Sin dudas, digo que la primera vez que vi Amelie, me pareció un poco rollo, en serio, a mitad de peli me amodorraba, esa atmósfera onírica como de cuento contemporáneo, con esos colores en la fotografía, esa sensación de mundo surrealista, sus personajes en ocasiones histriónicos me invitaban a echar un sueñecito en el sofá de mi casa. El caso es que apesar de que me hablaron bien de la película, fue inevitable.

Mucho tiempo después la volví a ver otra vez por casualidad, gustándome bastante más para mi sorpresa, más tarde la vi otra vez y otra y he llegado a la conclusión de que Amelie es una de esas películas que nunca acaban, siempre encuentras algo nuevo, algo que olvidaste o que no comprendiste; es una película para revisar cada cierto tiempo y para no olvidar nunca.
Y en mi caso, cada vez que la veía me gustaba más que la anterior.

Amelie capta y te sumerge en su mundo con ayuda de la maravillosa banda sonora de Yann Tiersen, sin duda de lo más destacable y bueno de la película junto a Audrey Tautou, que se transforma haciendo olvidar al espectador que se trata de una actriz, haciendo que te centres exclusivamente en su personaje y su visión particular del mundo.

Creo que va a ser hora de revisarla nuevamente.

Una película de Coppola que sin duda tiene un fallo que yo noté durante toda la película: Matt Dillon, no, eso no, mejor dicho: Dillon de prota. Matt Dillon no da la talla pero creo que el personaje tampoco me gustó. Conforme avanza la película te vas dando cuenta de que el prota es un simple camorrero cazurro y arrogante todo lo contrario a su hermano que es un intelectual caballero andante o "un rey en el exilio", eso sí, un poco tocao del ala debido a una borrachera de realidad.
Pues lo dicho mucho Mickey Rourke y poco Matt Dillon, es como si El Chico de la Moto hubiera estado solo durante todas las escenas.