Bong Joon-ho nos muestra una película interesante, a la vez que extraña. La tópica lucha entre pobres y ricos, la tangencialidad en algunos comportamientos entre unos y otros, hace que la historia sea creíble y no. Por momentos, aunque últimamente ya estamos acostumbrados, se hace un poco pesada por reiteración de situaciones semejantes.
En mi humilde opinión, no entusiasma.

Película hipnótica, muestra una forma de sobrevivir a pesar de unas circunstancias inhumanas.
Caleb Landry Jones, interpreta un personaje difícil de definir, loco, amoroso a veces, muy humano otras, cruel otras, empático en el conjunto, hace que al final comprendas sus acciones y a pesar de su dureza las compartas.
El director Luc Besson firma un thriller, entretenido, a veces desgarrador y otras muchas emocionante.
Dice Besson: "Espero que los espectadores puedan hacerse idea por ellos mismos del sufrimiento que pasó Dogman y de la justicia de su final."
Hay que verla y después reflexionar.

Garland y Mendoza nos introducen en un episodio de la guerra, que nos hacen sentir el sonido, el polvo, el horror y casi el olor de la lucha. Nos imponen unas imágenes inmersivas e hiperrealistas, que harán las delicias de los aficionados a los films de guerra.
Los actores, todos, dan la impresión de ser especialistas en este tipo de acción y por tanto ayudan, y mucho, a hacer verosímiles las imágenes.
No existe guion como tal, la acción se encuadra en el episodio de la guerra que se pretende mostrar. No existen diálogos fuera de los propios de la acción de guerra.
Le encantará a los aficionados a películas de guerra y no deberían ir las personas que quieren ver una película con su trama y desenlace, WARFARE es más bien un documental.

Pat Boonnitipat nos propone una historia actual, donde las relaciones familiares también aparecen monetizadas. Algún crítico apunta que esta película solo se sostiene por el exotismo de ser tailandesa, y estoy de acuerdo, pero asusta comprobar lo que se parecería si fuese europea o americana. Posiblemente para peor, ya que mostraría esta situación familiar con resultados totalmente inhumanos.
Los actores, no aportan gran cosa al drama, pero se integran en la forma habitual que tenemos de ver el cine del sudeste asiático.
El desenlace aún siendo previsible, alegra un poco la historia.
No es necesaria.

Pablo Larraín nos presenta una película supongo biográfica, de la cantante de ópera María Callas. En estas dos horas de metraje, nos cuenta una serie de sucesos, a veces simplemente anécdotas, casi siempre dulcificados, pero que a mi entender justifican el título de mi crítica.
Por supuesto de la película se salvan las incursiones en la música, que son magníficas, pero lo demás es un trampantojo detrás de otro que no muestran la verdadera personalidad de La Callas, sino de una mujer dolorida y desorientada por las decisiones que ha tomado en su vida. Digo bien, que ha tomado, no que su vida le ha hecho tomar, como nos lleva el director a pensar: ¡Pobre mujer!.
Angelina Jolie, interpreta el papel de un modo excelente.
Por cierto Larraín, utiliza las figuras de Marilyn Monroe y del presidente Kennedy de una forma totalmente publicista, aprovechando su tirón popular, sin que influyan para nada en el diseño del personaje y comportamiento de La Callas.
Bastante prescindible.