Una joven universitaria, que está a punto de presentar su doctorado, tiene como amigo de la infancia a un chico que sufre delirios y tiene un miedo atroz a la oscuridad. Ambos sufrieron este tipo de pesadillas cuando eran unos niños. Pero Julia ahora que ha llegado a la edad adulta los había olvidado por completo. El ver sombras acechándote en la oscuridad, un cuento de niños para algunos, es la peor pesadilla para este perturbado joven, amigo de Julia. ¿Será verdad que algo se oculta en la oscuridad o todo es producto de la imaginación? Poco a poco nuestra protagonista descubre que existen otras personas con las mismas secuelas. Y que no puede seguir ignorando lo que ocurre.
La película tiene similitudes con otra cinta, En la oscuridad. En ambas se explota ese miedo primario y muchas veces irracional que nos genera la oscuridad. No solo como origen de perturbadoras sensaciones, sino como un lugar en el cual estamos expuestos a una auténtica amenaza. Donde las sombras nos acechan y nuestra seguridad depende de la cantidad de luz que nos rodea. Su director sigue de una manera correcta y diligente, la no escrita guía de las películas de terror. Pues utiliza todas las herramientas a su alcance para asustarnos. Consiguiendo construir un ambiente de desasosiego con sombras que se mueven, rápidos movimientos de cámara y mi preferido, los sonidos inexplicables, supuestamente hechos por estos seres, que se escuchan cada vez que acechan a alguien. Además tiene a su favor que todo funciona, que crea suspense haciéndonos meditar y que no se hace pesado o repetitivo. La ambientación es buena y no empeorará durante la cinta.
Parece que los protagonistas, aun preocupados por la oscuridad, tienen predilección por los lugares sombríos. Esto, junto a algunas forzadas decisiones de Julia para poder construir la historia, son los más llamativos desaciertos visibles. Los personajes se sienten acosados en la oscuridad, sería lógico buscar la compañía de alguien para evitar estar solo, pero prefieren seguir con sus vidas. La película no tiene ninguna escena donde la sangre corra sin control, estamos frente a terror psicológico y aquí es más importante el hacer temer al espectador que va a pasar en los siguientes minutos, que no utilizar escenas de asesinos descargando un hacha sobre la cabeza de algún despistado adolescente.
La principal protagonista es Julia, encarnada por Laura Regan, tiene el suficiente carisma para convencer con su actuación. Los demás actores hacen un trabajo aceptable, pero sin destacar. La verdad es que todos se benefician del suspense que pronto se instala en esta obra, haciendo más fácil su trabajo. Las criaturas de la oscuridad, ese personaje que casi no se deja ver, cubren su obligación de asustarnos, aunque la apariencia no sea tan amenazadora como podríamos esperar.
Tiene suficientes virtudes para verla, pero no es gracias a un guión complejo e inteligente, sino a un buen trabajo por parte de su director que la disfrutaremos.

Un agente de la DEA tiene un problema, y un preso con muy mala suerte puede ayudarle. Así que lo arregla todo para sacarle de la prisión donde está. Es un arreglo mutuo, deberá hacerse pasar por el gran Bobby Z. Leyenda entre los surferos, muy conocido entre los traficantes de droga, y que no se sabe porqué razón ha desaparecido.
Esta película, pensada para la gran pantalla, no tuvo un lanzamiento en los cines, sino que se llevó directamente al mercado del vídeo para tratar de rentabilizar en lo que se pudiera lo invertido. La razón no fue otra que ser un producto fallido y no contar con nada para atraer en masa a la gente a ver la película en pantalla grande, ni siquiera por los actores. Es la típica película de acción con argumento discutible que una vez vista olvidas, puro relleno para la programación de alguna velada nocturna aburrida. La película no llega a ser mala, como mucho un poco decepcionante, si no sabes a lo que vas. Si ves el bagaje del director y de los guionistas, que no es precisamente brillante, ya te haces una idea del producto que obtendrás.
Es una lástima el resultado porque está adaptada de un libro donde se pone el acento más en la intriga, y sin embargo aquí todos los cuidados y mimos se los lleva la acción. Convirtiendo una buena idea en una historia mediocre con pasajes donde se olvida la coherencia de los hechos para sacar a relucir los más baratos instintos con acción indiscriminada y sin sentido. Un parche fácil para hacer la película más atractiva, cuando la vertiente inteligente falla, o directamente una manera de no arriesgar y obtener una cinta de consumo rápido. Al final de todo, la película consigue su objetivo y las persecuciones, los intercambios de disparos, las explosiones y las peleas consiguen entretener. No dejan que te aburras, pero no elevan a la película por encima de la media. No encontrarás nada nuevo en este trillado campo, la acción, que justifique verla. Lo único destacable en este aspecto es lo bien coreografiadas que están las peleas y basta.
Los personajes que puedes encontrar son prácticamente los mismo que en cualquier otra cinta de acción. Personajes coloridos para los malos, una chica misteriosa y un protagonista que aun proviniendo de la cárcel le acompaña ese halo a buenazo del que disfrutan en Hollywood. Paul Walker encaja en su papel cuando se circunscribe a temas relacionados con la acción, pero falla en algunos momentos donde se le pide ser gracioso. Como esto no ocurre demasiadas veces tampoco afecta a su interpretación que como mucho es aceptable. Olivia Wilde solo está para lucir cuerpo, con su bikini y sus modelitos caros. No se puede decir demasiado de su trabajo porque no le dan la oportunidad. Prácticamente se puede decir lo mismo de su compañero de reparto Laurence Fishburne. Es imposible decir nada bueno o malo de su trabajo porque apenas está en pantalla.
Vale para pasar el rato y poco más.

Desafortunada cinta con gran cantidad de sangre, en realidad muchísima. Incontable número de vísceras y órganos adornando la ropa y los suelos de este hospital diabólico. Y un grupo de personas con un gusto por descuartizar y experimentar con gente viva que pocas veces habrás visto antes. Una cosa que me sorprende es el nombre, que si bien evoca el abrir las entrañas a una persona, no parece encajar en una cinta donde a todos las personas a las que ves trocear están perfectamente vivas. Probablemente sea porque no existe ninguna palabra para definir claramente lo que ocurre aquí.
El director tenía claro lo que buscaba. Conseguir una enfermiza película con tantas escenas sacadas de tono, tantas mutilaciones y otros tipos de actos grotescos, que fuera difícil superarla. En realidad lo consigue, pues los fragmentos donde ves a estos dementes juguetear con sus presas es detallado, claro e incómodo. Tal vez estés acostumbrado a ver gore, pero esta vez no tiene nada que ver con un bicho reventando por la acción fantástica de una escopeta recortada. Esta vez tiene mucho más que ver con un niño arrancándole las alas a una mosca, pero en vez de inofensivos insectos probado con personas. En general la impresión que tenemos al verlo todo según las pobres cobayas que son los jóvenes es de una crueldad inenarrable. Si bien esto parece que complacerá a los aficionados del género, es una realidad vista muchas veces antes, que una película no puede sostenerse solo a base de impactos visuales, si no hay detrás a un director que sepa dotarla de interés, que le de un ritmo firme. No es lo que tenemos aquí. Encontramos muchas idas y venidas de la protagonista por la misma escalera y los mismos pasillos, haciendo poco o nada interesante. Creo que enseñan cada rincón del complejo, y todo para no verla llegar a ningún sitio, solo a la siguiente cámara de los horrores. Claramente esta cinta adolece de buena planificación entre las escenas repulsivas. Estas, no son del todo malas, pero lo visto entre ellas es lento, monótono y aburrido hasta producir dolor en los ojos.
La interpretación es desigual, no esperas nada de los jóvenes actores implicados y tampoco lo obtienes fuera de interpretaciones planas y poco creíbles. A los veteranos se les ve curtidos y salen mejor parados de este envite, pero no gracias al material con el que cuentan. El director obvia la casi obligatoria retrospección de la vida de estos muchachos, volcándose en el sufrimiento recibido, pero provocando con ello que no nos interesemos demasiado por su suerte. El desaprovechar miserablemente a Robert Patrick, que si bien no es un actor de renombre tiene cierta calidad, con tan poco tiempo en pantalla y centrarse en estos actores noveles también muestra lo mal planificada que está la cinta. Este actor era un baluarte y explicar mejor su locura hubiera ayudado a mejorar la profundidad de su personaje y así la película.

Una familia numerosa americana se traslada a una ciudad inglesa, trayendo consigo a sus hijos. Entre ellos está Will Stanton, al cual le ocurren extraños sucesos según se acerca su cumpleaños. Parece que se aproxima el fin del mundo, según crece un poder perverso y destructivo que conoceremos como la oscuridad y que de alguna manera es el propio Will el que debe evitarlo. No estará solo en esta aventura y tendrá con él un pintoresco grupo de guerreros que le guiarán en tan difícil tarea.
Esta película es la adaptación de una serie de libros escritos por Susan Cooper, que son anteriores a la saga de Harry Potter. Claramente, viendo el éxito que tuvo esa franquicia, se han puesto en marcha otras producciones del estilo, como la de Narnia. Por desgracia, la suerte no estaba de parte de esta cinta y el resultado es algo flojo, siendo nada más que una adaptación menor de un buen libro.
La historia empieza bien, tiene suficiente gancho como para esperar un gran éxito, pero naufraga con un guión penoso y unos diálogos tan poco afortunados. Todo se orienta alrededor de un chico de 14 años, que debe batallar para conseguir reunir unos artefactos. La búsqueda resulta bastante forzada, poco imaginativa y los sucesos tan aleatorios que parecen más el resultado de un tropiezo del protagonista que de un interés en encontrar alguna cosa. A nuestro héroe le falta madurar, pues no parece que lo consiga ni al final de la película y le sobran esas dudas de porqué él. No cree en sí mismo en ningún momento, no para de custionarse su cometido y así transmite esa inquietud al espectador. Sustituir la base sobre la que se fundamenta la historia en el libro, para simplificarla en la pantalla con un crío buscando algo, que solo se aprovecha para mostrarnos unos decentes efectos por ordenador y algunas escenas de acción con ninguna relación en la historia principal fue un grave error.
El director, David L. Cunningham no ha tenido suerte con esta película, pues aunque sea el responsable de entregar un producto sin alma, y de consumo rápido, tiene unas pocas escenas que se pueden considerar hasta buenas. No parece que le falte presupuesto al producto, sencillamente el director tiene una dificultad en desarrollar la historia cargándola de coherencia según avanza.
El papel principal recae en Alexander Ludwig el cual solo es capaz de ofrecer una interpretación pasable, ni bien ni mal. Resulta bastante soso durante la película, añadiendo más lastre a la misma. Como malvado tenemos a Christopher Eccleston, que nunca termina de parecer tan desalmado y cruel como lo pintan. El resto de personajes, incluido el de Merriman que pienso debería ser más importante, tienen muy poco tiempo en pantalla para hacer algo más que recitar sus diálogos.
La historia trata de ser una emocionante aventura orientada a adolescentes, pero que si no fuera por un par de escenas violentas de lucha, pasaría como una cinta Disney fallida para niños.

Elle ataca de nuevo. Mientras Elle se prepara para su boda, se da cuenta que no conoce a los padres de su mascota. Así que hace todo lo posible para encontrarlos, descubriendo el triste destino de muchos animales. Ser usados para realizar investigaciones de todo tipo. Esto convence a Elle, que debe luchar en Washington D.C. dando voz a estos seres incapaces de defenderse por sí mismos.
Secuela de una pasable película, que funcionó sobre todo porque tenía una actriz que supo dar a su personaje esa energía apisonadora, mezclada con candidez, de manera que nada se le resistía. Lástima que esta vez la fórmula no funciona. La cinta provoca en la mayoría de las ocasiones una vergüenza ajena a quien la ve. Suerte que no dura mucho.
Lo que no se puede entender, es como retratan a Elle como la misma, inocente alma que llegó a Harvard. A que es debida esa involución en su personaje a la pija que era antes. Eso nadie lo explica, tal vez pensaron que sería divertido. Desgraciadamente no resulta divertido repetir exactamente la misma fórmula que agradó en la primera. Así no van a conseguir en esta segunda parte el parecer novedosa y fresca. Además, el guión está plagado de sin sentidos. Pierdes muy pronto el norte y nada tiene ni pies ni cabeza. Para que nuestra rubia con traje rosa consiga lo que quiere no dejan de darse casualidades, que si bien en pequeñas dosis no molestan, se convierten en el único recurso de los guionistas incapaces de encontrar una plausible manera de hacer avanzar la historia. Es una lástima, pero hubiera sido mucho más interesante ver a una auténtica graduada en Harvard, con los conocimientos en leyes a su alcance y con el aspecto de una Barbie luchando contra la burocracia y las oscuras formas de hacer política de Washington D.C. a simplemente una Barbie encontrándose el trabajo hecho por una casualidad.
Mal le ha sentado a la franquicia el cambio de director. Pues con el humor tan bajo y grotesco que mantiene la producción la línea entre lo gracioso y lo vergonzoso es muy fina. Charles Herman-Wurmfeld no tiene la mano suficiente para hilar una historia divertida como lo hizo su predecesor. Esto se ve cuando en algunas escenas, los personajes cambian radicamente de humor y comportamiento de la forma más irreal posible.
El trabajo los actores deja bastante que desear. Notable es entre aquellos que se reciclan de la primera, y que ahora más que interpretar, sobre interpretan su personaje. Es como si supieran que es su única oportunidad de brillar y lo intentaran con tantas ganas que resultan ridículos. Reese Witherspoon está tan bien como se puede estar con el material que le dan.
Si no te cansaste de los chistes sobre rubias tontas, es más llevadera, pero si esperas algo más, pierdes el tiempo.