra engrescador con lo que se ve en pantalla, el resto deambula entre gags sin gracia y escenas serias carentes de dramatismo (la muerte de uno de los personajes principales no tiene casi repercusión en la trama, tampoco para el espectador).
¿Qué salvar pues? Lo mismo de la primera entrega, el diseño de producción, la correcta música de Hans Zimmer, y Jude Law, el personaje más interesante de estas dos Sherlock Holmes, superior a un Downey Jr con demasiado afán de protagonismo, también al resto de secundarios, un Jared Harris bastante perdido (que Moriarty más insulso), una horrible Noomi Rapace, y un Stephen Fry desaprovechado.
Tras dos partes puedo decir que este Sherlock Holmes es el peor que he visto, lejos de buenas películas como la simpática Sin Pistas (con Michael Caine), la notable El Secreto de la Pirámide, y por supuesto la excelente serie Sherlock de la BBC, infinitamente superior a estos dos largometrajes de Guy Ritchie.

4,2
6.335
2
28 de agosto de 2012
28 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hammer Film Productions, productora británica que asustó a muchos en las décadas de los 50/60 con personajes como Dracula, La Momia y Frankenstein entre otros, decidió volver a la pantalla grande hace un par de temporadas con el remake de la cinta sueca Déjame Entrar, a la que le siguió La Víctima Perfecta, thriller de suspense que nada tiene que ver con el catálogo de la productora, salvo la anecdótica presencia de Christopher Lee (Dracula en aquellas películas) en un rol secundario. La película, protagonizada por la doblemente oscarizada Hillary Swank, Jeffrey Dean Morgan y Lee Pace, tuvo un lanzamiento limitado en cines USA, y en otros países fue editada directamente en DVD.
Juliet (Swank) es una médico que decide mudarse a un apartamento tras dejarlo con su novio (Pace). Allí conoce a Max (Morgan), su casero, un tipo que de primeras le parece encantador pero que realmente oculta un lado oscuro algo turbio que pondrá en peligro la vida de la protagonista de Million Dollar Baby.
En el párrafo anterior he contado quien es el malo de La Víctima Perfecta, no creo que suponga un problema, se encarga de hacerlo la propia carátula de la película, y en la misma se desvela el secreto allá por el minuto 30. Este thriller dirigido por el finlandés Antti Jokinen sigue el esquema de toda producción de suspense con acechador/víctima al estilo Mujer Blanca Soltera Busca o Mientras Duermes de Balagueró (también del 2011), y salvo cuatro movimientos de cámara muy chulos por parte del realizador y una ambientación que no desentona, no hay nada que rascar en la película, ni sorpresa alguna.
Lo peor sin duda, el guión, obvio y predecible, lleno de tópicos de esta clase de cine, con situaciones vergonzosas (Dean Morgan masturbándose en la bañera), y con unos personajes que desprenden antipatía : el personaje de Swank es una calientabraguetas, el de Morgan un enfermo, y Pace un adultero, ¿Con quien sentir simpatía pues? Pues con ninguno de ellos, razón de que no importe lo que les pase y menos aún la película, teniendo en cuenta que sabemos qué va a pasar y cómo acabará todo.
Como toda película donde Hillary Swank no hace de hombre (Boys Don't Cry y Million Dollar Baby), La Víctima Perfecta supone un truño más a añadir a una carrera que, salvo por sus dos Oscars, esta llena de largometrajes deplorables: La Cosecha, El Núcleo, Amelia y Premonición entre otros. Sin duda debería despedir a su agente, eso, o solo se entiende su presencia aquí porque quizás se quedó con ganas de compartir algún revolcón más con Jeffrey Dean Morgan tras coincidir con él en Postdata: Te Quiero.
Juliet (Swank) es una médico que decide mudarse a un apartamento tras dejarlo con su novio (Pace). Allí conoce a Max (Morgan), su casero, un tipo que de primeras le parece encantador pero que realmente oculta un lado oscuro algo turbio que pondrá en peligro la vida de la protagonista de Million Dollar Baby.
En el párrafo anterior he contado quien es el malo de La Víctima Perfecta, no creo que suponga un problema, se encarga de hacerlo la propia carátula de la película, y en la misma se desvela el secreto allá por el minuto 30. Este thriller dirigido por el finlandés Antti Jokinen sigue el esquema de toda producción de suspense con acechador/víctima al estilo Mujer Blanca Soltera Busca o Mientras Duermes de Balagueró (también del 2011), y salvo cuatro movimientos de cámara muy chulos por parte del realizador y una ambientación que no desentona, no hay nada que rascar en la película, ni sorpresa alguna.
Lo peor sin duda, el guión, obvio y predecible, lleno de tópicos de esta clase de cine, con situaciones vergonzosas (Dean Morgan masturbándose en la bañera), y con unos personajes que desprenden antipatía : el personaje de Swank es una calientabraguetas, el de Morgan un enfermo, y Pace un adultero, ¿Con quien sentir simpatía pues? Pues con ninguno de ellos, razón de que no importe lo que les pase y menos aún la película, teniendo en cuenta que sabemos qué va a pasar y cómo acabará todo.
Como toda película donde Hillary Swank no hace de hombre (Boys Don't Cry y Million Dollar Baby), La Víctima Perfecta supone un truño más a añadir a una carrera que, salvo por sus dos Oscars, esta llena de largometrajes deplorables: La Cosecha, El Núcleo, Amelia y Premonición entre otros. Sin duda debería despedir a su agente, eso, o solo se entiende su presencia aquí porque quizás se quedó con ganas de compartir algún revolcón más con Jeffrey Dean Morgan tras coincidir con él en Postdata: Te Quiero.

5,6
9.757
5
26 de agosto de 2012
26 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dinamarca es el país del que procede Asger Leth, director que debuta en pantalla grande con el thriller Al Borde del Abismo, la penosa traducción que se le ha puesto en España a Man on a Ledge (Hombre en una Cornisa). Protagoniza Sam Worthington, omnipresente desde que apareciera en Avatar (y sin el mismo éxito), Elizabeth Banks (ahora triunfando con Los Juegos del Hambre), Jamie Bell, Anthony Mackie, Edward Burns, Ed Harris, William Sadler y Genesis Rodríguez, conocida por aparecer en telenovelas y por ser hija de José Luís Rodríguez "El Puma" (!!!). El resultado de su estreno: 42 millones de dólares mundiales recaudados, exacta la misma cifra que costó.
Un ex-policía (Worthington), encerrado en prisión, aprovecha para escapar en el permiso que le dan para ir al entierro de su padre. Su plan realmente es otro, salir a la cornisa de un edificio en plan suicida, proclamando su inocencia por un robo que no cometió y por el que está cumpliendo condena. Una negociadora (Banks) tratará de evitar que salte.
Bajo esta premisa inicial original se esconde una película que parece hecha con retazos de muchas otras: un personaje viviendo una claustrofóbica situación vida o muerte en público (Última Llamada), un protagonista capaz de todo por demostrar su inocencia (El Fugitivo), una negociadora que se pondrá a favor de la víctima para ayudarle (Negociador), el plan del protagonista es una tapadera para cometer otro robo (Jungla de Cristal: La Venganza), robo (a lo Ocean's Eleven) que sucede en el edificio de enfrente y que es cometido por el hermano del prota (Bell) y su novia (Rodríguez), contra el villano que metió al buenazo de Worthington en prisión (Harris).
Nada desentona en Al Borde del Abismo, está bien hecha, todo en ella es formal, incluso es entretenida, aquello que se le debería reclamar a cada película, pero a decir verdad, el espectador experto de largo recorrido busca más que un refrito de diversos largometrajes muy superiores. Todo se ve venir, más desde que cambia la prometedora idea principal para pasarse al cine de robos más sobado, no hay sorpresa, y por lo tanto tampoco hay razón alguna por la que verla.
Un ex-policía (Worthington), encerrado en prisión, aprovecha para escapar en el permiso que le dan para ir al entierro de su padre. Su plan realmente es otro, salir a la cornisa de un edificio en plan suicida, proclamando su inocencia por un robo que no cometió y por el que está cumpliendo condena. Una negociadora (Banks) tratará de evitar que salte.
Bajo esta premisa inicial original se esconde una película que parece hecha con retazos de muchas otras: un personaje viviendo una claustrofóbica situación vida o muerte en público (Última Llamada), un protagonista capaz de todo por demostrar su inocencia (El Fugitivo), una negociadora que se pondrá a favor de la víctima para ayudarle (Negociador), el plan del protagonista es una tapadera para cometer otro robo (Jungla de Cristal: La Venganza), robo (a lo Ocean's Eleven) que sucede en el edificio de enfrente y que es cometido por el hermano del prota (Bell) y su novia (Rodríguez), contra el villano que metió al buenazo de Worthington en prisión (Harris).
Nada desentona en Al Borde del Abismo, está bien hecha, todo en ella es formal, incluso es entretenida, aquello que se le debería reclamar a cada película, pero a decir verdad, el espectador experto de largo recorrido busca más que un refrito de diversos largometrajes muy superiores. Todo se ve venir, más desde que cambia la prometedora idea principal para pasarse al cine de robos más sobado, no hay sorpresa, y por lo tanto tampoco hay razón alguna por la que verla.

2,0
502
1
26 de agosto de 2012
26 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas veces, cuanto más te dicen que no hagas una cosa es cuando acabas por hacerla, de esa manera he acabado por ver La Central, una película en la que personalmente no residía interés alguno, hasta que un día descubrí que en ella hay un papel principal para un amigo de un círculo cercano quien, me recomendó que no perdiera el tiempo en semejante despropósito. Dirige Francesc Giró, protagonizan Eduard Lupo, Ana Cánovas, Abel Zamora y Manuel Medina entre otros.
La Central es un slasher al uso, una película de jóvenes adolescentes pasando las vacaciones en la torre de uno de ellos, y como no tarda en aparecer un psicópata con un hacha matándolos uno por uno. Dicho de otra manera, La Central es una especia de Scream a la española y en versión campestre.
Durante los primeros cuarenta minutos La Central es un capítulo vacacional de Al Salir de Clase en el que no sucede nada. Un conjunto de adolescentes estereotipados y frívolos bebiendo, fumando y follando, sin que importe mucho más, ni siquiera la desaparición de alguno de ellos. A partir del ecuador de la cinta la cosa se ánima con la presencia de un asesino del que no sabemos por qué mata hasta el minuto final (un poco por la cara, la verdad). Guión ninguno por lo tanto, aunque hay que decir que hay líneas de diálogo que hacen reír, imagino que a veces sin pretenderlo.
Si el guión brilla por su ausencia, a la realización le pasa lo mismo, notándose una falta de medios para llevar adelante una producción de este estilo. Sería fácil hacer leña del árbol caído con una película como La Central, sorprendentemente estrenada en cines en España, vete a saber con qué oculto interés, pues el trabajo que hay en ella no parece buscar llenar las salas de espectadores, tal vez más aprovecharse de las subvenciones que muchas veces pagamos todos con nuestros impuestos. Todo esto mejor contado por el director Tinieblas González en una entrevista fácil de encontrar en You Tube y que lleva por nombre "El cine español está prostituido".
Es fácil comprender el descontento de mi amigo, quien se encontró para empezar con que todas sus líneas de diálogo habían sido dobladas (al igual que el resto de reparto), además de encontrarse interpretando un personaje al que los responsables de escribirlo no le dieron entidad propia, bueno, ni al suyo, ni al resto del debutante y joven reparto, los cuales obviaran por siempre su participación en la película de Francesc Giró.
Si les sirve de consuelo a todos ellos, grandes actores del Hollywood actual empezó en películas tan malas o más que La Central: Leonardo DiCaprio (Critters 3), Viggo Mortensen (La Matanza de Texas 3), Naomi Watts (Los Chicos del Maíz 4), Kevin Bacon (Viernes 13) y muchos más.
La Central es un slasher al uso, una película de jóvenes adolescentes pasando las vacaciones en la torre de uno de ellos, y como no tarda en aparecer un psicópata con un hacha matándolos uno por uno. Dicho de otra manera, La Central es una especia de Scream a la española y en versión campestre.
Durante los primeros cuarenta minutos La Central es un capítulo vacacional de Al Salir de Clase en el que no sucede nada. Un conjunto de adolescentes estereotipados y frívolos bebiendo, fumando y follando, sin que importe mucho más, ni siquiera la desaparición de alguno de ellos. A partir del ecuador de la cinta la cosa se ánima con la presencia de un asesino del que no sabemos por qué mata hasta el minuto final (un poco por la cara, la verdad). Guión ninguno por lo tanto, aunque hay que decir que hay líneas de diálogo que hacen reír, imagino que a veces sin pretenderlo.
Si el guión brilla por su ausencia, a la realización le pasa lo mismo, notándose una falta de medios para llevar adelante una producción de este estilo. Sería fácil hacer leña del árbol caído con una película como La Central, sorprendentemente estrenada en cines en España, vete a saber con qué oculto interés, pues el trabajo que hay en ella no parece buscar llenar las salas de espectadores, tal vez más aprovecharse de las subvenciones que muchas veces pagamos todos con nuestros impuestos. Todo esto mejor contado por el director Tinieblas González en una entrevista fácil de encontrar en You Tube y que lleva por nombre "El cine español está prostituido".
Es fácil comprender el descontento de mi amigo, quien se encontró para empezar con que todas sus líneas de diálogo habían sido dobladas (al igual que el resto de reparto), además de encontrarse interpretando un personaje al que los responsables de escribirlo no le dieron entidad propia, bueno, ni al suyo, ni al resto del debutante y joven reparto, los cuales obviaran por siempre su participación en la película de Francesc Giró.
Si les sirve de consuelo a todos ellos, grandes actores del Hollywood actual empezó en películas tan malas o más que La Central: Leonardo DiCaprio (Critters 3), Viggo Mortensen (La Matanza de Texas 3), Naomi Watts (Los Chicos del Maíz 4), Kevin Bacon (Viernes 13) y muchos más.
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